¿Es mejor aplicar frío o calor en una zona dolorida?

¿Es mejor aplicar frío o calor en una zona dolorida?
  13/03/2017

INÉS ROIG (*)

Los dolores musculares o articulares son muy comunes en las personas que hacen ejercicio físico o padecen ciertas enfermedades. Ante estas situaciones lo habitual es intentar calmar el dolor con medicamentos. Sin embargo, existen medidas no farmacológicas que pueden ayudar a aliviar los síntomas.

            De hecho, el frío y el calor calman el dolor y son una de las principales medidas no farmacológicas para aliviarlo.

            Los expertos pueden recomendar aplicar frío o calor pero, ¿cuál está recomendado en cada caso? Algunas de las diferencias son:

            ¿Cuándo hay que utilizar el frío?

            El frío lo debemos utilizar para reducir la inflamación debido a un traumatismo, en caso de sufrir dolor de cabeza o para prevenir la aparición de hematomas, se puede administrar de forma húmeda, con compresas o en seco, a través de bolsas de hielo.

            El frío contribuye a disminuir la inflamación y a calmar el dolor gracias a su capacidad antiinflamatoria, y se aconseja que cuando se haya acabado de administrar el frío hay que secar la piel. Además, no es aconsejable administrar frío a personas con problemas de circulación y sobre heridas que no están curadas.

            ¿Cuándo hay que administrar calor?

            La administración de calor es muy recomendable para tratar el dolor de las inflamaciones no traumáticas de las articulaciones, además, acelera el drenaje de procesos infecciosos y relaja la musculatura contraída.

            El calor alivia el dolor y los espasmos musculares. Se puede administrar de forma húmeda, con compresas o paños, o de forma seca, con bolsas de agua o los clásicos sacos de semillas.

            No se recomienda utilizar el calor en heridas que sangran durante las primeras 24 horas porque aumenta el flujo sanguíneo y favorece el sangrado. Tampoco en prominencias óseas, ya que, son zonas de sensibilidad reducida y favorece la aparición de lesiones cutáneas.

            Respecto a la aplicación, es igual en ambos. Hay que aplicar calor o frío durante períodos alternos de entre 15 y 20 minutos alrededor de dos horas.

            Por último, en caso de dolor intenso, tanto el frío como el calor son métodos que se pueden utilizar de forma complementaria a una terapia farmacológica pautada por un especialista.

(*) Farmacia Las Marinas.

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