In conversation with / en conversación con: Josep A. Gisbert Santonja: El Decumanus y la huella urbana

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  05/06/2022

“El palmeral de l’Hort de Morand nos permite imaginar cuál era la línea de costa y cómo hubo una regresión marina importante”

 

“Era un municipio pequeño, de unas 8 hectáreas, constreñido por el castillo, por el mar y por los marjales y terrenos lacustres situados hacia el norte. Pero con un magnífico puerto”

 

ROSA RIBES FORNÉS

 

Retomamos esta semana los artículos que nos ayudarán a entender mejor la Dénia romana. Tras la presentación general, que nos daba una visión de conjunto de aquella ciudad que alcanzó el rango de municipium en el último cuarto del siglo I a.C., nos deteníamos en el forum, lo que debió ser la plaza de Dianium. En nuestras conversaciones con el arqueólogo Josep A. Gisbert, nos adentramos hoy en el urbanismo de una urbe que gozó de un puerto activo y eminentemente comercial, del que derivó su esplendor en la antigüedad clásica. Sin querer ser pretenciosos, puesto que la superficie excavada del lugar donde se encontraba el epicentro de la ciudad -l’Hort de Morand - es muy reducida, nos apoyaremos en los vestigios arqueológicos que nos sugieren de algún modo la ubicación y las características de sus calles para acercarnos al trazado urbano.

         La primera pista nos la da el palmeral de l’Hort de Morand. Se conoce desde hace tiempo, y está documentado a través de prospección geofísica, que el palmeral marca la línea marítima de Dianium. Desde lo alto del castillo, se distingue fácilmente una línea de palmeras que discurriría, en la parte más próxima del terreno a las calles Doctor Fleming y Avinguda del Repartiment, hacia la Avenida Miguel Hernández. Las palmeras tendrían continuidad más allá de la avenida en las parcelas ocupadas ahora por urbanizaciones, que en su día pertenecieron a la misma finca. Gracias a la protección que marcó en su día el Plan General, ha sido posible conservar un tramo de esta línea de palmeras. “Hoy nos permiten imaginar cuál era la línea de costa y cómo de algún modo hubo una regresión marina importante”, explica Josep A. Gisbert. Así, la franja de tierra que hay en la actualidad entre la línea del palmeral y el mar “es producto de una sedimentación de milenio y medio sobre el lugar que antes era playa y que fue el portus de Dianium”, añade.

        El palmeral nos delimita por tanto lo que sería el urbanismo de Dénia. En la parte opuesta, hacia el oeste, el Carrer Mira-rosa marca aproximadamente el final de los vestigios arqueológicos de la ciudad encontrados. Han aparecido otros más allá pero no pertenecerían a la urbs, sino más bien estarían relacionados con sus vías de comunicación. Para hacernos una idea y ciñéndonos a la configuración actual de la zona, Dianium estaría delimitada por el palmeral y el Carrer Mira-rosa por un lado. El castillo y los antiguos terrenos de l’Hort de Morand urbanizados al norte de la Avenida Miguel Hernández marcarían los otros límites. Ese sería el punto exacto donde se asentaba la ciudad, “un municipio pequeño de tamaño, de unas 8 hectáreas aproximadamente de extensión y constreñido por el castillo, por el mar y por los marjales y terrenos lacustres situados hacia el norte”. Solo hay que fijarse en la toponimia de la zona para entenderlo un poco mejor.

        Por tanto, indica el arqueólogo, “se puede afirmar que Dianium se asentó sobre las arenas del mar y sobre unos terrenos continentales cercanos a los marjales de la parte norte”. ¿Y por qué se eligió este emplazamiento, en el norte, y no la zona sur? “Porque había de confrontar con el que era su bien más preciado y el que posibilita que pronto adquiera el rango de municipium: un importante puerto, con mucha vitalidad, que ocupaba parte del área portuaria actual pero también, y básicamente, la zona norte de la escollera norte, es decir, la zona situada frente al sector urbano o lo que sería la fachada marítima de Dianium”, responde Gisbert.

