Vivir una aventura en el comedor: ¿Cuál es tu rol?
Jaume Berenguer: “No hay nada más friki que imaginarte que eres un caballero medieval o un yedi”
No hacen teatro ni son actores profesionales. Pero saben interpretar un personaje y representarlo lo mejor posible para conseguir un objetivo. Es lo que tiene una partida de rol tradicional, en la que un buen master se adapta totalmente a los jugadores y la situación e historia pueden cambiar en un suspiro. Lo bueno de los juegos de rol es que la oferta es gigantesca y hay multitud de sistemas ambientados en multitud de escenarios, aunque predominan los de temática medieval y fantástica. De hecho, la principal atracción hacia un juego de rol suele ser su ambientación, especialmente en caso de algunas licencias bastante conocidas.
Se trata de un juego interpretativo-narrativo en el que los participantes asumen el “rol” de personajes imaginarios a lo largo de una historia en la que interpretan sus diálogos y describen sus acciones. No hay un guion a seguir, ya que el desarrollo de la historia queda por completo sujeto a las decisiones de los jugadores. Por eso, la imaginación, la narración oral, la originalidad y el ingenio son primordiales.
No hay nada más que preguntar a un jugador para que nos explique sus sensaciones. Jaume Berenguer es miembro de la Asociación de Rol y Estrategia de Benissa y Alicante (AREBA), que cuenta con más de una veintena de socios. Para Berenguer, se trata de “una forma de descargar adrenalina, cuando te imaginas que eres un gran guerrero y vives una aventura en primera persona”. “No pretendemos nada más que quedar con los amigos y pasar un buen rato, como hacen las personas mayores que juegan al dominó”, añade.
En los juegos de rol no gana nadie, no son competitivos. Son juegos colaborativos en los que necesitas al resto de jugadores para lograr un objetivo. Tú asumes un rol, la personalidad de un personaje y, según tu experiencia, cualidades y capacidades, desarrollas más líneas de acción. “Es como si hicieras teatro”, comenta Jaume, “y eso nos convierte en auténticos frikis”. ¿Os consideráis así?, le pregunto. “Hay algo más friki que imaginar que eres un caballero medieval, comandar tropas o ser un yedi de Star Wars?”, contesta. Visto así, igual tiene razón.
Se trata de desarrollar personalidades y cuando más “friki” mejor. Para ello hay que sumergirse en mundos imaginarios basados en obras de autores reconocidos como H.P. Lovecraft, John R. R. Tolkien o el mismo Arturo Pérez Reverte y su Capitán Alatriste. Se juegan partidas sueltas o campañas, es decir, cuatro o cinco sesiones de un mismo juego. AREBA desarrolla ahora la campaña de Pendragon, en la que los personajes van muriendo pero sigues jugando la partida con sus descendientes.
Hay, incluso, un juego, Pandemic, en el que unos investigadores buscan una vacuna para parar una pandemia que se expande por todo el mundo. Curioso, ¿no? Berenguer apunta que “es cierto aquello de que la realidad siempre supera a la ficción”. Por segunda vez, tiene razón.