El cáncer hoy en día ya no es sinónimo de muerte
Por Joaquín Cantó Soler
Hasta hace unos pocos años y, por qué no decirlo, también en la actualidad, con tan sólo nombrar o escuchar la palabra cáncer a cualquiera del común de los mortales se le ponía la “carne de gallina”, los pelos de punta o incluso y, si me lo permiten, llegaban a pensar con la inmediatez del rayo o la velocidad de la luz que había llegado ese momento inesperado en la vida en el que nadie desearía que llegase. Y que es, sin duda alguna, el tener que despedirse de sus seres más queridos para emprender ese indeseado viaje a través de las estrellas que pueblan la vía láctea de nuestro sistema solar y pasar a una vida quizás mejor que la vivida y añorada. En pocas palabras, el cáncer era sinónimo, sin temor a duda alguna de una muerte anunciada.
Todos los seres vivos somos susceptibles o estamos expuestos a padecer un cáncer en un momento determinado de cualquier etapa de la vida por el mero hecho de estar nuestro cuerpo constituido por células, pero con un crecimiento totalmente controlado. Dado que el cáncer no es ni más ni menos que un descontrol o crecimiento acelerado de las células de cualquier tipo celular que constituyen los tejidos y órganos en cualquier organismo vivo en un momento determinado de su ciclo vital por causas múltiples y diversas. Entre ellas una mutación puntual, concreta y localizada en el núcleo celular o también múltiple. Siempre y cuando se produzca una alteración del material genético que constituye y forma parte de una célula humana, animal o vegetal, se producen cambios inesperados que pueden llegar a conducir en el mejor de los casos en un tipo de tumor que puede ser benigno o en el peor y más temido de ellos. En un carcinoma o tumor maligno. De forma general las células humanas crecen, se multiplican o se dividen para formar nuevas células a medida que el cuerpo las necesita. Cuando estas células normales “envejecen” con el paso inexorable de los años o se dañan y los mecanismos de reparación no intervienen por múltiples y diversas causas. Muchas de estas células mueren y otras nuevas las reemplazan. Es lo que se conoce como división celular. Sin embargo, cuando una célula se multiplica de forma totalmente descontrolada y sin seguir un patrón determinado debido a una alteración del material genético o mutación puede originar un tumor y provocar irremediablemente un cáncer en la persona o animal que ha sufrido este lamentable acontecimiento. Existen diversos y múltiples tratamientos contra los diferentes tipos de cánceres:
Cirugía, Quimioterapia, Radioterapia, Inmunoterapia, Terapia hormonal, Trasplante de células madre o médula ósea, Terapia dirigida.
Recordarles que no es necesario y siempre desde mi punto de vista entrar con todo lujo de detalles a describir todos y cada uno de ellos. Dado que no soy oncólogo. No soy experto en la materia. Ni tampoco investigador en dicho campo o área de conocimiento. Se trata solamente de un modesto artículo de difusión científica que trata de dar unas “pinceladas” muy generales sobre aspectos de esta enfermedad, potencialmente mortal. En definitiva, se trata simplemente de intentar a toda costa tener mi mente ocupada, para que no se me oxiden las pocas neuronas que me quedan, entre otras cosas.
Este nuevo Shabbad (día de descanso semanal por excelencia de los creyentes del Judaísmo y que coincide precisamente con el día de la semana en que se publica el periódico) se lo quiero dedicar a todos/as los lectores/as de CANFALI MARINA ALTA.
A modo de introducción o precalentamiento les diré que existe una unión específica, fija y biunívoca entre un anticuerpo (proteína) determinado y un antígeno (sustancia extraña) concreto. Cada anticuerpo es capaz de unirse a un solo antígeno de forma específica. Formando un complejo Ac-Ag.
En la actualidad, existen tratamientos que se “aprovechan” de las defensas naturales de nuestro propio organismo para luchar y tratar de combatir el cáncer. La inmunoterapia es uno de ellos, qué duda cabe. Esta respuesta biológica actúa sobre los leucocitos, que son la primera línea de defensa de nuestro organismo contra los agentes patógenos que ocasionan los diferentes tipos de enfermedades desgraciadamente y que en ocasiones provocan la muerte por ser tremendamente letales e invictos (que no han sido vencidos nunca). La revista Science escogió la inmunoterapia oncológica como el hito más importante de 2013. Es bien cierto que la inmunoterapia. No es la piedra filosofal. Ni el elixir de la vida o la eterna juventud. Pero, no es menos cierto que la inmunoterapia revolucionara los tratamientos tradicionales de muchos tipos de tumores malignos. Se trata nada más. Ni nada menos que de estimular artificialmente los leucocitos de nuestro sistema inmunitario para lograr la máxima respuesta ante un “ataque” sorpresa del “enemigo” a combatir. No es tarea fácil, créanme. Así como, el diseño de nuevos fármacos a través de diferentes tipos de técnicas y métodos basados en la topología molecular la cual se fundamenta en la “Teoría de grafos” para tratar de poder diseñar múltiples y diversas estructuras moleculares con el objetivo de dirigir esos fármacos sintetizados artificialmente en los laboratorios con sus principios activos correspondientes hacia las dianas moleculares en pro de luchar y combatir diferentes tipos de cánceres que invaden el cuerpo humano de las personas desgraciadamente afectadas por esta enfermedad potencialmente letal. Todo ello, facilitara una mayor calidad de vida y en algunos casos erradicara la enfermedad del cuerpo de la persona que la padece desgraciadamente y salvara su vida que es el bien más preciado por encima de todo. En la actualidad y desde hace tiempo.
