La vuelta al cole tras la Navidad

  13/01/2012

Verónica Monsonís (*)

Tras disfrutar de unas dos semanas de vacaciones los escolares vuelven al cole después de Reyes. Para la familia supone un nuevo desafío, pues vuelve el cumplimiento de horarios y establecimiento de rutinas, que no siendo nuevas, tienen que reiniciarse nuevamente. Los niños han estado más relajados, sin prisas para irse a dormir, sin la obligación de tener que estudiar ni de hacer deberes diariamente...
 La readaptación es un proceso que suele durar aproximadamente una semana, siempre y cuando el ambiente y el entorno del niño sea el adecuado. Serán los propios padres o educadores los encargados de ayudarles en su reincorporación escolar, ya que, la diferencia con la vuelta escolar tras el verano, no es más que la cantidad de regalos que reciben por estas fechas; si los niños han recibido los regalos en Papá Noel, posiblemente se contenten y no se tomen tan a pecho volver al colegio; pero si los regalos los reciben en Reyes, seguramente estos días serán sinónimo de conflicto, ya que al no haber disfrutado de tiempo suficiente para jugar, estarán ansiosos por recuperarlo: ¡Cuidado! Las obligaciones quedarán siempre en segundo plano.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos y hacer más positiva esta reincorporación?
 Lo más importante es establecer un horario con tu hijo, en el que se plasme día a día todo lo que va a realizar desde que se levanta hasta que se acuesta; tendrá especial importancia la tarde, ya que es cuando deberá emplear su tiempo en realizar los deberes, y en jugar; el juego debe ser una recompensa a sus obligaciones bien hechas. No sirve que haga los deberes o estudie rápidamente, pues posiblemente, los haga mal o no sepa lo que ha estudiado. Habrá que disminuirle la ansiedad de los primeros días por jugar, pues para ellos el tiempo dedicado al juego no será nunca el suficiente.
 El fin de semana también será fundamental, y es aquí donde tu hijo empleará las horas mayoritariamente en jugar. Sería importante que aprovecháramos esos ratos de ocio para estar con él. Es indispensable que los niños aprendan a jugar solos, pero igualmente importante es dedicar ese tiempo a poder estar con ellos. El juego es una forma de diálogo, y con él podemos educarlos, incluso mejor, que con palabras o sermones.

(*) Psicóloga.

 

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