Mo’Roots regresa a los escenarios

Mo’Roots regresa a los escenarios
  25/07/2021

“Cuantas más lenguas usemos, más multiculturales seremos”

 

TEXTO Y FOTOS: GERMÁN EGUILIOR

Mo'Roots regresa hoy, sábado, a los escenarios. Será en Penáguila. En agosto, por primera vez, saldrá de la Comunidad Valenciana para actuar en Barcelona. David Miralles, cantante del grupo, habló esta semana con Canfali sobre sus expectativas tras un año y medio sin actuaciones y sobre su trayectoria artística.

Para hablar de los orígenes musicales de David debemos remontarnos al primer lustro del siglo. Comenzó en la música hace más de quince años, en Skapolits, una banda integrada por un grupo de amigos de Calp: «En una noche de San Juan nos juntamos varios compañeros de clase y amigos. Yo me llevé la guitarra e hicimos una fiesta a la que se sumó toda la playa. El día siguiente nos propusimos volver a juntarnos para darle forma de grupo de música. La verdad es que teníamos ganas de diversión, así que nos juntábamos y tocábamos. No eran canciones nuestras, cantábamos canciones de Obrint Pas, La Gossa Sorda, etc. y pasábamos la tarde». La guitarra a partir de la cual nació Skapolits había generado controversias en el hogar del ahora cantante de Mo'Roots: «Mi padre empezó a tocar la guitarra y eso fue motivo de discusión en casa. Compró una guitarra por 200.000 pesetas de entonces y la tocó un mes. Y yo me animé y decidí aprender a tocarla de manera autodidacta». Así llegó David a coger la guitarra de Skapolits, pero no fue sino el desparpajo lo que llevó a David a convertirse en cantante: «A mí no me daba vergüenza y mis compañeros me animaban, me decían que se me daba bien. A mí siempre me había gustado cantar, así que me lancé».

Cada vez que Miralles habla de Skapolits lo hace con una amplia sonrisa que va descubriendo las distintas travesuras que él y su gente hicieron con la música como excusa: «Teníamos dieciséis años y la gente venía a ver el espectáculo que dábamos. Éramos ocho chavales jóvenes y la liábamos encima del escenario». El músico recuerda, entre unas risas que indudablemente lo definen, algunas de las accidentadas anécdotas que le dejó su paso por el grupo calpino: «En un concierto en Benissa, en el concurso Aborigen, compramos una caja de cohetes porque en medio de la canción queríamos bajar del escenario y tirarla entre el público. El encargado era Pollo, y no se le ocurrió otra cosa que encender la caja de cohetes en medio del escenario. Los cohetes empezaron a dispararse contra las luces, contra los bafles... el técnico apagó todo y nos hizo bajar del escenario. Nos expulsaron del concurso, pero moralmente habíamos ganado. Nos recordó todo el mundo». «En otro concierto, Ximo, el guitarrista, había visto por Internet que si echaba un poco de alcohol a la guitarra y prendía salía un poco de fuego. Tiró un chupito entero para hacer un solo de guitarra y le prendió fuego. Eso empezó a arder y a mitad del solo las seis cuerdas se partieron por el calor y la guitarra estaba en llamas. La liábamos siempre».

Ahora bien, no todo ha sido música en la vida del cantante calpino. Entre la disolución de Skapolits y su llegada a Mo'Roots hay un período de diez años en el que estuvo alejado de los escenarios: «Estuve en Valencia dos años estudiando un Grado Superior en Imagen y Sonido, viví dos años en Londres y luego volví a Calp a trabajar, pero nunca dejé de escribir canciones. En esta etapa escribí, por ejemplo, "¡Venga, va!", que es parte del primer disco de Mo'Roots, aunque era en valenciano y se llamaba "Injustícies"». Y entonces apareció la posibilidad de incorporarse a lo que después sería Mo'Roots: «Dentro del grupo hay varios componentes que siempre han estado juntos, con la idea de hacer un grupo en serio. Yo no los conocía, pero en 2018 me dijeron que un grupo de Altea estaba buscando un cantante y a mí me apetecía volver a cantar. Para la prueba querían que cantara Bob Marley, en inglés. Yo fui allí y les dije que no iba a cantar eso, que pusieran cualquier base de Pirat's Sound Sistema o Aspencat, que yo improvisaba. Lo hicieron y después de un par de canciones dijeron que era exactamente lo que buscaban. Y así llegué a Mo'Roots». Del proyecto destaca la calidad de sus miembros como músicos y la profesionalidad: «Desde el primer día querían hacer algo profesional, no ser un grupo de amigos. Como músicos son una maravilla y el proyecto me transmitió muchísima confianza». Antes del ingreso de Dalia, la otra cantante del grupo, eran dos voces masculinas, pero la otra voz dejó el grupo y decidieron buscar una mujer: «Ella nunca había cantado en valenciano ni tampoco había cantado en público, pero la escuchabas cantar y veías que cantaba muy bien. En dos ensayos perdió la vergüenza y se puso on fire. Nos compenetramos muy bien. Creo que entre los dos hay una simbiosis perfecta».

