Spa Daniya, una experiencia única para vivirla en primera persona

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  30/12/2017

 

Yo no había ido nunca al Spa del Hotel Daniya, y eso que lo tengo al lado. Pero esta semana, por eso del fin de año, he decidido ir no solo por darme un capricho, que también, pero sobre todo porque con todo el trabajo, el estrés familiar de estos días -los niños sin cole- y la rutina diaria, de verdad lo necesitaba. Cuando llegué, le expliqué a una de las chicas, Silvia, la situación que llevaba estas últimas semanas y me aconsejó utilizar primero el Spa, con su piscina, su sauna, sus cabinas y sus chorros. Así lo hice, durante una horita me relajé con el único sonido de la música de fondo y del agua. Un remanso de paz increíble… ¡y yo sin haber ido nunca!

            Cuando ya tuve bastante, pedí consejo sobre qué más hacer. Me vio tan necesitada que me invitó a hacerme un programa facial, una envoltura y un masaje.

            Con el tratamiento facial me explicó que me devolvería la luminosidad a la piel, consiguiendo un resultado visible de rejuvenecimiento. La verdad es que no sonaba nada mal.

            Luego me propuso un tratamiento de envoltura, que incluía una exfoliación, seguido de una mascarilla corporal y una hidratación revitalizante. Todo para relajarme -que buena falta me hacía- y para desintoxicarme, que con los días de excesos, entre comilonas y cenas, no venía nada mal tampoco.

            Ya después de lo propuesto, Silvia me habló de los masajes. Las técnicas milenarias que combinan con el aromaterapia ejercen un poder neurosedante. Aplican su conocimiento sobre el cuerpo, el cráneo, las cervicales y también los pies.

            Después de esa explicación tan convincente ¿quién era yo para negarme a su consejo?

            Pues sí, relajada y lista para un nuevo año 2018. Con la piel increíble, tan buenos los productos que me llevé a casa un pack facial de Kuo’s para mi otro y para mi marido, el corporal.

            ¡Ay, mi marido! me dio tanta pena no compartir la experiencia con él -se quedó con los niños para que yo pudiera ir-, que para Reyes, si se sigue portando bien, le regalaré un tratamiento. ¡O mejor! le acompaño yo, no se vaya a perder entre tanto oasis de relax y bienestar... ¿no os parece?

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