        Cuando se habla de urbanismo y de planificación urbanística en el Imperio Romano hay que saber que sus calles tenían un trazado regular y una orientación geométrica. También conocer el significado de dos vocablos: cardo y decumanus. El cardo (cardines en plural) tenía orientación norte-sur, mientras que el decumanus (decumani) estaba orientado este-oeste. La topografía de cada lugar, los accidentes geográficos próximos o la situación respecto a la fachada marítima, precisa el arqueólogo, pueden provocar pequeños cambios en la orientación de las calles que, sin embargo, mantienen siempre la regularidad de su trazado.

        En unas excavaciones realizadas entre los años 1983 y 1985 se descubrió un decumanus que atravesaba los terrenos objeto de los trabajos, que ocupaban una pequeña superficie de apenas 192 m2. La fortuna quiso que justo en el centro, entre una domus situada al norte y otra al sud, apareciesen los restos de una calle empedrada que se correspondía con un decumanus. Por aquello de que ‘pronto’ la parcela sería objeto de un proceso de museización, a fin de conservar en buen estado el empedrado original y que no tuviese que hacerse una reconstrucción posterior, la calle se conservó in situ y no se excavó. La museización y el parque arqueológico de Dinaium, al que ya hemos aludido en más de una ocasión, siguen esperando.

        Junto a las dos casas situadas al norte y al sur del decumanus, se constató la existencia de unas domus de mayor tamaño que las que daba el sondeo, que podrían ser excavadas en el futuro, con una secuencia cronológica que iba desde los tiempos de Tiberio (a principios del siglo I d.C.) hasta el primer tercio del siglo VI d.C.). “La dinámica arqueológica de la excavación indicaba -dice Gisbert- que hubo un importante tráfico en este decumanus entre los siglos I, II y III, formando parte de la red viaria cercana al forum y siendo una de las principales vías de entrada a Dianium”.

        En contraposición, durante los siglos IV y V hubo una usurpación del espacio público y las domus del Bajo Imperio ocuparían parte del trazado de esta vía que tuvo una menor actividad como lugar de paso.

        De las vías urbanas que atraviesan los decumani y que tienen dirección norte-sur, la más representativa es la que se excavó en 1987 en Miguel Hernández, justo en la esquina del convento de los frailes Servitas. Sería el cardo más cercano al mar y tendría a un lado los horrea o almacenes portuarios y al otro, un muelle realizado con grandes sillares que lo separarían del mismo puerto y de la playa.

        “Tanto los decumani como los cardines documentados tenían una relación absolutamente constatada con su entorno”, subraya Josep A. Gisbert. Si trazamos una recta hacia el oeste, los decumani enlazan prácticamente con la via romana Saetabis-Dianium que llega desde Ondara, donde había asentamientos destacados. Mientras que los cardines tendrían una conexión hacia el norte con la vía litoral de Dianium (el Camí de Gandia). Esta última venia de Valencia, pasaba por el Júcar y atravesaba la comarca de la Safor hasta enlazar con los cardines de la ciudad. Una perfecta red de conexiones y vías terrestres para un puerto de tráfico intenso.

 

La luz y el servicio de mesa. El Museo Arqueológico de Dénia expone una importante representación de los materiales provenientes de las excavaciones realizadas en 1984 y 1985 en Dianium. El material de esta vitrina procede de la época del Bajo Imperio (siglos IV, V y primera parte del siglo VI). Encontramos en ella cerámicas africanas terra sigillata clara, útiles de cocina y del servicio de mesa importados del norte de África que formarían parte de las vajillas empleadas durante estos siglos en Dianium. También se muestran unas lámparas de aceite procedentes de las domus de la ciudad y que se utilizarían para iluminar la casa.

 

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