Vinos con alma mediterránea y mucho que contar

La IV Mostra de Vins Sigulars i de Poble reúne a veintiocho bodegas en Jesús Pobre 

La del domingo pasado fue una tarde de sol, de calor y de vinos. El Riurau del Senyoret de Jesús Pobre reunió a veintiocho bodegas -seis de la comarca y tres extranjeras- para dar a conocer sus caldos, pero también todo lo que hay detrás de su elaboración. Porque cada uno, como allí se vio, tiene su relato, una historia que contar que lo hace diferente, dice mucho de su carácter y nos ayuda a entenderlo mejor. Se sirvieron 1.300 degustaciones, también vermut, y se habló de cepas, de variedades, de técnicas, de temperatura, de maridajes y de barricas. En esta ocasión, la IV Mostra de Vins Singulars i de Poble invitó a un maestro fabricante para hacer una demostración de cómo va tomando forma una barrica y explicar un proceso que sigue siendo altamente artesano y, al mismo tiempo, fascinante.

La IV Mostra de Vins Sigulars i de Poble dedicó la segunda jornada a los profesionales de la hostelería y centró la atención en la importancia del turismo rural y enológico en el grueso de la oferta turística valenciana. Contó con la presencia del secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, quien remarcó que detrás de cada vino hay esencia mediterránea pero también “una exaltación de valores, inconformismo, investigación permanente, lucha, ganas de generar belleza, de competir, de exportar, de resituarse, aprecio, conocimiento e inteligencia”. Apeló por la ruptura de la dialéctica centro-periferia y por una mirada diversa que nos permita entender una forma de ser y estar influenciada por el mar y que queda perfectamente representada en un lugar como el Riurau de Jesús Pobre.

Hablar de las excelencias de los vinos valencianos, como fruto de una cultura, un paisaje, unas costumbres y un territorio que hay que dar a conocer es uno de los objetivos del manifiesto que leyó Mara Bañó, diez puntos que hablan de cómo se entiende el enoturismo en el territorio valenciano, de los vínculos que crea el vino y las pasiones que desata, del lazo que lo une a la cultura gastronómica, de su papel como activo turístico y cultural, de las ilusiones y retos de una nueva cosecha, de respeto al medio ambiente o del dibujo de un paisaje único moldeado por los viñedos, la tierra y el mar.