¿Soy una persona esponja?
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VERÓNICA MONSONIS (*)
Las personas esponja son aquellas altamente sensibles, quienes absorben las emociones de aquellos que tienen a su alrededor (MundoPsicólogos.com).
La empatía es una capacidad afectiva muy positiva en las personas, pues permite entender a aquellos con los que interactúas. Sin embargo, en el caso de las "personas esponja" este factor puede llegar a ser negativo. Entendemos como una persona esponja, aquella altamente sensible que absorbe sin querer el dolor, la tristeza e incluso los miedos otras personas. En muchas ocasiones llegando a afectarles de forma negativa.
Cómo saber si eres una persona esponja.
¿Si un amigo está angustiado me llego a sentir así?
¿Como excesivamente para sobrellevar el estrés emocional que siento?
¿Me gusta estar solo/a?
¿Me agobia estar en sitios con exceso de gente?
¿Las personas de mí alrededor dicen que soy demasiado sensible?
Si la mayor parte de estas cuestiones ha sido respondida con un sí, entonces es posible que seas una persona esponja.
Características de las personas esponja.
Intuitivas: Aunque nadie les cuente lo que está ocurriendo se dan cuenta.
Empáticas: Quizá demasiado. A veces se entienden tanto la posición de otras personas que llegan a sentirse como ellas.
Atraen a personas tóxicas: A raíz de ser tan empáticas, muchas personas se aprovechan de su sensibilidad.
Responsables de problemas de otros: Sufren por problemas de personas cercanas que no deberían afectarles.
Aprender a gestionarlo.
Cuando nos damos cuenta que estamos absorbiendo los problemas y sufrimientos de otras personas y nos está afectando de forma negativa a nuestras emociones es el momento de hacernos frente y poner soluciones:
Busca personas positivas: Rodearte de personas con buena vibra y energía positiva te beneficiará en tu autoestima.
Aléjate de las personas tóxicas: Las personas tóxicas buscarán tu ayuda en todo momento y se aprovecharán de tu sensibilidad. Mantenerlas alejadas te permitirá gestionarlo y encontrarte mejor.
Pon límites: Nadie te está diciendo que no ayudes a los demás e intentes comprenderles. Pero cuando das prioridad a otras personas anteponiéndolas a las tuyas es el momento de establecer límites para poder hacer frente a lo que tú necesitas y sientes.
Lo importante es que puedas filtrar, meditar y entender lo que estás sintiendo y cómo te pueden afectar las emociones de otras personas. Entiende lo que te ocurre y establece soluciones para hacerle frente lo antes posible para que no pueda afectarte negativamente. Ser sensible no es malo, pero debes aprender a trabajar en ello siempre que lo necesites y puedas sentirte mejor contigo mismo/a.
(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y especializada en Educación Emocional y en Atención Temprana.