Pistas para no engordar en verano
INÉS ROIG (*)
Después de los meses de invierno “escondiendo” nuestro cuerpo bajo abrigos, jerseys y todo tipo de prendas holgadas, llega el momento de la temida prueba de cada verano: el bikini.
Hacer ejercicio durante los meses previos a la época estival y seguir una alimentación sana configuran las pautas claves para abordar la playa o la piscina con una figura de revista. Pero es fundamental hacer de estos hábitos una rutina que se extienda a julio y agosto y, por qué no, a todo el año. Así podremos lucir el mejor cuerpo cada día y batir esos kilos de más que cogemos cuando nos relajamos.
De momento, pensemos en el corto plazo y en cómo seguir una dieta que nos mantenga a raya durante las vacaciones. El calor tiene su lado negativo por el sopor de las altas temperaturas, pero su cara positiva es que invita a tomar alimentos más ligeros, refrescantes y menos contundentes que los que ingerimos en invierno. Y esto supone que esta dieta contenga menos calorías y, por tanto, se convierta en una buena ayuda para no coger esos temidos kilos de más. Ensaladas, frutas, batidos, zumos, cremas frías de verduras, gazpacho, salmorejo, pescados a la plancha, atún, parrillada de vegetales, tés helados… Las opciones son múltiples. Todas ellas frescas, ligeras y apetecibles para hacer frente a las altas temperaturas.
Las ensaladas son una fuente de antioxidantes, fibra y sales minerales. Y admiten múltiples combinaciones. A la base de tomate y lechuga se le pueden añadir, por ejemplo queso de cabra y nueces, todo ello aderezado por una vinagreta casera. Otras ideas acertadas pueden ser la fórmula de ventresca y tomate, o la mezcla de endibias con queso azul o salmón. Sin olvidar las verduras que, cocinadas al vapor o a la brasa, conservan todo su sabor sin añadir muchas calorías. Pimiento, cebolla, zanahoria, espárragos, alcachofas, berenjenas, brócoli, calabacín, calabazas… La variedad es amplia y satisface a todos los paladares.
El gazpacho es un clásico del verano. Esta receta tradicional de la cocina mediterránea puede aportar más o menos calorías, dependiendo de los ingredientes que se echen, y de si lleva o no pan, o más o menos cantidad de aceite. Tomate, pepino, pimiento, cebolla, ajo, vinagre y aceite son los componentes básicos de este plato. A partir de ahí, se le puede añadir más ingredientes, como unas lascas de jamón para enriquecer el plato o pan, a base de pequeñas porciones que acompañen al gazpacho. Estos últimos añadidos enriquecen más, pero no hay que olvidar que aportan alguna caloría de más. En cualquier caso, esta receta supone una opción saludable y recomendada por los nutricionistas cuando se quiere seguir una alimentación equilibrada.
De postre cualquier fruta de verano, como el melón o la sandía suponen buenas opciones. Contienen una gran cantidad de agua, por lo que son alimentos diuréticos que depuran el organismo, y aportan pocas calorías. Si se busca tomar frutar de forma diferente a la habitual los batidos o zumos pueden convertirse en grandes aliados. Además, en ellos se pueden combinar distintas opciones, como naranja y mango, o naranja, piña y fresas.
Los tés helados suponen otras bebidas idóneas para la época estival, bajas en calorías y refrescantes. De las bebidas azucaradas o con gas se debe huir si se quiere cuidar la dieta en verano.
Si a los beneficios de la dieta mediterránea se le suman las bondades de ejercicio o la práctica de yoga o pilates, disciplinas tan en boga últimamente los resultados se multiplican. Caminar por la playa y nadar configuran dos buenas actividades para estos meses que, además de ayudar a quemar calorías, contribuyen a la desconexión y a olvidar, al menos por una temporada, el estrés de la ciudad y del día a día.
(*) Farmacia Las Marinas.