Malas noticias: la crema solar del verano pasado no vale para este año

Malas noticias: la crema solar del verano pasado no vale para este año
  19/06/2017

INÉS ROIG (*)

En 2015, las ventas de productos solares (tanto protectores como las fórmulas para después de la exposición al sol) experimentaron un crecimiento récord. De los millones de unidades que se debieron consumir el año pasado, muchos seguirán en armarios y bolsas de playa esperando a ser reutilizados en cuanto asome el primer rayito de sol. No tan rápido. Busque un símbolo que representa un tarro abierto y, a su lado, una cifra seguida de la letra M. Indica el periodo de consumo recomendado y es difícil que encuentre alguno que otorgue una vida útil, de más de 12 M (meses). ¿Podría seguir usándolos…?

            El icono del tarrito indica el periodo en que la fórmula mantiene sus propiedades intactas desde que retira el precinto. Al determinar esa fecha se tienen en cuenta dos factores: que una vez abierta, la fórmula pierde hermeticidad y entra en contacto con agentes externos que pueden degradarla; y que es más que probable que los solares sean los productos de cuidado más maltratados de cuantos usamos con regularidad. Las condiciones de almacenamiento juegan un papel esencial para el mantenimiento de todos los cosméticos abiertos y, en el caso de los solares, es complicado cumplir ya que viven a medio camino entre el bolsillo interno de los abrigos de nieve, las bolsas de playa y los maleteros de los coches, hierven todo el día al sol, la arena dificulta cerrarlos bien…

            Una creencia común es que los filtros solares físicos tienen una caducidad mayor que los químicos. Sin embargo, no hay estudios que lo demuestren. Ni al revés.

            Si nos fijamos en el tipo de textura, tampoco podemos afirmar que es relevante a la hora de determinar la vida útil de los protectores solares. La ausencia de agua en la fórmula, el hecho de poseer grandes cantidades de alcohol o un pH muy extremo, siempre dificultan la proliferación de microorganismos. También influyen los excipientes y el envase elegido. En los productos en los que no existe una abertura física del envase, y por lo tanto no puede haber contacto entre el producto y el ambiente, se garantiza un menor contacto con el exterior y más protección. Es el caso de los formatos en spray o monodosis.

            En términos generales, los protectores solares están diseñados para mantener su efectividad hasta tres años sin ser abiertos. Sus componentes se van degradando. Pero es raro que se indique en el envase.

            Entendida la teoría, pasemos a la práctica. Si no ha tenido la precaución de anotar cuándo compró el solar ni cuándo lo abrió por primera vez, ¿cómo saber si puede usarlo o no? En esa situación, todos los expertos confirman que es fundamental el sentido común del usuario. Debe intentar recordar cómo era el producto al estrenarlo y estar alerta sobre las pistas que indican que algo no va bien. Lo más fácil es fijarse tanto en la textura como en el aroma. Si tiene grumos, un color diferente o se separa en una parte cremosa y otra líquida, es que la emulsión se ha roto y tiene que desecharla. Si huele raro puede ser que algún ingrediente se haya oxidado y no es apto. Ante la duda, contacte con Atención al Cliente de la firma, y no llegue a testarlo sobre la piel. En general: no se arriesgue, deposítelo en el contenedor correspondiente y aproveche para probar alguna de las novedades con lo último en innovación: refrescantes, antiarena…

(*) Farmacia Las Marinas.

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