En cuanto al nombre del grupo, antes de dar con el definitivo se barajaron otras opciones: «Habíamos pensado otro nombre, La última bala, porque ya teníamos una edad y no queríamos volver a pasar por lo que habíamos pasado previamente, ya que prácticamente todos los miembros del grupo habíamos formado parte de alguna banda y sabíamos bien qué era dar palos de ciego: ir a cobrar y no cobrar, tocar en garitos con un sonido malo porque quieres tocar... queríamos evitar todo eso porque lo tomábamos como la última oportunidad para formar un grupo en serio. Personalmente, me gustaba, pero al final elegimos Mo'Roots. que significa "my own Roots", mis propias raíces, y se refiere a la cultura de nuestra tierra y, además, hacemos el juego de palabras con "morruts", que define el carácter y el estilo del grupo, que vamos a por todas».

Cuando habla de las letras, a David se le dibuja una ligera sonrisa que evidencia el dilema que en ocasiones le ocupa a la hora de escribir: «Antes siempre me iba a la crítica social cuando escribía y, además, lo hacía de manera muy explícita. No jugaba con metáforas. Ahora estoy cansado de ser tan directo. Y también me apetece escribir de otros temas, pero es una disputa interna porque al final siempre acabo hablando de crítica social. Por eso me gustan grupos como Los Delinqüentes, que hacen canciones alegres». Pero es difícil escapar de sus propias raíces. Para darle un carácter más diverso, detrás de las letras de Mo'Roots están también Kiko (trombón) y Edu (bajo), además de Ximo Cano, un filólogo valenciano que, según David, dota de una notable riqueza léxica a las letras del grupo. De este modo, la diversidad de las letras del grupo no está ligada solo a la temática, sino también a las lenguas empleadas. La mayoría de sus canciones son en catalán, pero también cantan en castellano y no se cierran puertas a hacerlo en otras lenguas: «Cuantas más lenguas usemos, más multiculturales seremos».

A un año y medio de aquel primer concierto, a David lo aborda la emoción cuando recuerda la primera vez de Mo'Roots sobre el escenario: «Aquello fue espectacular. Recuerdo los momentos previos a subir al escenario con todos los miembros en piña y fue algo superbonito. Luego, subes al escenario y ves toda la carpa llena, y en cuanto empiezas a cantar te siguen centenares de personas. Estaba en una nube». Desgraciadamente, pocas semanas después de aquel concierto llegó la crisis sanitaria que suspendió las siguientes fechas programadas. David asiente con la cabeza y reconoce que temió por la continuidad del grupo: «Sinceramente, se pasó mal. Se dejó de ensayar y con el toque de queda hacíamos videollamadas. Intentamos que el grupo se mantuviera vivo a través de las redes sociales, pero era una situación muy difícil».

Sin embargo, aquello queda ahora atrás y Mo'Roots está a punto de presentar «Sinestèsia», que verá la luz a partir de un videoclip y que «es una canción con la que se lanza el mensaje de Mo'Roots sigue en pie y el proyecto continúa». Y prueba de ello es la gira con la que después de un año y medio, por el parón forzado por la situación sanitaria, el grupo vuelve a los escenarios. Así, hoy 24 de julio actuarán en Penáguila, el 13 de agosto saldrán de la Comunidad Valenciana por primera vez para tocar en Barcelona, y el 28 de agosto volverán a cantar en la provincia de Alicante, en Tárbena. Además, están a la espera de confirmar un cuarto concierto para el próximo 9 de octubre. Y todo esto teniéndose que adaptar a la nueva situación: «No sé cómo voy a llevar eso de ver a la gente sentada en el concierto. Tendré que contenerme y ser responsable para no fomentar la locura. Trataremos de hacer disfrutar a la gente, pero siendo comedidos».

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