Paella y tapas españolas: de Moraira a Lituania
Un empresario quiere abrir una franquicia y el cocinero Raúl Pastor les ha enseñado a prepararlas
Que la gastronomía española es un referente en el mundo no es un secreto. El famoso chef José Andrés triunfa en los Estados Unidos por su buen hacer en los fogones y también por su faceta solidaria, que le valió ser portada de la prestigiosa revista Time. España cuenta con numerosas estrellas Michelin y soles Repsol que acreditan la innovación y la creatividad de nombres como Ferrán Adrià, Berasategui, Joan Roca, Arzak, David Muñoz y un largo etcétera. Y la Marina Alta sabe también mucho de esto con los Quique Dacosta, Alberto Ferruz, Rafa Soler, Nazario Cano, José Manuel Miguel, Ferdinando Bernardi, Clara Ruiz y Borja Susilla… Por algo será.
Por todo esto y más se entiende que un empresario lituano, Arvydas Tamasauskas, acuda a la “terreta” para descubrir los secretos de nuestra cocina para luego conquistar su país con sus sabores y platos. Su intención es abrir una franquicia de restaurantes de gastronomía española, siguiendo el modelo de Els Magazinos de Dénia. El primer restaurante estará operativo en poco más de diez días en la capital, Vilnius, y, si todo va bien, habrá una veintena más en grandes superficies en todo el país.
Tamasauskas y su equipo han viajado hasta nuestro país para aprender a cocinar y descubrir los secretos de la cocina made in Spain en vivo y en directo. El maestro entre fogones por unos días ha sido Raúl Pastor, en las cocinas del Hotel Mañet de Moraira, y con el inglés como lengua de comunicación. El plato estrella ha sido la paella en sus distintas versiones, como la valenciana, la de marisco y la mixta, así como el arroz a banda. La carta del menú incluirá también tapas típicas como las patatas bravas, pescado frito, sangre, calamares a la romana, etc.
APUESTA POR EL PRODUCTO LOCAL
La delegación lituana quiere exportar los platos típicos de la gastronomía mediterránea. ¿Por qué? La respuesta es clara, “porque se trata de una de las mejores cocinas del mundo”, en palabras de Tamasauskas. Los lituanos tienen fama de viajar mucho por todo el mundo y conocen muy bien la paella porque es un referente de la cocina española. “Por eso creo que el éxito está garantizado”, apunta el empresario. La intención es, según nos avanza, llevar también a Lituania todos los productos de origen para cocinar una buena paella. Desde el arroz bomba de Pego hasta las verduras, las especias o la carne. Incluso quieren “fichar” a un cocinero español para comenzar esta aventura “porque apostamos por la calidad y queremos ofrecer una paella y tapas como si estuviésemos en España”, concluye.
Los planes iniciales eran que Raúl Pastor viajara a Lituania pero el COVID-19 lo impidió. “Al final”, confiesa, “ha sido mejor incluso porque aquí tengo todos los productos, hemos ido al mercado, estoy en casa y mucho más cómodo”. “La verdad es que son muy buenos alumnos”, indica, “porque tienen mucho interés. Están sorprendidos por la calidad de nuestros productos frescos y por eso quieren llevárselos a su país”. De hecho, en un primer viaje ya se han provisto de 150 kilos de arroz de Pego, de aceitunas de Guerola, de Gandia, aceite de Pedreguer, azafrán y mucho más.
Pastor ha aprovechado la oportunidad para dar a conocer otros platos de la cocina valenciana como el arroz al horno y el puchero de pulpo e, incluso, las salazones típicas “más que nada para ver su reacción y que descubran muchas más posibilidades, porque aquí tenemos mucho que enseñar”, apunta.
Mari Trini Bertomeu, del Hotel Mañet, comenta que “ha sido una experiencia muy gratificante. Lo que más me ha gustado es la admiración que tienen por nuestra cocina y cómo la valoran”. “Esto quiere decir”, añade, “que estamos haciendo las cosas bien. Aquí, en la Comunitat Valenciana, estamos patrocinando muy bien nuestros platos y la gente lo valora”.
Ya lo saben. Si viajan a Lituania, busquen alguno de los restaurantes de La Paella Española. La base de su menú, de sus platos de paella, está concebida en nuestra tierra, en Moraira. Se sentirán como en casa y eso siempre es de agradecer más allá de los Pirineos.