Una Teulada de museo

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  01/05/2022

Teulada tiene todas las condicionas para convertirse en un pueblo de Museo, en letras mayúsculas. La cultura romana estaba basada en el aceite, el trigo y el vino y todo esto lo tiene a pesar de estar arrinconado y a merced del transcurrir del tiempo. Solo hace falta un empujón en forma de voluntad política y de inversión para ponerlo todo al alcance del público. Recurrir al pasado por no perder las raíces y el patrimonio cultural pero, además, entendido como una apuesta por el futuro y hacer de Teulada un referente en este sentido.

Un gran parte del recorrido está hecho. A la carretera de Benimarco, no muy alejado del centro histórico, está el Centro Ecomuseográfico para la Recuperación de Oficios y Calificaciones Tradicionales. Un centro con su propio museo con herramientas, enseres, máquinas y utensilios que tienen que ver con la uva y la elaboración de la pasa.

La antigua Almazara de la Cooperativa Agrícola, en la Avenida Santa Caterina, tiene todo el que hace falta para elaborar vino y aceite. Máquinas, capazos, jarras, las molas, la prensa, ... Está todo y no hace falta más que poner un trifásico porque qu empiece a rodar de nuevo. La idea, según avanza el técnico de Cultura, Jaume Buigues, es transformar la antigua Almazara en un ecomuseuo vivo, es decir, mantener toda la maquinaria a punto –que lo está ya- y que se pueda hacer aceite cuando sea hora. El centro es propiedad municipal desde el 2004 y, por lo tanto, son los políticos quienes tienen la última palabra. “Está todo listo”, asegura Buigues, “porque, hablamos de hace cerca de 35 años, cuando acabó la temporada, se limpió todo y se compraron los “portins” nuevos para abrir. Pero la nueva junta de la Cooperativa, propietaria entonces de la Almazara, no invirtió para adaptarla a la nueva normativa europea”.

            Y, para cerrar el ciclo, todas las máquinas del antiguo molino harinero de Sebastià Pérez, situado en la actual Avenida de Las Palmas, están llenas de polvo pero tienen un valor patrimonial indiscutible. Ahora bien, piden ayuda, de una intervención urgente en forma de compra del inmueble y todo el que hay dentro, porque las filtraciones de agua hacen de la suya y la madera está en peligro de echarse a perder.

 

LA ALMAZARA: VISITAS CONCERTADAS

 

A estas alturas, tienes que pedir cita concertada para conocer los tesoros patrimoniales que contiene la antigua Almazaraa, situada en pleno centro histórico gorrión. Una, la más potente, de las cinco que hubo en su momento, hecho que mujer a entender que Teulada era un pueblo de vino y aceite. Del primero todavía lo es, sin duda, porque los vinos, las mistelas, el cava y el vermut son conocidos en todo el mundo. La producción de aceite, en cambio, se ha reducido a un puñado de “nostálgicos” que han sobrevivido a la presión del ladrillo y el cemento y no han arrancado los olivos.

La Almazara tiene dos partes, el cup, para la elaboración del vino pero no a nivel de producción en grande sino de manera personalizada. Buigues dice que “cada labrador venía aquí y lo hacía todo, prácticamente, él. No era un vino para comercializar”. Cada socio tenía una de las claves de los nueve cups, entrabas tu vino y lo molías. El zumo descansaba una noche y, al día siguiente, sacabas tu vino desde los grifos que todavía están fuera. La brisa se prensaba dentro a cargo de los operarios “pero el resto era un sistema de autogestión”, insiste el técnico.

Y la otra parte es para hacer el aceite que, en este caso, sí necesitaba de la mano directa de los operarios de la almazara. Uno de ellos pesaba las olivas, registraba los datos de la persona y los kilogramos y, en atención esto, después tenías el aceite que te correspondía. Si llevabas más de 100 kg de olivas, la molturación te la hacían personalizada y, si no llega, el proceso era común. “Los labradores”, comenta Buigues, “no entraban dentro. La puerta estaba siempre cerrada a fin de que la sala no se helara, puesto que el aceite necesita de un ambiente caldeado para no collar. Y, además, si la puerta está cerrada se evita que la gente escudriñara, que no es poca cosa”. Las olivas se depositaban en la tolva y después subían por el caracol de Arquímedes que las transportaba hasta la sala interior.

Si hacemos una comparación, Teulada podría ser, muy bien, la Roma de la Marina Alta porque tiene todo el necesario para hacer trigo, vino y aceite y crear un circuito museográfico que no se encuentra en ninguna parte. Nada más y nada menos, que no es poco.

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