Salvemos el pelo

  11/10/2013

??INÉS ROIG (*)

El otoño nos recuerda uno de los problemas estéticos más repetidos en los hombres de las sociedades avanzadas: la calvicie. En esta época nos inundan con publicidad contra la calvicie. La analogía de la caída de la hoja es atractiva pero no tiene base científica porque, en los humanos, la caída y recambio del cabello se produce durante todo el año y, además, es un proceso muy diferente al que causa la calvicie común.
 La caída y recambio del cabello es un proceso natural que no tiene que ser confundido con la calvicie.
 Muchos mamíferos cambian el pelo, por ejemplo, cuando llega el verano para hacer frente al calor pero los humanos han perdido esta respuesta adáptate va. Es cierto que en algunos momentos determinados (que dependen de cada individuo) se puede producir más o menos caída del cabello: en condiciones normales, una persona puede cambiar entre 80 y 100 cabellos cada día durante todo el año. Cada cabello crece durante un periodo de entre 2 y 6 años, luego se detiene el crecimiento y posteriormente cae para ser substituido por un cabello nuevo. Es decir que normalmente por cada cabello que cae nace uno nuevo.
 La calvicie es el resultado de un problema sustancialmente diferente a la caída por recambio natural del cabello. En la calvicie común, el folículo o raíz del pelo se encoge poco a poco, produciendo cabellos más cortos y delgados hasta que prácticamente desaparecen.
 Existen otras alteraciones o enfermedades que pueden provocar calvicie, pero en la gran mayoría de casos está asociada a las hormonas masculinas. En concreto, la dihidrotestosterona, que frena el crecimiento del folículo y provoca esta miniaturización que acaba en calvicie.
 El problema no está en tener muchas hormonas masculinas en la sangre sino en que, por causas básicamente hereditarias, algunas partes del cuero cabelludo de los hombres (las entradas y la coronilla, en particular) tienen muchos receptores sensibles a este tipo de sustancias. Cuando la adolescencia varonil dispara las hormonas, los receptores situados en buena parte de la cabeza empiezan a recibir órdenes de dejar de fabricar cabellos, mientras que los receptores situados en la barba, el bigote y el pecho responden a instrucciones totalmente diferentes. La calvicie de patrón femenino no es tan fácil de explicar pero en buena parte está relacionada con el envejecimiento de la persona, sus antecedentes familiares y los cambios en los niveles hormonales al llegar la menopausia.
 El problema es tan antiguo como nuestra misma especie y no hay ningún indicio claro de que ahora exista un porcentaje de calvos más alto que hace por ejemplo, un siglo. Quizás es una percepción debida a que el mundo está más poblado o porque en la sociedad actual se focaliza más la mirada en este tipo de alteraciones. Ni tan siquiera se puede afirmar que la crisis económica actual y los problemas psicológicos asociados provoquen una mayor incidencia de la alopecia.
 La base genética de la alopecia puede ser compensada en parte por algunos factores externos y hábitos de vida.
 En estudios hechos con gemelos y formadas por un fumador y un no fumador, el estudio indicaba que el gemelo adicto al tabaco presentaba una mayor calvicie en la zona frontal, posiblemente causada por el efecto vaso constrictor del tabaco. El problema es que los derivados del tabaco hacen llegar menos sangre a la raíz del cabello. También reanudo comparativamente más calvos los hermanos que tomaban más de cuatro bebidas alcohólicas a la semana y los que tenían más sobrepeso.
 Existen solo dos fármacos que se comercializan para el tratamiento de la calvicie común que tengan una eficacia importante y metódica: el minoxidil, que puede ser utilizado por hombres y mujeres, y la finasterida. El minoxidil es un vasodilatador y sus efectos son limitados en el tiempo; el cabello vuelve a desaparecer cuando se para el tratamiento. La finasterida es un fármaco con efectos positivos contra la calvicie porque disminuye la formación de dihidrotestosterona. La lista de efectos secundarios de la finasterida incluye la impotencia, eyaculación anormal y pérdida de libido entre otros. En las dosis recomendadas para el tratamiento de la calvicie, la incidencia de estos efectos secundarios es muy baja.
 Otra alternativa es la cirugía, el trasplante de cabello. Durante los últimos años la técnica se ha perfeccionado mucho y los resultados son estéticamente muy aceptables.
 Otro campo de investigación que ofrece esperanzas a los calvos es el del plasma rico en plaquetas (PRP) y factores de crecimiento, aunque de momento existen pocos estudios sobre la efectividad de este tratamiento en la calvicie.

(*) Farmacéutica

 

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