El Forn Jaume de Pedreguer, con más de un siglo de historia, cierra las puertas
Y si nadie le pone remedio, cosa que es poco probable, el cierre será definitivo. Porque el negocio del horno, más bien el oficio de panadero, está cada vez más en desuso. De hecho, cuando José Miguel Ferrer y su mujer Rosa Fracés se hicieron cargo del horno, en 1989, se contaban ocho en todo el casco urbano de Pedreguer. Ahora, a partir del año nuevo, no serán más que tres. Los nuevos hábitos de consumo, y también otros razones cariz laboral y social -se trata de un oficio muy sacrificado al cual hay que dedicarle muchas horas y tener una experiencia adquirida-, sitúan el negocio del panadero en una clara posición de riesgo de extinción.
El Forn Jaume ha llevado desde siempre el nombre de su primer propietario -encara la propiedad del establecimiento le corresponde a su descendencia-, un vecino de Pedreguer que se decidió para montar el negocio al devolver en el pueblo desprendido de unos años vividos en Argentina. Años desprendido pasó en manos de Paco Puigcerver, conocido como el Verruga, que lo regentó hasta su jubilación, casi a finales de los noventa. Tomó el relevo el Tochena de la Xara por un breve periodo, antes de que se hizo cargo del negocio José Miguel i Rosa, con la ayuda de Merche Morell, hasta el día de hoy.