Las vacaciones de verano

  15/06/2012

Verónica Monsonís (*)


Todos los niños esperan con ansia que lleguen las vacaciones de verano. Se rompe con la rutina seguida durante todo el curso escolar, esperando disfrutar de tener más tiempo libre para jugar y divertirse; Pero para muchos padres, las vacaciones de verano son sinónimo de problemas, pues, los niños dejan de asistir al colegio, pero los padres, tienen que continuar con su rutina laboral. En estos casos se suele echar mano de familiares allegados, como los abuelos, que una vez más asumen el cuidado de sus nietos. En la actualidad se han creado también las escuelas de verano, que sirven para, por un lado proporcionar el ocio y diversión que los niños necesitan, y por otra parte, sirve de desahogo para los padres, pues normalmente, estas escuelas están abiertas todas las mañanas en un horario bastante amplio.
 Como decimos, el ocio es fundamental en la vida del niño, pues necesita descansar del trabajo realizado durante todo el curso; los deberes y las actividades extraescolares ocupan la mayor parte del horario de nuestros hijos. El verano es la época idónea para no estar pendiente del reloj e intentar divertirse y relajarse. Sin embargo, no hay que olvidar, que tan importante es disfrutar, como saber compaginarlo con los deberes y el estudio; si les ha quedado alguna asignatura, se puede hacer compatible el tiempo libre con las clases particulares o la planificación de los estudios.
 Si el niño ha sacado el curso y no le han quedado asignaturas para septiembre es recomendable dedicar el tiempo libre a las actividades lúdicas y no dedicar más tiempo que el necesario a realizar las tareas recomendadas por el mismo colegio. En el caso de haber suspendido alguna asignatura, se puede recurrir a las clases particulares o grupos de apoyo.
 Las vacaciones también son el momento idóneo para que el niño desarrolle nuevas habilidades; aunque el estar más tiempo en casa, puede suponer para los padres un poco de inquietud al tener a su cargo la distracción de sus hijos, éstos llegan llenos de energía y vitalidad, por eso todas las actividades que les propongamos y que sean de su agrado, les hará avanzar en su desarrollo.
 ¿Qué actividades podemos proponer a nuestros hijos?
 La natación; ir en bicicleta, saltar, correr... al aire libre; dibujar, pintar, hacer recortables...; modelar con arcilla o plastilina. Son actividades que ayudan a desarrollar las habilidades motrices de los niños.
 Fomentar el diálogo con los mismos padres, amigos, abuelos, primos...; contarles cuentos que les hagan estar inmersos en la historia; leer; inventar relatos; hacer cómics; jugar a juegos de mesa; hacer puzzles; Todas estas actividades contribuyen al desarrollo intelectual del niño.
 Hay que realizar actividades tanto individualmente como con otros niños, pues de esta manera favoreceremos su desarrollo social. Aprenden a jugar, a compartir y sobre todo van aprendiendo las reglas de convivencia.
 En casa también es fundamental que les propongamos actividades que les hagan responsabilizarse de sus propias cosas, como puede ser arreglarse su habitación y hacer la cama, recoger los juguetes cada vez que los saquen e incluso ayudar sacando la basura, poniendo la mesa o proponer, al menos un día, qué comer y qué cenar.
 Recuerda que es importantísimo reforzar siempre positivamente lo que el niño haga a través de halagos, demostrándole su alegría por todo aquello que vaya consiguiendo. Además siempre que logre acabar su actividad, prémiale con algo que le guste como hacer alguna excursión o ir a ver alguna película que le guste. Pero sobre todo demuéstrale tu cariño y cuan importante es para ti.

(*) Psicóloga.

 

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