La sostenibilidad no es una moda

La sostenibilidad no es una moda
  22/05/2021

 

El segundo de los debates que reúne a agricultores, hosteleros y pescadores celebrado en la sala Turia de Els Magazinos puso sobre la mesa el debate sobre el consumo sostenible. Los invitados coincidieron en que sostenibilidad es sinónimo de salud y de respeto a la naturaleza, pero también de futuro y de equilibrio. Para que una actividad sea sostenible no solo ha de ser saludable, ha de tener también en cuenta a las generaciones que vendrán y sus necesidades. Como dijo Jesús Crespo “El Canari”, en el caso de la pesca se ha de buscar “el equilibro entre la extracción y la reproducción” de manera que se garantice la continuidad de las especies y quienes vengan detrás puedan seguir con esa actividad

            Los productos de temporada son un buen aliado de la sostenibilidad, remarcó José Carlos Siscar, del restaurante Les Cuinetes, si bien todos coincidieron en que hay un gran desconocimiento por parte del consumidor sobre la procedencia y la época de cultivo de los productos agrícolas o de captura de las diferentes especies marinas.

Joan Folqués, de Cult-Eco de Pego, subrayó el alto porcentaje de cultivos ecológicos certificados en la Comunitat Valenciana donde, frente al 10% de España, cerca del 20% de la superficie cultivada es ecológica. Precisó por el contrario que, al mismo tiempo que ha crecido la producción ecológica -que no precisa de productos químicos- también lo ha hecho el uso de pesticidas y herbicidas.

            Los contertulios coincidieron en que la sostenibilidad y el consumo de productos de temporada no es una moda. Es más bien, precisó Paco Pérez, de L´hort de Neli de Pedreguer, “volver a lo que había antes”. Se cuestionó en este punto de la tertulia si también las grandes superficies, que ofrecen cada vez más líneas de productos ecológicos y fomentan el uso de envoltorios compostables, por ejemplo, creen también en la sostenibilidad o simplemente se apuntan a la moda, como se preguntó Pedro Soler “El Petorrí”, pescador de profesión. De nuevo se habló de la imposibilidad de que, por su elevado volumen de ventas, las grandes superficies se abastezcan de pequeños productores, cuyas producciones son limitadas. Se puso de manifiesto también que en estos casos falla una de las patas de la sostenibilidad, ya que por lo general los productos ecológicos que comercializan son producidos por grandes terratenientes en grandes extensiones de terreno, donde el trabajo está mecanizado y el consumo de combustible es muy alto. No obstante, según se dijo, hay una tendencia cada vez mayor en algunos países europeos, como Alemania, a abastecerse de varios pequeños agricultores al mismo tiempo.

            En el debate se habló de la importancia de educar al consumidor, también desde los restaurantes, a la hora de exigir productos sostenibles, con certificación ecológica, de proximidad y de temporada, de manera que sea consciente de los beneficios que le reportan a nivel personal y también de la repercusión que ello tiene a nivel general. Pese a confesarse todos orgullosos y felices de su oficio, que ninguno cambiaría por otro, los pescadores -ambos del colectivo de la pesca artesanal- manifestaron la voluntad de que sus descendientes no continúen con una profesión que requiere de mucha dedicación y sacrificio, que no entiende de horarios y que no está lo suficientemente reconocida a nivel de salarios pero también de dignificación. Pero por la que, como dijeron, ellos sienten verdadera pasión.

 

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