Descobrint el castell: Un jardín que despierta

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  28/03/2021

 

Subir a la terraza del Palacio del Gobernador del Castell de Dénia, y dejar perder la vista es una magnífica experiencia que nos permite reencontrarnos con dos de los tres elementos más estimados de la ciudad: el mar y el Montgó. El tercero es el lugar donde estamos. Allí, en la parte más alta del castillo, estuvieron las dependencias que ocuparon el rey Felipe III y la reina Margarita de Austria durante su estancia de un mes en Dénia con motivo de la celebración de su casamiento. Desde ese lugar privilegiado, hoy convertido en una espectacular terraza-mirador, se aprecia también el Verger Alto, un espacio abandonado durante muchos años y colonizado por los pinos que recientemente se ha recuperado. Ahora, como la natura cuando llega la primavera, el efímero jardín real -concebido para una tercer visita del rey que nunca se produjo- despierta de un largo letargo. Abrimos una ventana al jardín y dejémonos envolver por una imagen insólita desde hace décadas: el sol ha vuelto al vergeret y con él, entre otras plantas silvestres, las hierbas roqueras, las primeras amapolas, los llicsons y las esbeltas varillas de Sant Josep que conviven con un poderoso manto de malvas.

Desde las ventanas del Palacio del Gobernador, el matrimonio real vería el baluarte y el mar. El año 1599, cuando se casaron Felipe III y Margarita de Austria en València, el Verger Alto era un baluarte del siglo XVI con piezas de artillería que había quedado obsoleto 50 años después de su construcción. Pocos años después de su visita, en 1604, el rey volvería a la ciudad por la fundación del Convento de las Agustinas. Estaba previsto que entre los año 1617 y 1619 se produira una tercera visita, en esta ocasión aprovechando la celebración de Corts Generals en València. Las Cortes no se celebraron y el rey no volvió, pero sí que dejó su impronta y se realizaron una serie de obras con cargo al Tesoro Real. Son, como recuerda el arqueólogo municipal, Josep A. Gisbert, un nuevo puente para el desembarco al puerto, las cocheras reales en la Calle Pont, un pasillo recubierto de madera que comunicaba el castillo con el puerto, la escala monumental de acceso al Palacio del Gobernador desde la fachada sur y la mejora de las moradas reales, así como la creación de un jardín en la zona que ahora conozcamos cómo El Verger Alto. Gracias al trabajo de investigación y documentación realizado por Ángel Campos-Perales se conocen algunos detalles de las obras realizadas, que fueron financiadas por el monarca y por el Duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval, mano derecha del monarca y Marqués de Dénia.

Las obras se realizaron entre los años 1613 y 1618. El jardín ocupaba una parte importante de la zona que fue recientemente excavada y recuperada. Estaría formado por cuatro anchas terrazas con especies botánicas seleccionadas, con muros de separación y contención y con un sistema de evacuación de aguas. Por la documentación estudiada, se conocen las especies que se plantarían y cultivarían, su lugar de procedencia, como se trasladaron y el “cronograma delirante” de la emprendida. El jardín tenía que estar a punto para la visita de Felipe III.

Con la intención que no faltara ningún detalle, y a imagen de los jardines más respetados, se contó con la participación del jardinero del Palacio Real de València, Juan Salvador Nàjer, que llegaría a Dénia el mes de abril de 1617 para tener cura de la plantación. Ese mismo mes de abril se llevaron murteres y otras plantas de la montaña en el castillo. En el mes siguiente, desde València, llegaron otros ejemplares, entre los cuales figuraban un buen número de cítricos. Era importando también en aquellos años la tarea de los jardineros especializados, los tocadores de huertos. Eran expertos en el tratamiento de las cañas, con las cuales hacían paredes, laberintos, vallas y estructuras para las trepadores, “capaces de crear un paraíso efímero a partir del verde”, cuenta Gisbert. 

El arqueólogo municipal asegura que se dispone de información suficiente para trabajar con un proyecto de jardín multidisciplinar. El trabajo continuaría ahora profundizando en el conocimiento del jardín del Palacio Real de València, que se tomó como referencia. 

Qué fue del jardín real? La zona del Baluaard y El Verger Alto había quedado en el olvido total en los últimos 100 anos. Me la década de los 70 del siglo pasado, la caída de un muro sobre El Verger Bajo provocó que todo el frente del baluarte del mar se derrocara. Durante el proceso de restauración, se reconstruye el muro del frente creando un tipo de terraza pero no el baluarte. Antes, en los años 50, se habían plantado una serie de pinos en esa zoona. La veintena que quedaban impedían el paso del sol, creando una cubierta vegetal espesa que no dejaba crecer las plantas silvestres.

Al eliminar los pinos con las obras de restauración que finalizaron a las postrimerías del 2020, El Verger Alto ha dejado de tener una cobertura vegetal y, por primera vez, está asoleado. Con el estallido de la primavera, ver la nueva imagen, llena de verde y de vida, no deja de sorprender. Cerrado todavía a las visitas, para ver qué era la respuesta de la vegetación, hace falta ahora evaluar qué plantas podrían formar parte del futuro jardín, apostando por especies botánicas de nuestro territorio y que tengan unas mínimas necesidades de irrigación. Sería deseable, siempre que se puguera aclimatar, apunta Josep A. Gisbert, poder formar una pradera de acanto similar a la que hay en la Devesa del Gobernador. El acanto, indica, es una especie muy empleada en los jardines, florece en verano y es una planta mítica en la decoración de las arquitecturas clásicas.

Mientras recupera su esplendor silvestre y salvaje, el jardín del Verger Alto continúa en descanso.

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