John Lillie, figuras sin paisajes 

John Lillie, figuras sin paisajes 
  03/04/2021

El fotógrafo se ha especializado en el retrato de personas de distinta condición social 

J.V. BOLTA 

Rostros de gente anónima, algunos felices o con semblante serio por lo mal que les va la vida, a veces leyendo el periódico, otras dando un salto… Las fotografías de John Lillie aportan una visión particular del mundo. En Dénia, donde vive hace cinco años, ha captado muchas imágenes de personas conocidas y de otros que han alcanzado proyección social, como el alcalde Vicent Grimalt, el artista Joan Castejón o el restaurador Federico Cervera. Este pensionista británico rompe los tópicos del extranjero que, tras dejar su actividad laboral, elige como residencia una ciudad costera del Mediterráneo para disfrutar de una vida tranquila.

Porque John Lillie no para. Ahora prepara una nueva colección que, bajo el título de Visca Dénia!, reunirá fotos de trabajadores de la ciudad de distintos ámbitos. Además, recorre con bicicleta distancias de 50 kilómetros tres o cuatro días a la semana, recibe clases de español y siente una gran curiosidad por todo lo que le rodea. En la ciudad ha hecho muchos amigos, que le han ayudado a salir adelante como fotógrafo.

Lo curioso es que, pese a la belleza de Dénia y la comarca, sus fotos se centran en el retrato y no en el paisaje. 

Lillie prefiere el retrato. Su próximo proyecto incluirá a gente de todo tipo, “desde, por ejemplo, un limpiador de la calle al alcalde, con el fin de ponerlos al mismo nivel”, explica. Entre otros, tiene ilusión de fotografiar al empresario Adolfo Utor y al presidente de la Cruz Roja, Eduardo de la Morena.

PENSAR LA FOTO ANTES DE HACERLA

Al contrario de lo que se pudiera pensar, cuando va a hacer una foto ya tiene la imagen en su mente. “Es como cuando tenía mi revista de Triatlón y, como era el editor, pensaba en la foto que iba a poner en la primera página, dejando un espacio de color azul para poner texto... Ahora, más o menos es lo mismo antes de sacar la foto”. Eso no significa que, si va por la calle y le sorprende una imagen, saque su pequeña cámara digital Fuji. 

Durante su etapa al frente de la revista 220 Triathlon, que fundó en 1989 y que aún se edita, utilizaba cámaras analógicas Canon, como la famosa eos-1. Cuando vendió el negocio, dejó la fotografía y viajó por numerosos países sin cámara. Ahora se lamenta. 

Lillie insiste en que le interesan las personas, sin importar “si estamos en Dénia o en París”, afirma. “A veces, es un desafío para mí pero el 90% de las veces la gente es amable y no pone problemas para ser fotografiada”. “Mi modo de trabajar”, explica, “es rápido pero relajado y normalmente logró una conexión con la persona que posa para mí”. Incorpora el diseño gráfico y trata de que “las fotos tengan un poco de emoción y que cuenten una historia -aclara-. No es solo una foto para el pasaporte”. Sería, por ejemplo, todo lo contrario a la idea de la histórica serie de televisión Paisajes sin figuras, en la que el escritor Antonio Gala se recreaba en distintas localizaciones geográficas como excusa para recordar una figura histórica.

“TODA MI VIDA HE TRABAJADO” 

Su trabajo como fotógrafo ha sido fructífero. El año pasado realizó seis exposiciones en la Marina Alta. En la Torre dels Ducs de Medinaceli de El Verger mostró su colección Gente de Nepal, con imágenes del viaje que realizó junto a unos amigos, y en Orba una colección sobre la alfarería. La pandemia retrasó la inauguración de su gran exposición en la Casa de la Cultura de Dénia, con 66 fotos de cinco colecciones. También ha expuesto en Els Magazinos, el restaurante A la Fresca y en Al Forn. 

Y las que llegarán, porque John Lillie es inquieto por naturaleza. A los 15 años viajó completamente solo desde Londres a Francia para participar en una carrera ciclista. Después se casó (“tengo la misma esposa desde hace más de 50 años”, dice orgulloso) y por aquella época el matrimonio compró un rebaño de cabras, porque por consejo médico no podía tomar leche de vaca. Se dedicaron a la elaboración de productos lácteos. En una segunda fase, se centraron en la importanciación de quesos franceses. Luego llegó la revista de triatlón, que aún existe. John Lillie asegura que “toda mi vida he estado trabajando y no puedo estar relajado”.

A Dénia, John y su esposa llegaron por consejo de una amiga triatleta, que le habló del clima y de las buenas condiciones para practicar ciclismo. Una vez instalado en el barrio de Baix la Mar descubrieron la amabilidad de la gente y un entorno relajante. “Mi opinión es que Dénia es un paraíso”, dice el fotógrafo. 

Está agradecido a todos los que le han ayudado durante este tiempo y destaca a Pepa Cervera, de Al Forn y Casa Federico. También cita a otras personas que le han apoyado, como “Sandra y Ricard -Fundación Baleària; Luis y Fede -Els Magazinos, y Maribel -Casa de Cultura de Dénia”. 

Así es a grandes rasgos John Lillie, que a los 75 años ha convertido la fotografía en algo más que un hobby.

 

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