Cuentos para detener el tiempo
Una editora afincada en el Verger se lanza a divulgar entre los niños el valor de los libros con Simplemente Olivia, su primer título
Mireia Bazu: “Para salvar el Planeta necesitamos urgentemente más empatía y contacto humano”
LLUÍS PONS
Existe todavía en alguna parte de la playa de les Deveses cierto rincón, cobijado entre ruinas de espigones, donde se producen encuentros muy familiares, sobre un escenario de arena y playa tranquila que conserva aún toda la esencia del Mediterráneo. Lejos de la sobresaturación del verano que acusan otras playas más conocidas y próximas a Dénia. Es en ese entorno donde Mireia Bazu, afincada en el Verger, ha encontrado su espacio para desarrollar su proyecto editorial de cuentos infantiles. Una propuesta tan atrevida como arriesgada, en tiempos donde el papel sucumbe frente al embate de las pantallas digitales que viene atrapando desde ya hace décadas a los humanos a un ritmo de vida frenético, en ciertos casos insostenible.
Precisamente ese es su primer objetivo: frenar el tiempo. Cambiar el actual ritmo de vida y regresar a la lentitud, a los vínculos sociales y a las relaciones humanas que nos han robado las tecnologías. Es, para Bazu, una cuestión de supervivencia: “para salvar el Planeta necesitamos urgentemente más empatía y contacto humano”.
Primero lo experimentó en sus propias carnes. Tras desarrollar una carrera profesional “muy versátil” en el mundo del cine y del arte -Bazu es ADE&MBA especializada en marketing y desarrollo de proyectos audiovisuales-, su vida cambió de rumbo al sentir la llamada de la maternidad. “Comencé a transitar un nuevo camino personal y profesional centrado en la criada consciente, la educación respetuosa y un estilo de vida natural y sostenible que comparto a través de mi consultoría de crianza y educación, mis libros y mi día a día”. Toda una declaración de intenciones que postula a través de su sitio web.
SIMPLEMENTE OLIVIA
Fue hace ocho años cuando nació su hijo Kai -nombre de origen hawaiano que significa mar, u océano-, que dio sus primeros pasos junto a la perrita Olivia, con la que completaban el núcleo familiar. Ambos constituyeron la fuente de inspiración para el primer título de la editorial, Simplemente Olivia, que se empezó a gestar cuando su hijo contaba apenas dos años, y que verá la luz en octubre. En este primer lanzamiento cuenta con la aportación de la diseñadora gráfica Marjoris Pirela, que se ocupa de las ilustraciones. Vendrán otros, avanza la editora, en la que también colaborarán otras ilustradoras mujeres. El cuento se publicará en castellano, inglés, catalán y también en valenciano.
Simplemente Olivia es una obra que habla sobre el amor y la belleza de un mundo libre de etiquetas y prejuicios, “donde cada uno es como es, con toda la complejidad que conlleva cada personalidad”. La obra, que conducen Kai y Olivia, una “chiuaua muy camaleónica”, ofrece diversas “lecturas e interpretaciones”. Además, algunas de las ilustraciones se inspiran en los primeros trazos con los que Kai decoró su habitación.
UN MAR DE SABIDURIA
Para Bazu, los niños y los animales, junto con la naturaleza, constituyen una amalgama de sabiduría que la inspiran en su vida y obra. De ahi que haya bautizado la editorial con el nombre de Mar de Sauces, en homenaje al Sauce, especie arbórea que algunas comunidades indígenes americanas, como los navajos, idolatran y consideran como el árbol de la sabiduría.
AMOR A LOS LIBROS
Según aclara Mireia Bazu, el proyecto editorial nace por su pasión y amor hacia los libros. “El amor hacia los libros es algo que se comparte; yo lo compartía con mi hijo y mis perritos desde que quedé embarazada”.
Es consciente de las dificultades que atraviesa el sector de la lectura sobre el papel. “Es importante apostar por lo que uno cree y que uno vive día a día”, afirma con convencimiento. “Necesitamos urgentemente redescubrir el valor de los libros como instrumentos multisensoriales que crean vínculos emocionales para compartir con las personas que están junto a ti”. “Para mi supone aportar un grano de arena para un mundo más respetable entre niños y animales”, aclara la editora que colabora en otras causas benéficas como protectoras de animales.
Su faceta editorial se complementa con talleres para fomentar la lectura y el contacto humano, la empatía y los valores. Una válvula de escape del mundo superficial en el que nos sentimos muchas veces atrapado. “Hay muchos problemas relacionados con ese mundo artificial”, advierte la editora.
Mireia Bazu es nacida en Barcelona aunque se instaló de joven en San Juan (Alicante). Desde allí conoció la comarca de la Marina Alta, de la que se enamoró, y donde ha venido a residir en el Verger hace un par de años en busca de una vida “más slow”, y para que su hijo pueda crecer en un entorno con más naturaleza. Su lado trotamundos la ha llevado a vivir en países como Argentina, Chile y Suiza. Cuando regresó de este último destino notó que había estado necesitando el Mediterráneo. “Su azul y su sol son incomparables”.
Y con todos estos elementos ha ido configurando su propio mundo, en el que ahora da rienda suelta a aquellos cuentos e historias que de pequeña le llenaban la cabeza, y que parecían como sueños. Sueños que ahora despiertan a la realidad.