Yo lo invento y tú lo fabricas
Los calpinos Genaro Calatayud y Matías Pastor formaron un dúo de éxito allá por mediados del siglo XX. El primero, farmacéutico de profesión, por su capacidad de diseño, inventiva o de creación –como quieran llamarla- y el segundo, propietario de un pequeño taller mecánico, por su ingenio y destreza a la hora de plasmar las ideas de su compañero. Unos hombres avanzados a su tiempo, en pocas palabras. La máquina de escribir Hogar y la Sumadora Ifach –lo que hoy sería una calculadora- han pasado a la historia como dos patentes calpinas allá por la década de los 40, una vez terminada la Guerra Civil. El tercer implicado en esta aventura fue Industrias Avargues, que se encargó de comercializar los dos productos por toda España, con una gran difusión a través de los periódicos de la época. Pastor, además, fabricó un tercer invento, unos cordones de zapatos hechos con goma elástica.
Los dos inventos son ahora, con el paso de los años, piezas de museo muy apreciadas en el mundo del coleccionismo. Conocemos su historia gracias al testimonio de Joaquín Vázquez Boronad, que se enorgullece de tenerlos en su casa como muestra de la historia reciente de la Ciudad del Peñón de Ifach. “No resultó nada fácil hacerse con ellos”, cuenta, “porque hay muy pocas unidades y una competencia feroz para su adquisición”. Hay que bucear, nunca mejor dicho, en las redes sociales y estar atento a las ofertas o comentarios de portales especializados en coleccionismo.
UNA MÁQUINA MÁS BARATA
La máquina universal de escribir ya estaba inventada pero resultaba muy cara para tenerla en casa. Por eso, Calatayud inventó otra más simple mucho más barata y accesible a todos los bolsillos. Totalmente artesanal, fabricada por Pastor pieza a pieza, con madera, tubos de bicicleta, hierro y demás. Podías escribir una frase entera pero letra a letra “y era mucho trabajo y para hacer una carta necesitabas mucho tiempo”, comenta Vázquez.
El modelo 149 de Hogar estaba ya dotada con tipos de impresión metálicos, cuando antes eran de caucho. Un avance “con una insensible elevación de precio”, según se publicitaba. Una máquina que, por aquél entonces, era “única para la correspondencia casera y pequeños comercios”. Se garantizaba una impresión perfecta, solidez y una presentación inmejorable. De hecho, “una Hogar de tipos metálicos da una escritura tan clara que se confunde con las de teclado universal”, se lee en un anuncio. Y nos dice, además, que se sirve a reembolso y a un precio de 160 pesetas, embalajes incluidos, contra talón-orden envío.
PATENTE 161.499
La sumadora Ifach tiene registrada la patente 161.499 y hay constancia de que empezó a venderse a partir del año 1943. “Tiene una curiosidad y no es otra que solo suma, ni resta, ni multiplica ni divide”, apunta su dueño. “Su forma de funcionamiento”, añade, “es muy complicado y estamos intentando entender su mecanismo, pero no es nada fácil”. La sumadora tuvo más repercusión en los medios y se fabricaron varios modelos, uno de madera y metal, un segundo con madera de mayor calidad y un tercero hecho todo de lata. “Del tercer modelo, tengo constancia de su existencia pero llevo más de 20 años intentando hacerme con él y no lo he conseguido”, dice Vázquez.
En el período ABC de Sevilla del año 1946 hay un anuncio que la califica de “Invento Maravilloso”. Y sus grandiosos resultados están “comprobados prácticamente por numerosos ayuntamientos, entidades oficiales y particulares que la poseen”. Se destaca, además, la gran “utilidad de la Ifach, por la exactitud en sus sumas, sencillísimo manejo y ahorro en absoluto de trabajo mental”. Su tamaño era muy reducido, apenas 12 x 11 centímetros, y tenía todo su mecanismo cromado. En este anuncio se ofrece la sumadora al precio de 75 pesetas y, juntamente con la máquina, se envían las instrucciones de su manejo. “No sume mentalmente y adquiera, con toda confianza, este útil y económico aparato de grandes cualidades”, reza el escrito.
La sumadora de Vázquez fue un regalo de su compañero Pepe Ivars. “Un amigo suyo del norte de España le llamó un día porque vio en un rastro una máquina que era de Calp”, recuerda. “La compró y me la regaló públicamente delante de todo el mundo. Todo un detalle que le agradezco mucho”, subraya.
DOS TESOROS DE CALP
Tanto la máquina de escribir Hogar como la sumadora Ifach formaron parte de una exposición que el propio Vázquez dio a conocer en el Museo del Coleccionismo de Calp. Ahora han sido seleccionadas por el programa Tresors amb història de la televisión autonómica A Punt en su segunda temporada. Su valor no es otro que ser dos piezas ideadas, patentadas, fabricadas y comercializadas en Calp. Y también cuentan con su componente nostálgico que justifican un buen reportaje y su difusión por todo nuestro territorio.
Vázquez nos avanza que el programa se grabará a finales de marzo en Dénia y se emitirá, probablemente, en junio. No estará solo sino que irá acompañado por un descendiente directo de Matías Pastor “porque me gusta compartir todas estas cosas con la gente y se lo merecen”.