Mutismo selectivo

Mutismo selectivo
  08/05/2017

VERÓNICA MONSONIS (*)

 

Se llama mutismo selectivo a un problema de inhibición del habla que se caracteriza por la incapacidad del niño para hablar en ciertas situaciones, mientras que en otras se expresa con normalidad. Para que exista dicho trastorno, este patrón de silencio debe observarse al menos durante un mes.

            El mutismo se consolida cuando los padres, en un intento de que su hijo no lo pase tan mal, hablan por él, le justifican diciendo que es muy tímido, le dejan de exigir que responda y que participe en clase, se “acomodan” a esta dificultad... No deben comportarse así, porque es contraproducente. Para ayudar a su hijo es más acertado que:

            - Le hagan reflexionar sobre lo que cree que sienten los demás cuando ven que él no dice nada.

            - No le etiqueten de muy tímido: las clasificaciones refuerzan las conductas que queremos eliminar.

            - Jamás le riñan por no hablar.

            - Es bueno que le enseñen a vestirse y a comer solo, para que sea más autónomo y se sienta más capaz.

            - Otra medida efectiva es propiciar sus encuentros con otros niños en ambientes no estructurados: el parque, un centro de bolas, la propia casa... Los padres pueden jugar un rato con ellos al principio, para facilitarles la comunicación.

            - Los juegos de simulación (hacer de maestros, tenderos...) son perfectos para estos niños, ya que les enseñan recursos para desenvolverse.

            Es importante que los padres de un niño con mutismo selectivo intenten no agobiarse al ver que su hijo no habla, porque si éste se contagia de su angustia, tendrá menos recursos para vencer su problema.

            Deben ser positivos, convencerse de que su hijo acabará hablando en cualquier circunstancia y lugar y hacer todo lo posible para que el pequeño los considere sus aliados, no para enquistar su dificultad, sino para superarla. Que el niño los vea esperanzados y se sienta querido y aceptado por ellos pese a no hablar, le dará fuerzas para hacerlo.

            Si en cuatro meses el niño no mejora, hay que llevarle al psicólogo (Instituto de Mutismo Selectivo - crecerfeliz.es).

 

(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y experta en Atención Temprana.

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