El temporal saca a la luz los restos de otro nido de ametralladoras de la Guerra Civil en Dénia

El temporal saca a la luz los restos de otro nido de ametralladoras de la Guerra Civil en Dénia
  16/01/2022

Lo dijo el arqueólogo Toni Vergel el pasado mes de septiembre al final de su intervención en el ciclo de conferencias La Defensa en Temps de Guerra: “lo mejor está por venir”. Así daba a entender que, tras el completo trabajo de prospección del litoral y documentación que le había permitido constatar la existencia de 18 nidos de ametralladoras en la costa de Dénia, se abría una nueva etapa de estudio de cartografía y recopilación de fuentes orales y gráficas que podía aportar novedades sobre estas construcciones defensivas, conocidas también como búnkers de la guerra. Ha sido el mar, o mejor dicho el temporal de final de año, el que ha arrojado nueva luz sobre el mapa de casamatas -el nombre oficial de los nidos de ametralladoras- que hubo en las playas de la ciudad. Aparecieron los restos de una de ellas hace solo unos días en L’Almadrava, muy cerca de la desembocadura del río Girona, en la orilla del mar y todavía golpeada por las olas.
    Lo que en su día se levantó sobre la arena ha estado durante años oculto por ella. El tramo de costa donde han aparecido los restos es uno de los más afectados por la erosión y la desaparición de la playa. Ahora, como un regalo de Reyes, el mar y la arena en retirada han permitido ver aquello que queda del nido de ametralladoras que hubo junto al Girona. El arqueólogo ha recordado que era frecuente que estas construcciones se levantasen junto al río. De hecho, se documentó otra casamata junto al margen izquierdo del río Molinell.
    A simple vista, puede no llamar nuestra atención. Sin embargo, sí atrajo la de Mateo Blay, un vecino de la zona que dio cuenta de lo que había quedado al descubierto al Museo Arqueológico de Dénia con la sospecha de que pudiese ser de interés. Toni Vergel ha constatado que se trata de los restos de un nido de ametralladoras de la guerra, del que no se tenía constancia por las fuentes orales ni tampoco a nivel arqueológico, ya que durante la prospección que llevo a cabo en el mes de septiembre no se apreciaban a simple vista al estar sepultados por la arena. Se apoya en varios indicios, como el uso del hormigón armado propio de la República, la aparición de varillas de hierro y la construcción a base de encofrados. 
    Con este nuevo descubrimiento, son ya 19 los nidos de ametralladoras conocidos de aquel muro defensivo que alzaron los republicanos para proteger a la población civil, ya que su misión no era destruir los grandes cruceros de guerra sino actuar como barrera protectora y a la vez disuasoria de ataques y desembarcos, así como facilitar información sobre el enemigo. 
    Las casamatas estaban situadas a una distancia de entre 800 y 900 metros uno de otro a lo largo del litoral a fin de cubrir todo el frente marítimo. En la investigación realizada por Vergel, se constató -bien por fotografías, fuentes orales o documentación- la existencia de 18 construcciones de este tipo y se pudo hacer la ficha de 10 de ellas, no así de las 8 de las que no quedaban restos. En la línea de costa había un hueco de 4 kilómetros, que coincide con la zona de l’Almadrava, donde no se tenía conocimiento de nada que hiciese referencia a ellas. Las más cercanas son las del Palmar (de la que no quedan vestigios pero localizada en un mapa) y una de las situadas en Les Deveses. Precisamente, las localizadas en esa zona son las mejores conservadas.
Todos los búnkers, explica, tenían la misma planta circular, si bien el techo era plano y se cubría de arena para camuflarlas. En el centro se levantaba un pilar de hormigón reforzado con hierro para colocar la ametralladora, que tenía un alcance de cerca de 4 kilómetros. Podían tener una o varias troneras. En el interior había un pasadizo y, en la parte de atrás, un lugar destinado a guardar la munición. 
Emilio Oliver Sanz de Bremond, en su libro sobre la Guerra Civil Española -del que el Museo Arqueológico hizo una edición facsímil con la colaboración de la Fundació Dénia en 2017-, habla de la construcción a principios de 1937 de varios búnkers en el litoral de Dénia. Existen también otras fuentes documentales y orales. Pero sería importante la colaboración ciudadana para completar el mapa de nidos de ametralladoras con nuevos testimonios o material gráfico de los años 50-60, cuando su estado de conservación era mejor. Algunos fueron dinamitados para dejar la playa libre y encontrar nuevos restos, como ha ocurrido ahora, depende de las variaciones del litoral. 
El director del Servicio Municipal de Arqueología, Josep A. Gisbert, ha recordado que los restos se encuentran en terreno de dominio público marítimo y que Costas habrá de tener en cuenta que, por ley, los vestigios de la guerra son Bienes de Relevancia Local. El catálogo realizado al amparo del proyecto La República y la Guerra Civil, financiado por la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, permitirá frenar el proceso de destrucción que sufren estas construcciones defensivas situadas frente al mar y abre la posibilidad de estudiarlas más a fondo y poner en valor alguna de ellas. Eso sí, siempre que haya voluntad para ello.
 

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