Manual del bronceado seguro

  12/08/2016

??INÉS ROIG (*)

El sol no solo aumenta la energía, también el atractivo. Exponerse al sol conlleva riesgos para la salud y, aun así, el fotoprotector se utiliza mal, no se respeta el horario de máxima irradiación, ni se usan gorras ni prendas adecuadas, y la presión social por broncearse todavía es fuerte. Pero es el momento de cambiar rutinas.

Antes de tumbarse:

- Desde dentro: Tomar alimentos ricos en carotenos logra un bronceado más seductor que el inducido solo por el sol. Las verduras rojas y verdes estimulan los tonos rojizos y amarillos de la piel. Tres raciones al día durante seis semanas bastan para "teñir" la piel sin sol y aumentar sus defensas.

- No a las fotosensibilidades: Los AHA son comunes en los cosméticos. En verano deben aplicarse solo de noche. A largo plazo reparan el daño solar, pero en el corto reducen la capa córnea y condicionan su permeabilidad frente a los UV. Los repelentes de mosquitos a base de dietiltoluamida (DEET) son los más recomendados, pero su presencia en la piel puede reducir la actividad del fotoprotector. Hay que extender primero la crema y, media hora después, el antimosquitos. En cuanto a fármacos antiacneicos, hay que evitar los retinoides y el peróxido de benzoilo.

Bajo el sol.

- ¿Perfumarse? Sí, siempre que la fragancia haya sido desarrollada para utilizar bajo los rayos solares y que sus ingredientes no sean fotosensibles. La razón por la que muchos perfumes están contraindicados bajo el sol no es por el alcohol que incluyen. Algunas esencias, como la bergamota o el limón, se componen de ingredientes que pueden reaccionar en la piel. Si los eliminamos de la fórmula, no hay problema en utilizarlos.

- La cantidad segura. La mayoría se pone menos cantidad de protector de la necesaria para alcanzar el índice de protección que marca el envase. Por eso se deben elegir productos con un SPF 30 o superior y aplicarlos media hora antes de la exposición. Otra trampa habitual es ignorar que la crema solar se desactiva, es necesario reaplicarlo cada dos horas.

- Filtros que absorben hasta la luz visible: La mayoría de las cremas solares ofrecen una amplia protección frente a los rayos UVB y los UVA. La novedad es que algunos fotoprotectores van más allá, con filtros que reflejan y absorben en la superficie de la piel también los rayos infrarrojos y la luz visible, que se sabe que provoca manchas. Retos en marcha: minimizar el número de filtros químicos y optimizar las partículas que reparan el daño solar a nivel del ADN para garantizar una mayor tolerancia cutánea.

Tras los rayos.

- Altas dosis de vitaminas C y E: El ritual postsolar se repetía casi de forma mecánica: bajar la rojez con aftersun tras la ducha y aplicar crema hidratante en la cara para evitar tiranteces. Ahora sabemos que se puede producir daño solar en el ADN de las células cuatro horas después de la exposición. La melanina (la protección natural de la piel) es otro de los agentes implicados en la avería. En cuestión de segundos, los radicales libres pueden activar un electrón que penetra hasta el ADN, mutándolo a pesar de haber abandonado el sol. La buena noticia es que en casa se puede prevenir el daño, aplicando los mismos sérums que se utilizan habitualmente a diario (con altas dosis de derivados estabilizados de las vitaminas E y C, resveratrol, o ácido ferúlico), también por la noche. Eso sí, no hay que mezclarlos con cosméticos con retinol. En cuanto a las fórmulas reparadoras específicas, muchas incorporan sus propios antioxidantes, como el pretocoferil y el ácido gliterricetínico.

(*) Farmacéutica

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