La entrevista / Maribel Font: “No me imagino un trabajo donde hubiera podido ser más feliz”
Acabado el año 2024, la técnica de Cultura de Dénia, Maribel Font Reus, cierra un ciclo. Deja atrás 38 años de relación laboral con el ayuntamiento. Licenciada en Historia, en 1986 empezaba a trabajar en la Escola Taller Castell de Dénia. Ocuparía la plaza de animadora cultural de forma interina y la consolidaría por oposición. Poco después, también por oposición, la de técnica de Cultura. Se ha jubilado en diciembre con la satisfacción de haber contribuido a poner en marcha proyectos tan emblemáticos como el Festival de Música al Castell o haber diseñado una programación cultural regular y de nivel.
PREGUNTA: ¡Qué responsabilidad más grande, técnica de cultura del Ayuntamiento de Dénia!
RESPUESTA: No eres consciente. Cuando yo entré no había nada, estaba todo para hacer, fue chulísimo. Rafael Marsal era el concejal de Cultura y Antonio Calero llevaba asuntos administrativos como secretario. Lo único que se había empezado a hacer, desde el conservatorio, era el curso de la semana internacional de la música. Se organizaban dos cosas más desde Conselleria y el ayuntamiento buscaba el lugar para hacerlas, los conciertos de primavera y un festival de orquestas extranjeras que rodaban por la Comunitat. La Casa de la Cultura tenía ya su director, que dirigía también la biblioteca, y yo estaba en el ayuntamiento, en un lugar donde casi no cabíamos. Me dedicaba a la programación. Mavi y yo entramos juntas, ella como auxiliar. Después nos trasladarían aquí, a un aula, y cuando Saturnino Ortuño, que era el director, se jubiló nos quedamos encargadas de las exposiciones; de la biblioteca se hizo cargo una bibliotecaria.
P: El reto era grande.
R: El reto era ponerlo todo en marcha. De lo primero que hice con Rafael Marsal fue organizar los actos del Centenario del Tenor Cortis. Pusimos también nombre a las calles del término, ¡miles de nombres! Y en valenciano, de frutas, lagos, manantiales, estrellas... Lo recuerdo con ilusión. Con Remei Galiana como concejala pusimos en marcha muchas cosas que, de una manera u otra, continúan haciéndose. Nació Música al Castell en el 92, el Cine Club en el 93, la Mostra de Dansa, el Cine a la Fresca... Con el tiempo hemos ido revisando cosas. Empezó también la programación regular de teatro, que se hacía en la Casa de Cultura primero y en el Llebeig después. La programación musical la hicimos en el local de la banda durante muchísimos años. También unos conciertos de jazz de lujo aquí, en la Casa de la Cultura. Empezábamos de 0, se tenía que poner todo en marcha y buscar los lugares donde hacerlo porque no los había. Continuamos ‘taco parejo’.
P: Para sacar las cosas adelante necesitaría gente eficiente alrededor.
R: En el departamento estaba también Pep Cendra, pero no te piensas que había tanta gente. Ahora hay mucha cosa hecha pero entonces no, y trabajar en esas cosas que estaban para hacer era un buen filón. Fue una temporada muy bonita porque era todo muy creativo, todo experimentar, todos jóvenes y con ganas.
P: ¿Música al Castell es la propuesta cultural de la cual se siente más orgullosa?
R: Es el emblema, es muy singular porque en ningún otro lugar de los alrededores pueden hacer algo similar porque no tienen el castillo. Yo estoy orgullosa de todo. El festival sirvió también para darle mucha difusión al castillo, donde mucha gente del pueblo no había subido, y con él queríamos además promocionar el patrimonio. Nadie se ha cuestionado nunca el festival ni nada. Ha habido cosas que se han reconvertido. Dénia Clàssics es la reconversión de Música a les Agustines. Era muy complicado hacer los conciertos allí. Todo se programa con mucho de tiempo y un día tuvimos que suspender la actuación porque a las monjas se les ocurrió tener pintores. Cuando se hizo el auditorio pensamos en cambiarlo allí; se nos ampliaba el campo, podíamos hacer más cosas, teníamos aseos para el público. Se han dejado de hacer cosas cuando han dejado de tener sentido o han sido cubiertas de otro modo. Como el Concurso de Composición para Tabal y Dulzaina de las Jornadas de Música Popular, EcoDénia o la Setmana de la Llengua, que hacíamos cuando no existía la Concejalía de Normalización Lingüística.
