Menopausia de efectos controlados
??INÉS ROIG (*)
A menudo se emplea la expresión “estas menopáusica” reproche o como insulto. Pero menopáusicas son hoy más de nueve millones de mujeres en España y esa condición es el estado fisiológico normal de la mujer durante más de un tercio de su vida: acontece sobre los 50 años y la esperanza de vida supera los 85 años.
Los ginecólogos aseguran que entre los síntomas que más preocupan o molestan a las mujeres figuran la ganancia de peso, los sofocos, la sudoración nocturna y el insomnio o la sequedad vaginal. Pero hay otros efectos derivados de la pérdida de estrógenos que igual no se sienten inicialmente pero que tienen repercusiones graves, como la desaparición de la protección hormonal ante las enfermedades cardiovasculares, la pérdida de masa ósea y los cambios en la piel y las mucosas.
Bastan algunos cambios de hábitos (hacer ejercicio, no fumar, no tomar alcohol ni café o ajustar la dieta diaria) para eliminar o al menos minimizar muchos de ellos, y otros tienen tratamientos sencillos, seguros y efectivos.
Algunos ginecólogos reconocen que la retirada del periodo conlleva un cambio en la distribución de la grasa en el cuerpo de la mujer.
Para muchas mujeres uno de los síntomas más molestos del cese de la regla son los sofocos que se repiten varias veces durante el día y que resultan muy molestos por la noche porque se acompañan de sudoración, interrumpen el sueño y dificultan el volver a dormirse. Están directamente relacionados con la caída de los niveles de estrógenos, y lo normal es que estos síntomas desaparezcan después de dos o tres años sin regla. Cuando los síntomas son leves o moderados se recomiendan tratamientos naturales, tanto de isoflavonas de soja como de otras plantas.
Y si los síntomas son fuertes y afectan a la calidad de vida de la mujer, el consejo es recurrir al tratamiento hormonal con estrógenos, que bien utilizados en cuanto a tiempo y dosis, los beneficios de esta terapia superan con creces cualquier posible riesgo.
Los problemas para dormir y las alteraciones de ánimo se atribuyen al papel de los estrógenos a nivel de la sensación de bienestar. No obstante, estos problemas suelen estar muy vinculados a los sofocos. Si una mujer tiene síntomas muy acusados y se despierta por las noches, al día siguiente está cansada, deprimida e irritable.
La falta de estrógenos comporta una disminución de masa ósea fundamentalmente durante los cinco primeros años tras la menopausia. Por eso es importante hacerse una densitometría ósea al llegar a la menopausia para que cada mujer sepa con qué masa ósea cuenta. Si desde pequeña, en la adolescencia y durante toda su vida ha tomado una dieta rica en calcio, ha hecho ejercicio y ha tomado el sol con moderación, eso se reflejará en la masa ósea, y cuanto mayor sea la masa ósea con que se llega a la menopausia, menos daños provocará la pérdida derivada de la caída de estrógenos.
El aporte de calcio y hacer ejercicio de forma regular previenen la osteoporosis. La mejor terapia es el ejercicio que impacto en el hueso, de modo que para esta finalidad no sirve la natación ni la gimnasia en el agua porque el hueso no hace esfuerzo. Caminar 40 minutos al aire libre es más que suficiente.
A partir de la menopausia, la mujer tiene más riego que el hombre de sufrir un infarto u otras enfermedades cardiovasculares. Aumenta la tensión arterial en general, cambia el perfil lipídico porque aumenta el colesterol malo y disminuye el bueno, lo que eleva el riesgo de arterioesclerosis. Y los cambios en la redistribución de la grasa, que se acumula más en el abdomen, también inciden en el mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. También en este caso, la receta de los especialistas es cuidar la dieta, en especial la ingesta de grasas, y practicar ejercicio.
Otra de las consecuencias de los cambios hormonales de la menopausia es una mayor sequedad de la piel y de las mucosas, en especial de la vagina. Si la mujer no fuma y tiene relaciones sexuales mejora.
(*) Farmacéutica