El pensamiento abstracto

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  12/11/2021

Por Joaquín Cantó Soler

 

En el mundo de la Ciencia, hablar de pensamiento abstracto o formal no es tarea fácil. El manejo del pensamiento abstracto requiere de una precisión, concentración, dedicación y disciplina constante que en ocasiones puede producir cierto rechazo quizás por el esfuerzo mental que puede suponer el intentar hacer de algunos conceptos inteligibles aparentemente en legibles y fáciles de entender para el común de los mortales (incluido el que suscribe estas palabras). A simple vista resulta un tanto paradójico pensar cómo una Ciencia que se ocupa de realidades abstractas puede sin embargo ayudarnos y permitirnos entender las realidades concretas. 

Recordando las palabras de Galileo Galilei en el siglo XV: El libro de la Naturaleza está escrito con lenguaje abstracto o matemático. La abstracción está vinculada al verbo abstraer (separar las propiedades de un objeto a través de una operación mental, dejar de prestar atención al mundo sensible para centrarse en un pensamiento o concepto determinado y poder pensar de forma independiente a la realidad que se nos muestra de forma concreta. De esta manera, abstracción significa acción y efecto de apartar o aislar algo para comprenderlo. Los seres humanos estamos dotados de capacidad de abstracción. Es decir, somos capaces de extraer elementos de la realidad y analizarlos de manera aislada. El pensamiento abstracto o pensamiento formal consiste en la capacidad para pensar de forma independiente a la realidad que se nos muestra de forma concreta. Y es precisamente ese pensamiento abstracto el que le permite a un artista elegir los mejores colores para sus cuadros. Así como que un músico pueda escoger la mejor nota para terminar una sinfonía. 

El pensamiento abstracto alcanza su máxima expresión y belleza con el álgebra moderna. Es una de las ramas de la matemática que estudia la combinación de elementos compuestos de estructuras abstractas acorde a ciertas reglas que se acompañan con la elegancia de sus argumentos y la belleza de su edificio conceptual. En definitiva, el pensamiento abstracto es como la música de la razón pura que, contextualizado en la teoría de Piaget, se presenta en la última etapa del desarrollo de un niño/a: la etapa de las operaciones formales que es la última de las etapas del desarrollo cognitivo y aparece desde los doce años de edad en adelante, incluyendo la vida adulta.

Uno de los más grandes pedagogos del siglo XX fue Piaget. Un alumno suizo que estudió en una escuela que sigue el método Montessori (dicho método se caracteriza por proveer un ambiente preparado: ordenado, estético, simple, real, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo y proceso de aprendizaje de los niños/as), decía en su teoría sobre los mecanismos de aprendizaje del conocimiento humano que este se desarrolla en cuatro etapas fundamentalmente. Jean Piaget (doctor en biología y padre de la epistemología genética o teoría del desarrollo del conocimiento) prestó una especial atención a la última etapa de su teoría. 

Precisamente la de las operaciones formales, donde se desarrolla una mayor capacidad para generar conclusiones abstractas del pensamiento lógico y donde aparecen formas de pensamiento distintas. A partir de esta etapa de desarrollo los niños comienzan a plantearse hipótesis por sí mismos. El razonamiento deductivo es un claro ejemplo de pensamiento abstracto, así como crear una bella y hermosa sinfonía, una obra de arte o imaginarnos por unos momentos qué nos depara el futuro también son claros ejemplos de pensamiento abstracto. A pesar de ser una cualidad exclusivamente de los seres humanos, no quiere decir que todos la tengamos. No todas las personas somos capaces de crear ideas originales o plantear situaciones que nos ayuden a anticiparnos a posibles escenarios futuros. Para ello se requiere formación, entrenamiento y constancia con independencia de que en algunas personas les sea algo innato. 

En definitiva y para finalizar este breve artículo dedicado una vez más a todos/as los/as lectores/as de Canfali Marina Alta, decirles que el pensamiento abstracto nos permite imaginar y desarrollar nuevas ideas, nuevos escenarios y en definitiva nuevas formas de entender el comportamiento de ciertos fenómenos naturales y por ende la vida. El mundo que conocemos hoy en día ha progresado y evolucionado de forma considerable gracias a ese pensamiento abstracto, qué duda cabe. Jean Dieudonné (gran matemático francés y que en 1964 fue nombrado miembro de la Academia de las Ciencias francesa), afirmó en uno de sus libros, Elementos de análisis moderno, que lo más importante que debe de existir en la mente de un matemático moderno es precisamente: la capacidad de intuir lo abstracto. 

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