Consejos para evitar el dolor lumbar en las embarazadas

  24/08/2012

??Dr. MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)

Mantener una adecuada postura durante el embarazo, realizar una dieta saludable y utilizar fajas antes y después del parto previene la aparición del dolor lumbar que sufren alrededor del 50 % de las mujeres embarazadas.
 La aparición de esta patología puede ser leve, moderada o severa aunque, la mitad de las mujeres reconoce tener este dolor de manera moderada y el 25 % de forma severa. Además, la localización de estas dolencias puede ser sólo en la zona sacra o pueden ocupar un mayor espacio llegando, incluso, a las piernas.
 Por este motivo, desde la primera consulta los profesionales aconsejamos a las mujeres que adopten posturas corporales sanas por ser uno de los mejores métodos para evitar estas dolencias. En concreto, es recomendable que cuando estén tumbadas coloquen un rodillo de toalla por debajo de las rodillas y que, especialmente en el último trimestre, duerman con la cabeza levantada.
 En el caso en el que la mujer duerma de lado, destacamos la importancia que tiene que lo hagan con las piernas flexionadas. Esta flexión junto con la ayuda de los brazos es también aconsejable en el momento de levantarse -aunque se esté en ese momento boca arriba-, al igual que cuando se agachan a coger algo de peso donde, además, tienen que mantener la espalda recta.
 En cuanto a la comida, las embarazadas deben de mantener una dieta sana y rica tanto para el futuro bebé como para sus molestias. Otra de las técnicas para evitar que se produzcan los dolores lumbares es el uso de fajas específicas entre las 25 y las 36 semanas normalmente. Asimismo, poner calor durante un máximo de 10 minutos alivia las molestias de las zonas contracturadas por el aumento del peso y se puede aplicar a través de unas bolsas calientes que se incorporan a la faja o con unos parches colocados en la zona del dolor.
 Una vez que la mujer ha dado a luz suele seguir padeciendo dolores y estar afectada tanto “física como emocionalmente” debido a los cambios que experimenta en su cuerpo y en su forma de vida. Concretamente, a nivel físico existe una sensación de vacío debido a que toda la musculatura se ha distendido por lo que es recomendable el uso de una faja para sujetar dichas estructuras. No es para la recuperación sino para la mejora de los síntomas de vacío y porque ayuda a evitar la sensación que tiene la mujer de tener un útero muy abultado, la faja suele estar recomendada a los dos o tres días del parto y, especialmente, para aquellas mujeres que se han sometido a una cesárea o que han ganado “más peso de la cuenta”.
 Respecto a la lactancia, en muchas ocasiones el pecho se inflama y dificulta la salida de la leche. Por ello, es aconsejable el uso de calor previo a la toma y, posteriormente, de frío para desinflamar la mama. En situaciones como la mastitis, que es un acumulo de leche que genera una inflamación y a veces una infección, se aconseja poner un poco de calor previo a que el bebé esté mamando y, cuando ya haya terminado de mamar, se debe poner frío para bajar ese hinchazón.

(*) Especialista en Obstetricida y Ginecología.

 

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