¿Por qué engordamos a partir de los 40?
INÉS ROIG (*)
Pasados los 40, el cuerpo no es el que era. Ganar unos kilos no tiene por qué ser negativo, pero no te resignes si notas que el incremento se ha desmadrado y eso te resta bienestar. Mira el lado positivo. Las canas dan sabiduría. Son el resultado de una máxima incontestable: una aprende con los años. Hay que saber que la inclinación a subir de talla se debe a una serie de cambios en el metabolismo energético, hormonales y en la composición corporal.
El resultado está relacionado con la energía que ingresamos con la comida y la bebida, (en especial el alcohol) y la que empleamos en digerirla. Por otra parte, está la que gastamos en perpetuar funciones corporales, lo que se conoce como metabolismo basal. El cuerpo utiliza alrededor del 10% de la energía para digerir la comida, y sobre el 30% sirve de combustible para la actividad física. Pero la mayor parte se esfuma al alimentar funciones corporales de las que generalmente no somos conscientes. Entre el 55% y el 65% de la energía que gastamos cada jornada se emplea en procesos que tienen lugar en el más absoluto de los reposos.
El gasto energético en reposo disminuye aproximadamente un 5% por década y este descenso puede doblarse a partir de los 50 años. También quiere decir que si la ingesta y actividad se mantienen constantes, el organismo tiende a ganar peso. Otra de las razones que hacen que sea tan difícil mantener la talla es que con la edad disminuye la masa muscular y aumenta la grasa, por lo que es lógico que cada vez se quemen menos calorías y que más energía se almacene en forma de grasa. Por si fuera poco, también hay que hacer frente a diferencias de género. A igualdad de edad, peso y altura se estima que el varón tiene un gasto energético en reposo superior (aproximadamente del 10%) respecto a la mujer.
Pero el cuerpo también da facilidades. A partir de los 40 hay un descenso de apetito debido a que el organismo requiere menos energía, al perder masa muscular y necesitar menos calorías.
Otra cosa que pasa con los años es que se duerme menos y eso significa que el cuerpo consume más calorías. La falta de sueño aumenta en torno a un 5% el gasto energético total. Eso sí, hay que tener precaución, la privación de sueño disminuye significativamente la actividad en determinadas regiones del cerebro y eso favorece que se elijan alimentos más calóricos.
Con todo, engordar a pesar de haber tomado todas las precauciones posibles no siempre es un problema. Hay que valorar a cuánto asciende la ganancia porque no existe un peso ideal para toda la vida; aumentar algunos kilos con los años entra dentro de lo saludable.
Es fundamental recordar que unos hábitos adecuados de actividad física y alimentación pueden ayudar a mantener la masa muscular y a no incrementar la grasa a lo largo del tiempo. Esto implica que las personas de más edad deben realizar actividad física de manera regular y, sobre todo, evitar el sedentarismo para mantener su peso corporal. Los ejercicios de resistencia o fuerza ayudan a mejorar la masa muscular y, por tanto, el gasto energético basal.
Las comodidades propias de la sociedad actual (ascensores, transporte público...) han hecho que también se haya reducido el gasto energético. Además, las kilocalorías importan, pero también importa su procedencia: el consumo de alimentos ultraprocesados se ha incrementado de forma significativa en este tiempo.
(*) Farmacia Las Marinas.