Errores que cometemos al intentar adelgazar
Por Nico Haros
Alrededor de unas diez revisiones sistemáticas (estudios de estudios científicos) publicadas en el 2020 han mostrado una relación directa entre sobrepeso y obesidad, y complicaciones y muerte en contagiados por covid. No obstante, debemos tener en cuenta que los estudios son observacionales y no de intervención, lo cual puede dejar brechas en las que se cuelen ciertos sesgos. Con todo y eso, es innegable que el riesgo es más alto a mayor peso.
¿Debemos por ello volvernos locos y buscar desesperadamente la manera de adelgazar? Rotundamente, no. Ahora mismo la prioridad es tener acceso a las vacunas. Aunque siempre, a nivel individual, es interesante que nos planteemos perder el peso que nos sobra. A continuación, voy a detallar algunos de los errores más típicos que cometemos cuando queremos adelgazar. Conocerlos puede ser de ayuda para evitar caer en ellos:
Tener mucha prisa
Tras unas opulentas Navidades en las que ni siquiera el omnipresente “espíritu covideño”, con todas sus restricciones, ha sido capaz de aplacar nuestra tradicional gula, de repente nos vemos en enero con unos kilos de más y nos desesperamos por adelgazar lo antes posible. Este es un error que nos hará equivocarnos al elegir el camino para lograrlo, y acabaremos frustrándonos por la pérdida de energía.
Buscar atajos
Tanta prisa nos conducirá, sin ningún género de duda, al siguiente error. Buscaremos cualquier método que prometa una gran pérdida de peso en muy poco tiempo. Y lo curioso es que, probablemente cumpla con nuestra expectativa inicial. Que incluso lleguemos a creer que funciona. Hace unos días conocí el caso de un señor que fue seducido por una falsa dieta de la que hay que huir sin mirar atrás. La llamada pronokal. Este señor dejó de comer comida para ingerir pseudo alimentos acalóricos, que le enviaban a su casa por medio de una empresa de transportes, en los que invertía cerca de 1000 euros al mes. La pérdida de peso fue espectacular; en 3 meses perdió unos 16 kilos. Pero aún más espectacular fue la recuperación. En menos de una semana recuperó todo el peso perdido y unos días después unos cuantos kilos más por caer en el conocido efecto yoyó.
Caer en el efecto yoyó
Se compone de cinco pasos. Perder mucho peso con una dieta muy restrictiva. Recuperar lo perdido. Sumar algunos kilos más a la cifra inicial. Volver a empezar con la misma dieta o con otra igual de disparatada. Caer en este ciclo, es un peligro para la salud, pues puede causarnos hipertensión, cálculos biliares, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, descontrol de la insulina y glucosa, e incluso muerte prematura... La única forma de romper con esta ruleta rusa metabólica es olvidar todas las malditas dietas y centrarnos en mejorar nuestro estilo de vida.
Confiar en productos dietéticos adelgazantes
Aquí tenemos otro clásico error. No existe el suplemento que pueda compensar un mal estilo de vida. Es más, yo diría que la gente más dispuesta a creer en la eficacia de estos productos, en muchas ocasiones, es quien más descuida aspectos fundamentales. Si comemos comida basura 8 veces por semana, bebemos alcohol casi a diario, el embutido forma parte de nuestro día a día, sin mayonesa todo se nos hace bola y del sofá no nos levantamos, ¿no será mejor empezar por corregir esto? Pues no, yo ahora me hago con un arsenal de botecitos de colores y ¡hala! a perder peso. No señor, lo único que vamos a perder es dinero y lo siguiente que vamos a ganar es frustración. Tomar capsulitas, o batidos, no va hacer que adelgacemos. Por ejemplo, la carnitina; no son pocos quienes aseguran que la L-Carnitina quema grasa. Mentira. Si tecleamos en la página de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria), la palabra L-Carnitine, podremos leer claramente `The Panel concludes that a cause and effect relationship has not been established between the consumption of L-carnitine and contribution to normal lipid metabolism in the target population´. Vamos, que no hay tu tía. No sirve para nada. Como este, miles de ejemplos más. Y, ojo, cuando algo funciona a priori, probablemente lleve algo no declarado en la etiqueta, como anfetaminas, y lo que tampoco nos dicen son los efectos secundarios que tendremos después.
Entonces, ¿qué debemos hacer?: Todos nuestros esfuerzos deben dirigirse hacia un adelgazamiento moderado y planificado a muy largo plazo. Si creemos que lo que nos sobran son 30 kilos, pensar en lograrlo a 2 años vista y no en dos meses.
Lo mejor es comenzar por corregir pequeños detalles muy paulatinamente. Observa. A continuación, voy a planificar dos meses de instauración de hábitos saludables. Esto es solo un ejemplo y no tiene por qué seguirse en este orden.
- Las primeras 2 semanas dedicarlas a intentar acostarnos tras la cena, evitando el quedarnos viendo Netflix y picoteando cualquier cosa hasta altas horas.
- Logrado lo anterior, dedicar las siguientes dos semanas a reducir el consumo de dulces procesados. Ir sustituyéndolos por frutas, hasta que estas sean las únicas que suplan nuestra necesidad de dulce y reservar los postres calóricos, chocolates, etc. para ocasiones contadas.
- Tras implementar el punto 1 y 2 podríamos continuar por reducir el tamaño de las raciones de comida. Servirnos un plato moderado y tratar de comer con más lentitud y disfrutando de cada bocado, siendo conscientes del momento.
- Llevamos 6 semanas de logros pequeños pero muy significativos, es el momento de retirar, en la medida de lo posible, el consumo de refrescos y bebidas alcohólicas. Trataremos de saciar nuestra sed únicamente con agua fresca y muy ocasionalmente nos daremos el gusto de beber algo distinto.
- Tras ocho semanas de no parar de alcanzar pequeños retos, te sientes muy bien, más ligero y más positivo. Es el momento de invertir las siguientes dos en reservar algunas horas para la actividad física. Te propones salir a andar un mínimo de 3 veces por semana entre 45 minutos y una hora.
Fíjate que en tan solo algo más de dos meses hemos desterrado de nuestras vidas y para siempre, un buen puñado de pésimos hábitos que nos enferman y engordan día a día. Hacer y mantener todo lo antedicho SÍ QUE FUNCIONA.
Solo te he dado unos pocos ejemplos de todo lo que se puede hacer; lo que quiero que te quede claro es la importancia de no tratar de ir a saco a por todo a la vez. No pasar de la total dejadez a querer llevar una vida de monje en régimen dietárquico, que lo único que va a hacer es que en breve lo abandones todo y te aferres con más fuerza a todas esas malas costumbres que te boicotean.
Buscar ayuda profesional, un paso crucial. No dejes de buscar ayuda. Esto multiplica significativamente las posibilidades de lograrlo. El único profesional sanitario, cualificado amplia y específicamente para planificar el adelgazamiento, es el dietista-nutricionista y en muchas ocasiones debe ir acompañado de la ayuda de un psicólogo. Si tienes dudas, no dejes de exigir credenciales. El DN te ayudará a planificar tu alimentación para que no pases hambre y disfrutes aprendiendo a comer. Te dará muchas valiosas herramientas que junto a tu fuerza de voluntad serán clave para ir avanzando. Por suerte, tenemos muy buenos de estos profesionales al alcance de nuestra mano. Vale la pena intentarlo y permitir que todo el proceso se convierta en una emocionante experiencia de aprendizaje, para no volver atrás nunca más.