La Inmunoterapia es un campo en continua y constante efervescencia, ebullición y estudio por diversos centros, universidades, fundaciones e institutos de investigación en todo el mundo. En teoría cualquier tipo de cáncer puede ser tratado con técnicas de inmunoterapia, pero reitero mis palabras, sólo desde un punto de vista teórico, ya que en la práctica, esto resulta muy complejo y no es tarea fácil por parte de los facultativos y especialistas en Oncología. Los inmunólogos y autoridades mundiales en la materia, Tasuku Honjo y James P. Allison, ganaron el Nobel de Medicina por su aporte a la lucha contra el cáncer en el año 2018.
Sirva a modo de anécdota y ejemplo ilustrativo que el demócrata que gobernó los EE.UU entre 1977-1981 (Jimmy Carter) fue sometido a un tratamiento de radioterapia asociado a otro de inmunoterapia a base de un “compendium” de fármacos cuya finalidad principal tenía el preparar la “batalla” contra el cáncer que padecía a base de estimular y reforzar su sistema inmunitario para poder combatir el tumor que padecía. A los tres meses de recibir este tratamiento, los escáneres arrojaban que el Sr.Carter estaba libre de la enfermedad. Hoy en día sabemos que la inmunoterapia es un tipo de tratamiento contra el cáncer que estimula las defensas naturales del cuerpo para combatirlo de forma eficaz, efectiva y sin piedad para no darle la oportunidad de recidiva (que vuelva a “brotar” o renacer pasado un tiempo) a ese conglomerado de células malignas e indeseadas.
Pero, Uds. tal vez se estarán preguntando ¿Cómo se puede modificar la respuesta biológica? Actualmente y en términos generales se conocen cinco formas o tipos de desencadenar una respuesta biológica de los cuales solamente veremos muy por encima, cuatro.
1.-Los anticuerpos monoclonales. Son proteínas artificiales que actúan como anticuerpos humanos en el sistema inmunitario. Son grandes proteínas utilizadas por el sistema inmunitario para identificar y neutralizar objetos extraños, como bacterias, virus y demás sustancias extrañas al organismo humano.
2.- A través de los interferones que son simplemente proteínas específicas. Es decir, se trata de sustancias naturales que ayudan al sistema inmunitario de nuestro cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades
3.-Las interleucinas se trata simplemente de un grupo de proteínas que incrementan el crecimiento y la actividad de las células inmunitarias del organismo.
4.-También existen diferentes tipos de vacunas para tratar de combatir el cáncer y que facilitan o ayudan a que el organismo sea capaz de reconocer las células cancerígenas y por tanto activar el sistema inmunitario para que las neutralice o erradique totalmente.
Es precisamente gracias a todos estos avances científicos en investigación básica y aplicada que cada vez estamos más cerca de poder alcanzar la “Inmortalidad” hablando lógicamente en términos metafóricos Estamos en ese punto de inflexión de perder el miedo, pánico o terror de tener la mala suerte en la vida de padecer un tipo determinado de cáncer. A pesar de estar todos nosotros expuestos a ello en alguna etapa a lo largo de nuestras vidas. Puesto que cada vez estamos más cerca y reitero mis palabras de volver de nuevo a la vida y de resucitar como el ave Fénix de entre las cenizas. Este pequeño y modesto artículo se lo dedico expresamente a mi íntimo amigo de estudios universitarios. Biólogo molecular que ha sido y lo sigue siendo como un hermano para mí. Aunque, no desde un punto de vista genético o de sangre por ser de padres diferentes. Al menos, si de corazón y buenos sentimientos. Para, D. Vicente Bodí Cebolla (profesional de la Sanidad de la Unidad Coronaria del Hospital General de Valencia). Junto a su generosa y entrañable esposa, Aurora Rodrigo.