La amniocentesis

  26/10/2012

??Dr. MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)

La amniocentesis es un procedimiento diagnóstico que consiste en la extracción de líquido del saco amniótico, bolsa llena de líquido en la que está el feto dentro del útero materno, durante todo el embarazo. En este líquido existen células, proteínas y orina del feto que pueden ser analizadas para obtener información sobre su estado de salud. Consiste en la punción de la pared abdominal de la embarazada con una jeringa, hasta llegar al saco amniótico. En algunos casos, puede aplicarse anestesia local en la zona de punción, aunque en general no es necesario. El proceso puede ser guiado mediante la realización de una ecografía. El volumen de líquido a extraer depende de las pruebas que se deseen realizar. El líquido puede ser analizado para conocer el grado de madurez pulmonar del feto, realizar estudios genéticos y cromosómicos, evaluar el riesgo de espina bífida o la existencia de infección. La información obtenida del estudio y análisis del líquido amniótico, permite la toma de decisiones sobre el embarazo. En la mayoría de los casos es un procedimiento muy bien tolerado, aunque en algunos casos se pueden producir contracciones uterinas y sensación de molestias abdominales.
 Una de las indicaciones más frecuentes para la realización de amniocentesis es el estudio cromosómico del feto, para la identificación de anomalías cromosómicas (el síndrome de Down o trisomía 21 es la más frecuente). A partir de los 35 años de edad de la madre, aumenta la probabilidad de defectos cromosómicos en el hijo.
 La amniocentesis realizada para estudios genéticos y cromosómicos se realiza habitualmente entre las semanas 15 y 18 del embarazo. Los estudios de madurez pulmonar suelen realizarse entre las semanas 32 y 36. En el resto de situaciones, depende del momento y necesidad de adoptar las pautas terapéuticas.
 En general la amniocentesis es una prueba segura, con un riesgo de interrupción del embarazo menor del 1 %. Otros posibles efectos secundarios son la hemorragia o la pérdida vaginal de líquido amniótico, que suelen resolverse por sí solos mediante reposo. En cualquier caso, como en toda medida diagnóstica o terapéutica realizada durante el embarazo debe de sopesarse bien los riesgos y beneficios, no realizándose si son evitables, garantizando que la mujer conoce los riesgos y desea adoptar las decisiones que conllevan los resultados de las pruebas a realizar, así si la mujer no desea interrumpir su embarazo porque el feto tenga alguna anomalía genética no evitable o tratable durante el embarazo, no debe realizarse el estudio genético y cromosómico, por ejemplo.
 La realización de una amniocentesis no suele requerir preparación previa. Tras su realización se aconseja vigilar la aparición de síntomas, como presencia de contracciones uterinas, hemorragia o pérdida de líquido amniótico, que suelen ceder con reposo.

(*) Especialista en Obstetricida y Ginecología.

 

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