¿Sabe el cerebro cuándo va a sonar el despertador?

¿Sabe el cerebro cuándo va a sonar el despertador?
  18/06/2018

INÉS ROIG (*)

 

¿Somos capaces de contar, de forma inconsciente, mientras dormimos, las horas que pasan? Lo cierto es que no. Si ocurre, se debe básicamente a que la persona ha estado acostumbrada durante muchos años a despertarse a una hora determinada.

            Hay un grupo de células en el cerebro que constituyen el reloj biológico. Este se va autoprogramando para despertarse, más o menos, a esa hora, pero no aconsejamos a nadie que se fíe de su cerebro para despertarse, sobre todo si tiene algún compromiso al día siguiente.

            Dicho reloj interno es el que regula que tengamos sueño durante la noche y vigilia durante el día. Pero este reloj no puede despertarnos a una hora, no podemos manipularlo como un despertador.

            Una persona no puede calcular el tiempo que lleva dormido. El cerebro, cuando duerme, desconecta de todas las actividades de vigilia. Simplemente, va durmiendo hasta que ha cumplido sus funciones de restauración.

            La función del sueño es hacer de “taller de reparación”. Lo que hace es reparar y restaurar el organismo, el sistema inmunitario y el sistema endocrino, mediante neurotransmisores y distintas reacciones químicas. Además, también sirve para regular el estado de ánimo, el apetito y la libido, para asentar la memoria y el aprendizaje.

            ¿Y cómo funciona el sueño? En primer lugar, entramos en una fase de sueño superficial que dura unos 20 minutos. Después, se entra en un periodo en el que comienza la desconexión del entorno para facilitar la entrada en la siguiente fase, cuando el bloqueo sensorial se incrementa y se reduce el tono muscular.

            A continuación, llega el sueño profundo, la más esencial para la recuperación y reparación del organismo, que suele alargarse durante una hora. Posteriormente entramos en la fase REM, durante una media hora. El conjunto de estas fases se organiza de forma cíclica. Cada ciclo puede durar entre 90 y 120 minutos, por lo que, si dormimos ocho horas, pasaremos por cuatro ciclos.

            Normalmente, el cerebro empieza la fase de despertar cuando realmente ha dormido lo necesario. Así, un niño, para reponer y restaurar todo lo que ha gastado durante el día, necesita como mínimo 11 horas. Un adolescente duerme nueve horas, un adulto necesita unas ocho y a partir de los 70 años, con seis o siete horas tiene suficiente. Pero el cerebro realmente se despierta solo cuando ya no necesita más.

            Sin embargo, la vida moderna no permite, en muchos casos, dormir todo lo que el cerebro necesita para descansar, y recurrimos a las alarmas y despertadores. Cuando el despertar no se produce de forma natural, lo que hacemos es interrumpir el proceso. Por eso hoy en día vamos todos cortos de sueño. Si durmiéramos cada día las horas correctas, nos despertaríamos solos después de unas ocho horas.

            Aunque la cantidad de horas de sueño que necesita una persona puede variar de unos a otros, lo que queda claro es que el sueño no se recupera, sino que se pierde. En España, además, dormimos siete horas, casi una hora menos que la media europea. Tenemos unos horarios completamente anacrónicos con respecto a nuestra biología.

 

(*) Farmacia Las Marinas.

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