El 14 de febrero se celebra el día de los Enamorados y también el de la Salud Sexual

El 14 de febrero se celebra el día de los Enamorados y también el de la Salud Sexual
  13/02/2022

El juego de equilibrio entre cuerpo, mente y emociones

“Has de vivir la sexualidad sanamente, siendo quien eres, respetándote a ti mismo y a los demás”

“La ansiedad por no poder seguir unos patrones o que haya tensión por no poder cumplir unos objetivos es de lo que más afecta a una buena salud sexual”

 

El calendario nos invita esta semana a hablar de salud sexual. El 14 de febrero, San Valentín, es el Día de los Enamorados. No hace falta que lo recordemos en estas páginas porque ya se encargan de hacerlo las campañas comerciales que nos bombardean por todas partes. Pocos saben que en esa misma fecha se celebra desde 2003 el Día Europeo de la Salud Sexual. La OMS la define como “un estado de bienestar físico, mental y social” en relación con la sexualidad que no tiene precisamente que estar asociado a la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. La sexualidad forma parte de nosotros, pero posiblemente no nos hayamos preguntado nunca si gozamos de una salud sexual plena.

¿Cómo saber si nuestra salud sexual es buena? “Simple y llanamente poque estás satisfecho o satisfecha en este aspecto”, responde la sexóloga Mayte Ahuir. Aunque claro, no a todo el mundo le satisfacen las mismas cosas ni lo que para unos es un problema lo es necesariamente para otros. Porque la sexualidad, como ella dice, “es parte integral de la personalidad y se ha de entender como tal, y así como la personalidad va construyéndose día a día, la sexualidad también”. Tener una buena salud sexual requiere un equilibrio entre cuerpo, mente y emociones.

            Para ser sexualmente felices, muchas veces deberemos enfrentarnos a creencias y tabúes que nos impiden disfrutar del sexo y nos crean miedos y ansiedad. Y no hay peores enemigos para tener una relación sexual placentera. “La ansiedad por no poder seguir unos patrones o que haya tensión por no poder cumplir unos objetivos es de lo que más afecta a una buena salud sexual”, señala.

Las enfermedades y las diversidades funcionales no han de ser un obstáculo para nuestra salud sexual. Puede ocurrir, por ejemplo, que haya problemas de erección en los hombres o trastornos en la excitación de las mujeres derivados a veces de enfermedades, accidentes o ser efectos secundarios de la medicación. En estos casos “se puede disfrutar igualmente o incluso tener una vida sexual más plena que antes y que nos abre otras posibilidades de disfrute de sensaciones erógenas en otras partes del cuerpo”, asegura Ahuir. La reeducación sexual en muchos casos nos abre muchas puertas para conocernos y poder disfrutar más ampliamente. “La sexualidad”, añade, “ está sobre todo en la mente, y en todo el cuerpo, no sólo en la zona genital” .

El tener información, conocer nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestros pensamientos al respecto hace que tengamos una sexualidad más ampliada y variada.

            Nos enfrentamos a una cultura muy genitalizada, la nuestra, donde tienen también mucho peso otras creencias y pensamientos que solemos dar como verdades absolutas. Explica la sexóloga que esas creencias condicionan en gran medida la manera en que vivimos nuestra sexualidad y pueden ser limitantes “hasta el punto de hacer que una persona esté perdiendo la oportunidad de ser feliz y compartir la felicidad con otra persona”. Son por tanto el mayor condicionante de nuestra salud sexual “y nos pueden abocar a vivir nuestra sexualidad, por ejemplo, con culpa, exigencias y autoexigencias”, dice Mayte Ahuir, quien está convencida de que muchos de estos problemas se solucionarían con una buena educación sexual.

            El respeto al otro y la comunicación son fundamentales para vivir la sexualidad de forma satisfactoria -“ha de haber diálogo y se ha de tener en cuenta en todo momento a la otra persona además de a uno mismo”-. También es importante el autoconocimiento y la aceptación de la orientación sexual. “Hay gente que, a día de hoy, no se acepta tal y como es, vive con miedo a la agresión y el rechazo y no vive su sexualidad libremente”, señala. Su consejo es “vivir la sexualidad sanamente desde tu orientación sexual, sea la que sea, siendo quien eres”. 

            A la hora de deshacer tabúes, aclarar dudas, y acabar con miedos y falsas creencias juega un papel crucial la información. Ahora bien, ojo con internet y con las páginas que consultamos. Las redes, advierte la sexóloga, están llenas de bulos y crean muchos problemas, sobre todo en los jóvenes, “que no ayudan en nada a una sexualidad sana, de respeto y de tranquilidad”. “Hay que acudir a las páginas de confianza y consultar con profesionales, no todo vale”, apunta Ahuir.

            Ni que decir tiene cuál es el papel de los padres, “que han de tener una actitud abierta y hablar de sexo con sus hijos sin miedos, sin vergüenza, con normalidad, y no limitarse a darles un libro para que se lo lean o confiar en que en la escuela ya les hablarán de ello”. De hecho, en centros escolares se imparten programas de educación afectivo-sexual, aunque no hay que confiar todo el peso en ellos “porque son también los padres quienes han de transmitir esos valores”.

            El avance de la edad en la que se empiezan a tener relaciones sexuales y el acceso cada vez mayor a la pornografía son otros dos factores a tener en cuenta. Mayte Ahuir sostiene que las películas pornográficas de tan libre acceso “están haciendo mucho daño” por los modelos que dan a seguir, con hombres en el papel de machos insaciables y mujeres como objetos sexuales y roles pasivos “y absolutas mentiras sobre lo que es una relación sexual”. De ahí que los sexólogos como ella se encuentren en las consultas con jóvenes que tienen relaciones sexuales normales pero están convencidos de que son pobres porque no responden al patrón que han visto en las películas, háblese de gemidos, tamaños o duración del acto sexual, por ejemplo.

            Su consejo es que si hay dudas, del tipo que sean, o una persona se siente incómoda por cualquier razón, que se informe a través de libros o páginas de internet confiables o que acuda a un profesional.

Apuesta por la prevención, como en todos los aspectos de la salud, e insiste en “no dejar la salud sexual en segundo plano ni esperar a que, si hay algún problema, vaya a más ”, porque las consecuencias podrían ser más graves. “Acudir a un profesional de la sexología no es algo de que avergonzarse”, puntualiza.

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