P: Torrecremada es un buen lugar para hacer cosas. Y más ahora cuando acaben las obras de la casa.
R: ¡Imagínate! Tener un lugar donde los músicos se puedan cambiar, unos aseos como Dios manda, una cafetería... Veremos si todo esto se puede abrir por la noche. Es un lugar bonito y fácil para el público y para nosotros. Hacer las cosas en el castillo es muy complicado, te lo tienes que currar mucho. El Festival de Jazz allí en Torrecremada se ha consolidado.
P: El técnico es el que hace y deshace y los concejales están de paso. ¿Cierto?
R: Si los concejales no quisieran no haríamos nada, ellos son los que mandan. A mí me han dejado hacer, todos. Pueden marcarte alguna línea de actuación, pero todo les ha parecido bien. Me han dejado libertad.
P: ¿Se destina suficiente dinero a la Cultura?
R: No, nunca el presupuesto es suficiente. Ni el personal. Pero lo que está claro es que en Dénia falta infraestructura. Haría falta más personal técnico y recursos, porque las cosas no crecen sin dinero. Se lo tendrían que hacer mirar. Pero por supuesto, Dénia necesita un teatro. No de mil plazas pero de seiscientas sí, y sobre todo que tenga un escenario que técnicamente te permita hacer cosas. ¡No cabe ni la banda de música! Un escenario donde puedas llevar un coro, una orquesta grande, primeras figuras, no digo siempre, de vez en cuando. Dénia se lo merece. La gente se tiene que ir a ver cosas interesantes en Teulada, a València, a Altea... Lo digo desde el principio.
P: ¿Se traerían cosas de mayor calidad?
R: Ya se traen cosas de calidad, pero estás muy limitada. Ganaríamos público que no viene habitualmente. Ahora el lugar no te invita a venir. Los que vienen a actuar se van contentos por la proximidad del público, se crea una simbiosis, mucha empatía entre los que están arriba y abajo del escenario. Pero el público que viene lo hace porque le gusta mucho el teatro o la música, no porque no sabe qué hacer y decide venir a Dénia al teatro o a ver un concierto. Necesitamos un teatro digno de esta ciudad.
P: Tampoco es que vayamos sobrados de otros espacios, como las salas de exposiciones.
R: Necesitamos salas de exposiciones temporales en condiciones. L’Estació la han dejado a la mitad. Era un referente, si lo equipas bien ahí viene cualquiera. Conforme está ahora, no. Tiene que haber una sala importante para hacer exposiciones de nivel. Igual que los museos. Dénia es una ciudad muy grande y donde se ha movido mucho dinero, pero en el tema de la cultura...
P: ¿Ha habido algún proyecto que no haya podido salir adelante?
R: Los espacios me han condicionado mucho el pensamiento. En el castillo se tendrían que hacer más cosas, tiene que crecer más. Necesita más inversión, en aseos, vestuarios, equipamiento... para hacer más visitas, más actividades... Pienso que está desaprovechado totalmente.
P: ¿Ha pensado que corría el peligro de caer en la rutina?
R: No caes en la rutina, eso sería estar muerto, no disfrutar del trabajo. Y yo he disfrutado mucho de mi trabajo. Hacer cosas nuevas te motiva, como el Festival de Dansa al Carrer. Pero a veces quieres hacer cosas y piensas que las tiene que hacer sola, sin personal suficiente, sin presupuesto. No tienes capacidad suficiente. Y dices, quieta. No hemos caído en la rutina pero tendríamos que haber crecido más. Aquí necesitamos otro técnico. Uno solo no puede llevarlo todo. Tiene que supervisar muchas cosas administrativas, y esto ya es el colmo.
P: ¿Tendríamos que tener una Casa de la Cultura en cada barrio?
R: Esto no es una Casa de la Cultura, que tiene que ser un referente para un pueblo. Tendría que tener un espacio para ella sola y aquí lo compartimos con la UNED. Las dos cosas tienen suficiente entidad para tener un edificio propio. Que lo hagan y nos vamos uno de los dos. Me hubiera gustado hacer talleres, cursos, más actividades infantiles... pero no hay espacio para hacerlas, la Casa de la Cultura está toda ocupada.
