Nuestras emociones en Navidad

  17/12/2011

Verónica Monsonís (*)

La Navidad es época de compartir, de dar y recibir, de celebrar, de disfrutar, de regalar... La Navidad es época de alegría, de ilusión, pero también de nostalgia y añoranza.
 Recuerdos de seres queridos que están lejos o que ya no están; hacer balance del año; rememorar experiencias negativas; personas que se encuentran trabajando a larga distancia de sus familias; la carga sentimental que suelen rodear estas fiestas; la contradicción que supone no ser feliz en una época en la que, debido a la presión sociocultural, parece que todo el mundo deba serlo; y la disponibilidad económica, puesto que la falta de recursos puede abocar al sujeto a un estado de infelicidad por no haber podido comprar aquello que se deseaba etc... son algunas de las causas que hacen que nuestras emociones estén a flor de piel, y que vivamos aún con más intensidad los acontecimientos de nuestra vida.
 ¿Qué podemos hacer para que en esta época del año, marcada por la felicidad y la ilusión, no surjan emociones de melancolía, tristeza o pesimismo exagerado?
 Ejercicio físico. La tendencia natural, cuando se está deprimido, es permanecer inmóvil, encamado y sin salir de casa. Lo recomendable es moverse, pasear, hacer deporte. El ejercicio nos distrae, y produce cambios físico-químicos a nivel cerebral que generan bienestar psicológico.
 Planning de Actividades Agradables. Tener una rutina previamente establecida nos ayuda a no tener espacios en blanco dentro de nuestro horario y por lo tanto evitar tener tiempo, sobre todo, para pensar demasiado; Podemos aprovechar estas fechas para quedar con amigos que no vemos desde hace tiempo, salir a la calle y contagiarnos del ambiente navideño o reunirnos y rodearnos de nuestros seres queridos.
 Evitar los productos tóxicos que tanto aparecen en esta época. El tabaco no calma los nervios y el alcohol en exceso produce efectos depresores del sistema nervioso.
 Cuidar nuestra alimentación; intentar compensar los excesos de comidas y/o cenas con una alimentación saludable también ayudará a que nos sintamos mejor, pues además de los efectos sanos para nuestro organismo, comer bien hará que desaparezcan los sentimientos de culpabilidad generados por las “comilonas” tan típicas de estas fiestas.
 Controlar los pensamientos negativos; si los identificamos y analizamos, seremos conscientes de que probablemente, eso que pensamos realmente no es cierto y que preocuparnos en exceso solo hará que nos sintamos peor. Permanezcamos alerta para no dejarnos hundir por estos pensamientos irracionales.
 La luz solar anima mucho. Procura que habitaciones, salas o despachos estén bien iluminados.
 Técnicas de relajación. Apréndalas de un buen profesional. Y trata de aplicarlas. Nos ayudan a controlar nuestras emociones y que por lo tanto tengamos el control de la situación en la que nos encontramos.

(*) Psicóloga.

 

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