Sortear las trampas más sofisticadas del supermercado
INÉS ROIG (*)
Este año se cumplen sesenta años desde que abrió en España el primer supermercado y la cultura de los alimentos procesados no ha dejado de crecer. Pero ahora comienzan a utilizar reclamos saludables que alcanzan cotas preocupantes. Uno puede encontrar agua “baja en calorías”, leche con “fibra natural”... Todo es posible en el mundo de los procesados, pero nada es comida real.
Prácticamente el 80% de la oferta del supermercado es de alimentos procesados, y ultraprocesados, productos que fomentan el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes tipo 2. Por eso, debemos vencer la tentación de sucumbir a la comida procesada y esforzarnos por comer lo mismo que nuestros abuelos, o similar. Pero no es fácil ignorar los anzuelos que nos ponen los procesados, disfrazándose de comida sana, por eso debemos desentrañar los secretos que ocultan las etiquetas nutricionales para que nos ayude a no caer en las trampas más sutiles.
¿Multifrutas o agua con sabor “baja en calorías”? Cuando hagas la compra, junto al agua mineral, te espera una botella que parece agua y que lleva el reclamo de “bajo en calorías”. Es como para pararse a indagar. Si lo haces, primero pensarás que la botella está llena del incoloro, inodoro e insípido líquido, pero luego repararás en la etiqueta y verás que estás frente a un “multifrutas”. Después, te darás cuenta de que no es ni agua ni multifrutas, pero que es más lo primero que lo segundo. Solo el 16% del contenido es zumo de naranja, un 3% de zanahoria y 1% de limón, a partir de concentrados. Poca fruta, mucha agua (el 80%)... y jarabe de fructosa. Es una bebida azucarada. Sería un ultraprocesado que te están vendiendo como saludable. Es cierto que la composición de esta bebida no excede los 10 gr. de azúcar por cada 100 gr. de producto, la barrera para rechazar directamente un alimento, pero ¿qué necesidad hay de endulzar el agua?
Salsa barbacoa “cero”. Una salsa barbacoa sin azucares añadidos es posible, pero ¿la inversión para comercializarla sería rentable? Probablemente no. La salsa “sin azúcares añadidos” mantiene el 100% del sabor, y eso solo es posible gracias a los edulcorantes con los que han sustituido al azúcar. El edulcorante empleado es la sucralosa, que puede alterar la microbiota, bacterias intestinales beneficiosas.
¿“Fibra natural”?, ¿pero esto no es leche? Con letras pequeñas, se indica que el producto contiene leche semidesnatada y un 4% de fibra alimentaria. La fibra previene enfermedades, pero comer verdura es suficiente para reunir toda la necesaria. La verdura, cereales integrales y frutos secos son los ingredientes que aseguran que uno ingiere la suficiente. No es que la fibra añadida a la leche sea mala, pero no es tan beneficiosa como la que está presente de forma natural en una manzana porque los alimentos funcionan en su estado natural, no en las creaciones nuevas que nosotros hacemos.
Pan de molde con “bajo contenido de grasa”. A un panadero tradicional le daría la risa: el pan tradicional no lleva azúcar ni grasas añadidas. Sin embargo, lo anuncia el reclamo del pan de molde de una gran marca de bollería, presente en todos los supermercados. La harina blanca se ha relacionado con el sobrepeso y la obesidad. La alternativa saludable es el pan cien por cien integral.
(*) Farmacia Las Marinas.