Por qué debería preocuparte (y mucho) tener una tripa cervecera
INÉS ROIG (*)
Tenemos buenas y malas noticias. La buena: ¡la cerveza no tiene la culpa de tu panza! Al menos, no toda. Aunque coloquialmente se la llame tripa cervecera, la cañita no es la única causante de esa prominente colina que te impide otear la punta de los pies. Ella, como mucho, sería (si se consume en grandes cantidades) un ingrediente más de los malos hábitos que engloba la mayor parte de las calamidades que azotan al ciudadano del siglo XXI: Una dieta rica en grasas saturadas, un consumo social frecuente de alcohol y un sedentarismo más que arraigado.
Ahora viene la mala. La estética es lo que menos debería preocuparte. Lo alarmante son los problemas de salud que puede acarrearte. Un alto porcentaje de grasa visceral (se acumula en el interior del abdomen alrededor de los órganos vitales) conlleva un alto riesgo para la salud que puede traducirse en enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión. Aunque los hombres son más propensos que las mujeres, los riesgos de salud relacionados con la grasa abdominal extra aumentan con la edad, a partir de los 35 años en los hombres y de los 55 años en las mujeres.
Las personas con obesidad visceral presentan, en su mayoría, las alteraciones hormonales características de un envejecimiento prematuro. La grasa visceral también afecta al estado anímico, debido al aumento de la producción de cortisol, hormona que se libera con el estrés, y la reducción de las endorfinas, que nos proporcionan la sensación de felicidad y bienestar.
Mucho más rápida y persistente que la subcutánea, la grasa visceral se puede acumular rápidamente y es más difícil de perder, pero se puede llegar a eliminar, con una combinación adecuada de una dieta apropiada y ejercicio. Este tipo de tejido adiposo es “muy activo” y genera un constante bombeo de sustancias tóxicas en el torrente sanguíneo. Este proceso conduce a la acumulación de ácidos grasos libres en el hígado y otros órganos, desequilibrando la regulación insulínica del organismo, el azúcar sanguíneo y el colesterol. Para remediarlo, es aconsejable el consumo de arroz rojo y de omega-3, que ayudan a reducir el colesterol y a combatir esta inflamación celular. El uso habitual de fitonutrientes también es muy recomendado por su papel antioxidante y desintoxicante. Estos nutrientes bioactivos se encuentran en algunas frutas y verduras: tomate, uvas, manzana, fresa, zanahoria, calabaza, espinaca, ajo y cebolla.
El problema con la cerveza viene por la cantidad que se bebe y lo que la acompaña: pizza, patatas, frutos secos, etc. Las proteínas (carnes magras, pescados y huevos) son básicas para deshacernos de ese exceso de volumen.
Matarse a hacer abdominales sin control no sirve para nada, es recomendable la combinación de cardio y de tonificación: El aeróbico es esencial para hacer trabajar al corazón y quemar grasa. Si generamos más masa muscular consumiremos más calorías. Si hay sobrepeso, lo mejor es optar por los que supongan el mínimo impacto articular: caminar, remo, elíptica o natación. Si no lo hay, también se podría añadir la carrera. Lo importante es moverse un poco cada jornada pero, combinando cardio y fuerza. El plazo en el que comenzarán a percibirse los resultados depende del punto de partida desde el que se inicia la puesta a punto pero pueden notarse desde la primera semana que se empieza a cuidar la dieta y a hacer deporte. Fiarse del veredicto de la báscula, en este caso, tampoco es lo más adecuado. Puede que incluso refleje una subida debido al aumento de la masa muscular. Lo importante es fijarse en cómo nos queda la ropa.
(*) Farmacia Las Marinas.