La carpinteria del Ràfol d'Almunia o siete décadas entre “borumballa”, puertas y ventanas

  • La  carpinteria del Ràfol d'Almunia  o siete décadas entre “borumballa”, puertas y ventanas
  • La  carpinteria del Ràfol d'Almunia  o siete décadas entre “borumballa”, puertas y ventanas
  13/08/2024

En un momento en que los oficios tradicionales están en franca retirada a medida que las jóvenes generaciones optan por otros modos de vida con menos obligaciones y dolores de cabeza que las que comporta un negocio, todavía se encuentran excepciones como la de la carpintería Lull en el Ràfol de 'Almunia donde los hermanos Juan José y José Manuel conmemoran los setenta años desde que el establecimiento que hoy regentan a la entrada del caso urbano por Sagra, fuera fundado en 1954 por el abuelo Juan Bautista.

 

JUAN BAUTISTA LULL CATALÀ, EL FUNDADOR EN 1954

 

            Según rememora a sus 98 años Salvador Lull Puchol, hijo del fundador y tío de ambos, Juan Bautista Lull Gavilà se decidió a trasladar al inmueble que ocupa el actual nº4 de la calle del Hort el taller de la primera “porxà” de la casa familiar en la que llevaba a cabo algunos trabajos artesanales. Así. cumplía el sueño forjado tras el regreso de Toronto donde, al igual que otras muchas personas de la comarca, había tenido que emigrar en 1913 debido a la filoxera en busca de salir de la crisis económica derivada de la derrota de la pasa. Sueño que había tenido que posponer casi veinte años a raíz del estallido de la guerra civil cuando ya tenía las piedras de tosca y el material en la parcela elegida para empezar la obra y la miseria a todos los niveles que llevó aparejada la posguerra.

La iniciativa en cuestión, relata, surgió de la necesidad de contar con la maquinaria adecuada que le permitiera desarrollar el oficio que le había ido aprendiendo y perfeccionando en otros establecimientos de los alrededores, para ahorrarse el farragoso  trámite de tener que ir a la carpintería del “Bessó” de Orba, que sí disponía de ella, a cortar la madera que transportaba en carro desde Maderas Pastor de Dénia, en aquellos años  pionero en la importación de este tipo de género en la comarca.

 Sin embargo, la idea de emplear a los cinco hijos que había engendrado del matrimonio con Joaquina Puchol Gavilà a quienes había introducido en los secretos del gremio, que incluían la reparación de las poleas de algunos molinos de arroz de La Safor, solamente pudo ser completada a medias por el hecho de que los dos hijos mayores ya se habían establecido por su cuenta a raíz de contraer sus respectivos matrimonios. El primero, según detalla, en otra carpintería de un municipio de los alrededores y el otro como vendedor de electrodomésticos. De esta forma, aunque sólo disponía de Joaquín, Juan y José para que le echasen una mano, la cada vez más creciente demanda de aquella sociedad que amparada en el buen momento de los cítricos caminaba hacia el acondicionamiento de las viviendas una vez superada la posguerra, le hizo decidirse a comprar una sierra-cepilladora-agujereadora de la marca Universal. Artilugio que todavía se puede hacer funcionar en la actualidad, ya que, a pesar del volumen que ocupa, los nietos la mantienen en el emplazamiento como recuerdo permanente hacia las generaciones precedentes de carpinteros.

 

EVOLUCIÓN DEL GREMIO CARPINTERO

“En aquellos tiempos los carpinteros se veían obligados a palpar la madera más que hoy al tener que asumir el proceso de acondicionamiento desde el principio hasta el final, lo que comportaba trabajos más manuales y artesanos en los que se tenía que saber hacer de todo” precisa José Manuel para diferenciarlo de la forma de proceder en la actualidad por parte de un gremio que, desde los años 90 del siglo pasado, mayoritariamente ha evolucionado hacia el montaje del material específico que es previamente adquirido a determinados proveedores especializados en diferentes piezas que le otorgan una cierta uniformidad.

