Los azúcares de la leche materna son claves para alimentar microbios importantes en la salud infantil
Dr. MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)
Investigadores de la University of California-Davis, en Estados Unidos, han demostrado que una enzima producida por microbios beneficiosos en el intestino de los bebés es capaz de extraer compuestos específicos de azúcar de la leche materna humana y la leche de vaca. El descubrimiento identifica aquellos azúcares -en lugar de compuestos asociados a proteínas- como la clave para alimentar esos microbios importantes para la salud.
“Estos compuestos de azúcar proporcionan selectivamente nutrientes de sustento específicamente para el crecimiento de los microbios del intestino infantil”, afirma el investigador principal, David Mills, profesor de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la UC Davis. Los resultados de su trabajo se publican en la edición digital de “Applied and Environmental Microbiology”.
En estudios anteriores, Mills y sus colegas han demostrado que las glicoproteínas de la leche humana pueden ser una fuente de azúcar para los microbios beneficiosos en el intestino del bebé. Las glicoproteínas son compuestos con moléculas tanto de proteína como de azúcar llamadas oligosacáridos.
Los investigadores también han demostrado anteriormente, que uno de esos microbios del intestino -una subespecie bacteriana llamada “Bifidobacterium longum subsp. Infantis” (“B. Infantis”)- produce una enzima llamada EndoBI-1 que podría separar los oligosacáridos de las glicoproteínas. Pero no encontraron una respuesta definitiva acerca de si era el azúcar o los componentes proteicos de las glicoproteínas lo que estaban sustentando el crecimiento de “B. infantis”.
En el nuevo estudio, los científicos se propusieron determinar si los oligosacáridos podrían, como sospechaban, ser una fuente de nutrientes única para “B. infantis” en el intestino del bebé. Utilizaron la enzima EndoBI-1 para separar los oligosacáridos de las glicoproteínas que se encuentran en el calostro bovino, la “primera leche”, producido por una vaca lactante. Se empleó leche de vaca porque está fácilmente disponible en volúmenes significativos.
Los investigadores encontraron que los oligosacáridos separados del calostro de la vaca alimentaron el rápido crecimiento de la bacteria “B. infantis”. Sin embargo, los oligosacáridos de la leche de la vaca no promovieron el crecimiento de una bacteria relacionada que se encuentran en los intestinos de los seres humanos adultos.
El estudio también mostró que “B. infantis” no creció en proteínas de la leche de la que se habían retirado los azúcares, lo que indica claramente que los oligosacáridos eran los compuestos de los que se alimentaban las bacterias específicas. Mills observó que “B. infantis” tiene muchos genes que están involucrados en la descomposición de las glicoproteínas en la leche materna con el fin de liberar los oligosacáridos.
“La leche materna ha co-evolucionado durante millones de años con los mamíferos y la microbiota intestinal beneficiosa que la leche ayuda a crecer. La leche es el único alimento que ha co-evolucionado con los humanos para hacerlos saludables”. Los resultados también sugieren que la leche de vaca puede ser una fuente de oligosacáridos selectivos, que podrían emplearse para hacer prebióticos terapéuticos para los niños.
(*) Especialista en Ginecología y Obstetricia.