Verónica Monsonís (*)
Normas básicas de seguridad.
El bienestar de un hijo es la principal preocupación de sus padres. Por este motivo, hay que cerciorarse de que los juguetes que se regalan en Navidad, y durante el resto del año, no encierran ningún peligro.
Lo primero es revisar la etiqueta del producto. En ella debe aparecer la marca de la Comunidad Europea así como el nombre del juguete y sus instrucciones de uso. Además, ha de constar la dirección del fabricante y la razón social.
Si se compran peluches o muñecos hay que asegurarse de que no son tóxicos y son lo suficientemente grandes como para que un niño no se los trague. Además, es bueno comprobar que los ojos o cualquier pequeña pieza, no se desprenden pues estas piececitas asfixiarían a un bebé.
En el caso de juguetes eléctricos es imprescindible conocer su potencia máxima, su consumo energético y el tiempo de carga de las baterías. Por otro lado, este tipo de artículos ha de contar con un enchufe de seguridad.
Un regalo barato y asequible.
La calidad de un juego no tiene por que estar reñida con un buen precio. Existen algunas opciones a la hora de comprar juguetes en Navidad que pueden suponer un pequeño alivio a la economía familiar.
La primera y más socorrida es navegar por Internet. De esta forma los padres pueden hacerse una idea de dónde hallar más barato el juguete que quiere su hijo sin renunciar a las garantías de un buen fabricante.
Otra posibilidad es hacer un regalo que pueda disfrutar toda la familia. Un juego de mesa, por ejemplo, permite pasar muy buenos ratos a padres e hijos y es una excelente manera de que un niño aprenda riendo.
Por último, no hay que olvidar el encanto de un presente artesanal. Obsequiar a los más pequeños con unas marionetas caseras, coserles un disfraz o grabarles un CD con sus canciones favoritas no cuesta mucho y les arrancará una sonrisa.
En Navidad, comprar muñecos que ayuden a los niños a desarrollarse a la vez que los divierten es muy importante. Ante la multitud de ofertas que lanzan los comercios sólo cabe precaución y no olvidar que hay un juego para cada edad y unas normas de seguridad que los fabricantes de juguetes han de cumplir.
(*) Psicóloga. Master en Psicología Clínica.