Nutrición al sol, los aliados para una piel perfecta
INÉS ROIG (*)
La alimentación es una de las grandes aliadas para mantener la piel en el mejor estado posible. Además, cuando de exposición solar se trata, también ayuda, porque protege de posibles daños, previene el fotoenvejecimiento -arrugas, manchas y flacidez-, y puede ayudar a sacarle el máximo partido al astro rey para conseguir un bronceado bonito y duradero (¡y saludable!), que al fin y al cabo es lo que queremos.
Betacarotenos. Los betacarotenos son un grupo de pigmentos responsables de los colores amarillo, anaranjado y rojo de los alimentos vegetales. Son precursores de la vitamina A. Una vez ingeridos se transforman en vitamina A antioxidante y ayudan a producir melanina, que es nuestra protección natural contra los rayos ultravioleta (UV). Los encuentras en la calabaza, la zanahoria, las verduras de hoja verde, los espárragos, los albaricoques, los melocotones, las papayas y el melón.
Vitamina C. Consumir alimentos ricos en esta vitamina antioxidante contribuye a la formación de colágeno, uno de los componentes principales de la piel y los huesos. También refuerza la frágil pared de los vasos sanguíneos frente a los rayos UV. Además previene la formación de tumores cutáneos ocasionados por los daños que provocan los rayos UVA y UVB en el ADN celular. Algunos de los alimentos con vitamina C son: brócoli, naranjas, limón, pomelo, kiwi y fresas, moras, grosellas, arándanos, ciruelas, bayas, higos, uvas y papayas.
Vitamina E. Es un potente antioxidante, capaz de neutralizar los radicales libres que aparecen cuando se toma el sol. Evita la oxidación de las células, las proteínas, los lípidos y el material genético -ADN y ARN-, y potencia el sistema inmunológico. Además, favorece la acción de los betacarotenos y si se combina con vitamina C aumenta su efecto. La encontramos en el aceite de oliva, en el de germen de trigo, el de soja y el de girasol; en las pipas de girasol, y en los frutos secos, como almendras y avellanas.
Licopeno. Es un pigmento vegetal que da color a los alimentos y proporciona un aspecto bronceado y dorado a la piel sin la presencia de rayos solares. Es un reflector natural de los rayos UVA y UVB y un importante antioxidante que protege el organismo de los radicales libres, el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel. Se encuentra en el tomate y sus derivados, el pimiento rojo, la papaya y la sandía.
Selenio. Es un nutriente indispensable que forma parte de las defensas y del sistema que hace frente al estrés oxidativo del ADN, las proteínas y los lípidos. Tiene una función antioxidante muy potente y fortalece las defensas y el sistema inmunológico. Y es un componente natural muy abundante en las nueces de Brasil y en los cacahuetes, los cereales integrales, las lentejas, los guisantes, las semillas de girasol, el marisco y el pescado -atún, sardina, camarón y salmón-.
Ácido hilaurónico. Es un polisacárido transparente y de textura viscosa que produce naturalmente nuestro cuerpo. Es el principal responsable de la turgencia, la elasticidad y la hidratación de la piel. Capta, retiene el agua y actúa como una auténtica esponja, ya que es capaz de contener hasta 1.000 veces su peso en agua. Los alimentos ricos en almidón, carbohidratos, vegetales con raíces gelatinosas y fitoestrógenos estimulan la formación de ácido hialurónico en el organismo. Consume patatas, plátano, papaya, mango, melón, peras, aguacate, brócoli, coles de Bruselas y soja.
Colágeno. Es una proteína segregada por los fibroblastos y el componente más abundante de la piel -70%- y los huesos. Su función principal es la de aportar firmeza, sostén y elasticidad a la piel, el pelo y las uñas. A partir de los 25 años el organismo disminuye progresivamente su producción; desde los 40 años esta disminución es de hasta un 1% por año, y a los 70 años ya hemos perdido un 30%. Se obtiene comiendo, sobre todo, carne rica en gelatina -cordero, rabo de toro, manitas de cerdo, callos-, pollo, pavo y pescado -bacalao y salmón-.
(*) Farmacia Las Marinas.