Diagnostico: sedentarismo

  09/11/2012

??INÉS ROIG (*)

Uno podría pensar que los afectados son personas inactivas, obesas o dependientes que se pasan el día en casa sin hacer nada. Pero no es cierto. Muchos sedentarios se tienen a si mismos por personas activas, que no paran en todo el día atendiendo sus obligaciones laborales, familiares, domesticas... Otra cosa es que ese no parar suponga una actividad física efectiva, pues son muchas las personas que hacen todos sus desplazamientos en coche, trabajan sentados y en su tiempo de ocio se relajan viendo la televisión, leyendo o jugando con el ordenador. Por eso, conviene preguntarse cuando fue la última vez que salió a caminar, a montar en bici, a nadar o a bailar.
 Los estilos de vida sedentarios constituyen el segundo factor de riesgo más importante de una salud deteriorada, después del tabaquismo, y duplican el riesgo de varias patologías, como enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad, además de aumentar la posibilidad de sufrir osteoporosis e hipertensión entre otros.
 La inactividad física aumenta el riesgo de enfermar y crea un círculo vicioso por el que el sedentario tiene poca capacidad de esfuerzo físico, tiende a un estado de ánimo bajo y tiene mucha probabilidad de acabar siendo obeso y, por ello, aún más sedentario, la actividad física promueve un círculo virtuoso porque mejora el estado físico general pero también el ánimo, la percepción de salud y bienestar y hace que la persona se sienta capaz de hacer más cosas.
 El ejercicio físico hace que se liberen endorfinas, que nos animan, así que las personas que lo practican tienen menos riesgo de padecer ansiedad y depresión.
 ¿Cuándo se considera que alguien está apoltronado?¿Cuanta actividad hay que realizar para que no lo etiqueten a uno como inactivo?. Una definición sencilla y práctica es considerar que una persona es sedentaria cuando realiza menos de treinta minutos diarios de ejercicio al menos tres veces por semana.
 ¿Y que recetan los médicos a los sedentarios? Que vayan a pasear por alguna de las rutas saludables que haya en su localidad, que participen en alguna actividad que se organicen en las ciudades, o que incorpore actividad física en su rutina diaria y vaya a comprar caminando, se baje del autobús una parada antes de llegar a su destino, suba escaleras y así hasta acumular 30 minutos de actividad física diaria moderada.
 Caminar, nadar, correr e incluso bailar son las tareas más sencillas y accesibles para cualquier persona y se aconseja a los sedentarios que quieran dejar de serlo que empiecen por alguna de ellas antes que apuntarse a un gimnasio. Es interesante realizar ejercicio al aire libre para recibir radiación solar directa, que eleva los niveles de vitamina D y levanta el ánimo. Lo importante es que el ejercicio que se realice sea aeróbico (es decir, que oxigene la sangre, movilice la grasa para convertirla en energía y conlleve el movimiento de las piernas) y se realice de una manera continuada, de al menos 30 minutos entre tres y cinco veces a la semana.
 No es tan importante la actividad que se haga como incorporar el ejercicio físico a la vida diaria de forma regular. Al principio hay que hacerlo de forma gradual; uno puede empezar a caminar a paso moderado 15 minutos la primera semana y a partir de ahí aumentar hasta los 30 minutos, y luego poco a poco hasta llegar a una hora o lo que el cuerpo permita, e ir intercalando pequeñas carreras lentas para aumentar la intensidad y generar un mayor beneficio.

(*) Farmacéutica

 

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