Objetivo: broncearse con tacto
11/07/2014
??INÉS ROIG (*)
Tomar el sol y ponerse morenos sin quemarse es un arte. Desde la elección del factor de protección, pasando por la cantidad a aplicar hasta las horas de exposición, muchos creen saberlo todo sobré el bronceado perfecto, pero...
Si no se toman las precauciones podemos encontrarnos con alguna sorpresa para nuestra piel. Quemaduras, escozores o enfermedades cutáneas más graves son una amenaza que algunos parecen subestimar. Y no. Hay que empezar desde pequeños a ser conscientes de la importancia de una correcta exposición solar, porque la piel tiene memoria y es necesario protegerse desde edades tempranas. Todos tenemos un "capital solar" que administrar para no quemar los cartuchos antes de tiempo.
Cuando se va a tomar el sol, se expone la piel a la radiación ultravioleta. Hay dos tipos: los UVA y UVB.
- Los UVA causan foto envejecimiento de la piel y la aparición de manchas y arrugas. Son rayos que incluso atraviesan las nubes cuando el cielo está gris o actúan desde los cristales de las ventanas. Pueden desencadenar algunas alergias.
- Los UVB son los que queman y que, un día despejado, hace que uno se ponga moreno. Son rayos con mucha energía y son los responsables del reitera y el enrojecimiento.
Ahora bien, uno tiene que protegerse no sólo en la playa o en la piscina, sino en todas partes, siempre que haya sol. En este sentido, la montaña puede llegar a ser peor que la playa. En la sombra o bajo una sombrilla la radiación solar disminuye pero se reflejan igualmente. La ubicación, la temporada y la hora de tomar el sol también cuentan.
Hechas estas premisas, es imprescindible ponerse un protector solar. Los fotoprotectores contienen sustancias físicas o químicas (los filtros) que son capaces de absorber o reflejar las radiaciones, protegiendo a la piel de los efectos dañinos de las mismas. Los filtros inorgánicos, es decir, físicos, van muy bien para niños, resisten el agua, reflejan las radiaciones en lugar de absorberlas, y no son tóxicos. Por cierto, los niños menores de 3 años nunca deben ser expuestos al sol ya que su piel es muy inmadura y no tienen respuesta para la agresión solar.
No por usar una protección solar alta uno no se pondrá moreno. Al contrario, el bronceado será progresivo y más duradero. Las personas de piel oscura también deberán ponerse crema, aunque bastará una protección más baja. La exposición debe ser progresiva para preparar la piel. La pigmentación inmediata no protege contra las futuras quemaduras solares. Sólo una vez que la piel acabe sintetizando melanina, entonces, con la ayuda de los protectores solares, se irá constituyendo una defensa natural y un bronceado duradero y resistente. Y cuando se consigue un buen color, tampoco hay que cantar victoria, aunque el moreno actúa parcialmente como barrerá natural frente a las quemaduras (UVB), no sirve para frenar los UVA.
Todos los protectores solares protegen de los rayos UVB, responsables de las temidas quemaduras cutáneas. Sin embargo, a la superficie de la Tierra llegan aproximadamente 10 veces más rayos UVA que rayos UVB. Por ello, sería conveniente comprobar que el fotoprotector proteja también de estos para retardar el envejecimiento de la piel.
Al nadar, se sigue tomando el sol ya que el 95% de los rayos UV penetran en el agua. Y hay que secarse bien la piel, porque las gotas de agua pueden actuar como lupa.
Es importante beber entre 2 y 3 litros de líquidos: agua, zumos, sopas...
Mantener una alimentación equilibrada rica en verduras y frutas de color rojo o anaranjado (zanahorias, calabazas, fresas, albaricoques, melocotón...) gracias a su alto contenido en betacarotenos ayudarán a conseguir un bronceado más uniforme. Los pimientos rojos, los tomates y las cerezas tienen sustancias que ayudan a la foto protección. Lo mismo que la sandía, las espinacas o el limón.
Los complementos nutricionales refuerzan las defensas de la piel, pero no protegen de las radiaciones UV.
Las cabinas de rayos UV no preparan la piel para el sol y pueden ser nocivas a largo plazo.
Usar colonias, desodorantes y otro tipo de cosméticos puede ser peligroso, ya que favorecen la aparición de manchas.
Si la crema ha estado sometida a altas temperaturas en el coche o en la playa puede haber perdido eficacia ya que algunos componentes no son estables y con el tiempo se degradan.
Los cuidados específicos tras la exposición solar para calmar y re acondicionar la piel son muy importantes.
Está demostrado que uno se broncea menos con el paso de los años. La cantidad de melanina, el pigmento que produce nuestra piel para defendernos del sol, a partir de los 30 años empieza a disminuir un 10% cada año. A partir de cierta edad, no hay nada como leer un buen libro en la sombra.
(*) Farmacéutica