Evolución que, remarca, también ha llegado a los materiales que han visto cómo en la actualidad se prioriza el uso del tablero melaminizado para lacar frente a la chapa de madera; de la misma forma que se ha impuesto la madera tropical de ipe o iroko para exteriores, y la madera de abeto o de pino convenientemente envejecida en rústico frente a la madera vieja como aquella “mobila”, que resultaba predominante hace treinta años. Tendencia esta última que queda justificada por los inconvenientes que comporta la presencia de clavos y el deterioro que provocan o el riesgo de la carcoma.

Para el menor de los hermanos Lull Castellano “pretender hacer de todo como en otro tiempo resulta hoy en día poco menos que imposible debido a que la clientela no presenta las mismas exigencias en aspectos como pueden ser, por ejemplo, los cristales de climalit en aras a obtener una función aislante cuentan con una considerable grosor, o el hecho de que, hasta hace unos años, cuando montabas una puerta lo hacías prácticamente nada más terminar la obra y sin barnizar, hoy la colocas prácticamente casi al mismo tiempo que llegan los muebles y ya lacada ”.

Sin embargo, “els fusters” de El Ràfol tratan de sustraerse esa dinámica con la personalización de los servicios a prestar de los que ponen como ejemplo al cliente que solicita un armario a medida al que le observan factores que facilitan su funcionalidad como hacia dónde quiere abrir o si tiene costumbre de colgar o plegar la ropa a la hora de  inclinarse por habilitar más cajones o una barra más alta. "O sea, que se puede decir que, en cierta forma, asumimos la función de un decorador a la que la mayoría de la gente del entorno todavía le cuesta recorrer, pero sin serlo".

A pesar de esta circunstancia desmiente cualquier tipo de intrusismo entre una y otra profesión, ya que, según considera, son a todas luces complementarias. “De hecho he trabajado y trabajo con más de un decorador tanto a nivel de comarca como en el resto de la geografía valenciana e incluso en las islas Baleares o las Canarias, sobre todo a la hora de acometer el montaje de oficinas o tiendas, que es la otra rama a la que hemos ido derivando nuestra actividad”.  

Lo que sí declina totalmente es trabajar para promotoras y constructoras sujetas a ua demanda condicionada al auge y caída del sector, debido a que, apunta “ya hemos quedado escaldados alguna vez y por eso hemos canalizado el servicio hacia la clientela particular”. En este sentido, deja caer que “quizás podríamos ganar más dinero pero la experiencia te dice que ese es el precio a pagar por trabajar en lo que más te gusta” para reconocer implícitamente que el oficio ejercido como lo ejerce da para vivir dos familias.

 

APRENDER EL “FALCA, TALLA I METXONA” DE LAS COSAS A MEDIDA

 

Este último extremo hace imprescindible preguntarle por la continuidad del negocio, para encontrarnos con que su el rostro jovial cambia a una expresión sombría que transmite un pesimismo que, explica, se debe tanto a la complejidad con que se encuentra un autónomo a la hora de gestionar el papeleo administrativo exigido por la burocracia, como por la falta de relevo generacional. “La mentalidad de los jóvenes de hoy no pasa por entrar de aprendices. apenas sin sueldo. para enseñarse el “falca, talla i metxona” que comportaban aquellas cosas todas hechas a medida, tal y como decidiremos en su momento mi hermano y yo para recibir las nociones básicas de nuestro padre y nuestros tíos, ni a complementar esa práctica de forma autodidacta a la hora de reorientar el negocio, y menos aún en mantener una lucha constante con clientes y proveedores”.

En esa dinámica, concluye con un “mira si ha cambiado todo que cuando empezamos nosotros a trabajar en la carpintería familiar en este momento –la entrevista se hizo un sábado por la mañana para tratar de ensamblarnos a las salidas y entradas que hacen los operarios a diario- estaríamos limpiando la carpintería de “borumballa”, y no hubimos ido a “esmorzar” al bar, sino aquí mismo sentados en un cajón y lo más rápido posible”.

<<< Volver a la portada