#piensaenti #piensaenellasyellos #todosaldrabien

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  06/04/2020

VERÓNICA MONSONIS (*)

En estos días en los que compartir 24 horas al día parece una locura, hemos de reflexionar acerca de nosotros mismos y sobre las personas con las que convivimos. Tratar a los demás como a ti mismo te gustaría ser tratado nos llevará a desarrollar una empatía tan necesaria para tener una relación positiva, basada en la comprensión de las necesidades del otro debidas al confinamiento que estamos viviendo todos.

Tanto niñas, niños como adultos, tenemos que poner nombre a esas emociones que se están sintiendo: miedo, rabia, desesperanza o incluso por qué no, tranquilidad por tener la necesidad de dejar cosas atrás que no nos gustaban y que realizábamos anteriormente.

Las circunstancias que vivimos nos pueden llevar al límite y hacer que reflexionemos acerca de si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para seguir adelante con optimismo. Llegados a este punto tenemos dos opciones: dejarnos arrastrar y vencer o sobreponernos y salir fortalecidos, apostando así por la resiliencia.

La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades, sobreponiéndonos a las adversidades que nos ha tocado vivir y, utilizando esas situaciones para crecer personalmente, llevándonos un aprendizaje posteriormente por la situación vivida.

Se trata pues, de una manera diferente y más optimista de ver el mundo, ya que se es consciente de que después de la tormenta llega la calma. Para ser una persona resilente debemos conocer cuáles son nuestras principales fortalezas, habilidades, limitaciones y defectos pues, de esta manera, los objetivos y metas que nos propongamos tendrán en cuenta no solo nuestras necesidades sino también las estrategias y recursos de los que disponemos para conseguirlas.

Así pues, tómate este tiempo para “cultivarte” y reflexionar sobre ti, tus puntos más y menos fuertes, lo que quieres y lo que no en tu vida, qué te hace feliz y qué cosas puedes modificar para serlo… Piensa en ti, porque si te cuidas tú, estarás cuidando a los que están a tu alrededor.

Pero, ¿qué pasa con respecto a los más pequeños?... apaga sus miedos ayudándole a expresar sus emociones, regálales tiempo de calidad, sin frustraciones ni prisas y hazles sentir como lo que son, las personas más valiosas de tu vida. Escúchales, refuerza positivamente hasta el mínimo detalle, dejando los reproches a un lado porque ellas y ellos, también son verdaderos héroes que hace 22 días que no salen de su hogar y que tienen que ceñirse a rutinas que creamos para acompañarles en su día a día.

Cada niña y niño tiene un ritmo de evolución y adaptación, lo que conlleva a realizar un tipo u otro de actividades tanto individuales como familiares. Piensa de nuevo en ti, y en lo difícil que puede llegar a ser estar tres semanas sin salir el exterior pues entonces y, solo entonces, comprenderemos su situación (que es la nuestra) para seguir acompañándoles desde el respeto, la paciencia y el afecto. A menudo se nos olvida cómo son los niños y todo lo que acontece en su interior. Nos aferramos en pensar en todo lo que debemos ofrecerles sin descubrir primero qué necesitan realmente: a nosotros mismos. Un niño no es un adulto en miniatura, es una persona que necesita entender el mundo a través de ti y con tu ayuda.

(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y especializada en Educación Emocional y en Atención Temprana.

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