P: Su nombre, como el de Saturnino Ortuño y el de Cruz Mañas, quedará para siempre asociado a la Casa de la Cultura.
R: Saturnino era una persona entrañable. Mañas era el alma de la casa, estuvo con él y con nosotros. Te daba seguridad, una persona muy cumplidora, eficiente, seria, tenía el trabajo muy claro. He estado bien arropada.
Muy personal
P: Mamen Martí, Rafa Urios, ahora usted... ¡Se van los clásicos!
R: ¡Sí! En los años 90 los ayuntamientos empiezan a contratar a gente profesional para hacer cosas, que no había. Desde hace dos o tres años y en dos o tres más, habrán cambiado todo el parque móvil.
P: ¿Qué le ha aportado el trabajo?
R: No me imagino un trabajo que me gustara tanto como éste, donde hubiera podido ser más feliz. Lo que no me gusta es el tema burocrático y administrativo. Siempre lo ha habido, ¡pero lo que pasa ahora es infumable! Mi trabajo da mucha libertad e implica mucha responsabilidad, porque todo el trabajo es de cara al público. Tienes que estar siempre al 100% intentando que todo salga bien, y esto no depende solo de ti. Es un trabajo muy estresante y a la vez gratificante, creativo. Requiere mucha pasión y te enriquece muchísimo a nivel personal, te hace ser una persona abierta, comprensiva, empática.
P: ¿Ha pesado su gusto en la hora de programar?
R: Siempre miro la calidad por encima de todo. Pero es inevitable, no puedes huir de lo que te gusta. A veces programo cosas que no me gustan muchísimo y lo hago porque reconozco que son cosas muy bien hechas, muy actuadas, que tienen sentido.
P: ¿Qué supuso tener a su hermana de jefa?
R: Lo primero que le dije fue que ni se le ocurriera coger Cultura, no sabía cómo podría funcionar. Pero la experiencia fue muy positiva, me dejó hacer y encima es de las personas que te empujan, y esto también está bien. El problema es que no desconectábamos, comíamos juntas y hablábamos de trabajo. Mucha gente piensa que yo he trabajado aquí por ella, ¡pero cuando ella vino yo ya estaba cansada de estar aquí!
P: Son tres hermanos: Vicentín es el emprenyador, Pepa parece la seria y usted...
R: ¡La del medio! Posiblemente yo sea más seria que ella, a pesar de que también sé divertirme. Creo que soy tremendamente responsable y doy una imagen de seria que tampoco es cierta. Evidentemente no soy como mi hermano, él se llevó la gracia de todos.
P: ¿Ve a Pepa de alcaldesa?
R: Me gustaría. Sería una buena alcaldesa. Es una buena profesional, muy responsable también y con mucho sentido común. Para mí sería un gran honor. Lo haría muy bien, seguro.
P: ¿Qué vínculo tiene con Jesús Pobre?
R: De amistad. Un amigo de mi padre, que era taxista como él, le decía: ‘Tongo ven, que en Jesús Pobre hace buena temperatura’. Mi padre se enteró de que vendían una casa y la compró. Me gusta estar allí y todos los veranos paso tres meses como mínimo.
P: ¿Qué tiene que no tenga Dénia?
R: Frescoreta. Y es más tranquilo. Antes era más todavía.
P: Tres concejales de Cultura que empiezan por la misma letra: Rafael Marsal.
R: Fue el primero, le tengo un aprecio muy especial. Un político con sentido común, trabajador, te acompañaba siempre, apoyaba todo lo que hacías.
P: Remei Galiana.
R: Lo puso casi todo en marcha. Eran los 90. Fue el periodo más creativo. Ella era muy activa, joven, se implicaba... Una grandísima profesional.
P: Raúl García de la Reina.
R: Es el concejal actual, me deja hacer.
P: Tiene fama de ser duro.
R: Todos me han dejado hacer pero él especialmente. A nivel de trabajo no hemos tenido ningún problema.
P: ¿Continuaremos viéndonos en el Jurado de la Crítica Local de Canfali Marina Alta?
R: Hombre, claro. Si me llamáis, por supuesto que sí.