Olvídate ya de hacer deporte a lo loco
INÉS ROIG (*)
El destape está a la vuelta de la esquina. Tras meses de acomodado letargo bajo el ropaje invernal, tus carnes lucirán blancas y, si no ha hecho los deberes, más flácidas y rotundas. Es entonces cuando te entrarán las prisas por conseguir en unos días lo que puede que no te has currado durante toda una vida. Es una buena noticia porque, aunque abogamos por la práctica deportiva como sinónimo de salud, bienvenido sea ese empujoncito narcisista si consigue arrastrarte a abandonar el sedentarismo. Eso sí, antes de lanzarte a quemar zapatillas a lo loco, ponte en manos de profesionales y aplica el sentido común, especialmente, si has superado ya los 40 años de edad.
A pesar de que la cautela ha de guiar siempre tus pasos, ten muy claro que los beneficios que te reportará hacer deporte superarán con mucho a los riesgos que puedas correr.: El riesgo de una respuesta cardiovascular adversa durante la realización de una actividad física es extremadamente bajo en adultos aparentemente sanos.
Por tramos de edad, se distinguen dos grupos de población principales. En el primero figurarían los menores de 40 años que no presentan ninguno de los factores de riesgo y que, por consiguiente, no necesitarían pasar ningún tipo de prueba para empezar a hacer deporte. El segundo, más sensible, estaría formado por mayores de 45 años. Estar en un buen estado de forma no es ninguna garantía de que estemos exentos de sufrir un episodio cardiovascular adverso ya que puede que el corazón esté bien entrenado muscularmente pero las tuberías no funcionen correctamente
Con un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo normales, una persona sana puede hacer ejercicio con un 99,99% de seguridad cardiovascular. No sólo puede, sino que debe hacerlo: Cada vez más, se recomiendan 30 minutos de ejercicio, cinco días a la semana como parte del tratamiento a seguir junto a los medicamentos.
Partiendo de la tranquilizadora base de que estás sano... ¿Cuáles serían entonces las recomendaciones para arrancar? Depende mucho de cada persona. Se aconseja llevar a cabo un ejercicio progresivo, empezar con baja intensidad, pasar a moderada para terminar en alta. Y, sobre todo, ser realista. Olvídate de practicar deportes que aborrezcas o de plantearte retos demasiado ambiciosos, escoge una actividad que vayas a ser capaz de hacer... ¡de verdad!
Diversión y salud sería el binomio perfecto para conseguir introducir el hábito del deporte en su vida, porque el objetivo es realizarlo con asiduidad. Hay que elegir un ejercicio que se disfrute, que sea conveniente, asequible y que se adapte a tu estilo de vida. Si es necesario, prueba varias opciones antes de decantarte por la idónea. Reserva un hueco durante la semana para hacer deporte y, si te aburres, escucha tu música favorita mientras lo haces. Entrenar con amigos, además, puede ser la fórmula perfecta para fortalecer tu voluntad: cuando no tengas ganas, ellos tirarán de ti.
Es importante no dejarse arrastrar por las modas. Disciplinas con tanto tirón popular como el running o la mountain bike no tienen por qué ser aptas para todos los públicos. Hay que tener en cuenta el estado de forma en el que te encuentras, las lesiones previas e incluso el tiempo del que dispones para practicarlo con ciertas garantías.
Independientemente de la edad del deportista, si vas a comenzar a realizar ejercicio por primera vez o tras un tiempo largo de inactividad, lo más recomendable es caminar, nadar o montar en bicicleta.
Un cuerpo acostumbrado a no moverse pierde fuerza, coordinación, equilibrio y velocidad de reacción. Todo esto hace que se esté menos preparado para enfrentarse al estrés del ejercicio, incluso a un esfuerzo relativamente suave. Por este motivo, se recomienda una adaptación progresiva. De este modo, evitarás esas sobrecargas musculares que, en numerosas ocasiones, suelen acarrear contracturas y tendinitis, u otras lesiones por sobreuso. Dolencias que le dejarán en el dique seco.
(*) Farmacia Las Marinas.