La primavera el cerebro altera (I)

La primavera el cerebro altera (I)
  09/04/2018

VERÓNICA MONSONIS (*)

 

Hoy seguimos un artículo de nuestro compañero Francisco Pérez (Marzo 2017, lamentesmaravillosa.com) y es que con la llegada de la primavera, llega con ella el buen tiempo, el aumento de las horas de luz solar, un incremento de las temperaturas, etc. De sobra es conocida la expresión “la primavera la sangre altera”. Con el comienzo de esta nueva estación la mayoría de las personas nos sentimos más contentos, más positivos, e incluso con más energía de la habitual. Decimos adiós a los días negros, oscuros, fríos y cortos. Este cambio tiene un impacto positivo (o no) en nuestro estado de ánimo, y es que no todas las personas refieren como positiva la llegada de la primavera. La floración hace que aumenten las alergias o el cambio más significativo que se refiere a la “astenia primaveral”. La astenia es un síndrome que no solo se produce en primavera y que tiene una serie de síntomas distintivos:

            “Cansancio; Fatiga muscular; Dificultad para concentrarnos; Irritabilidad; Falta de apetito; Trastornos del sueño; Dolor de cabeza; Tristeza inexplicable; Falta de motivación”.

            Mucha de la culpa de estos síntomas la tiene el cambio horario. Nuestro cuerpo necesita un periodo de adaptación a los nuevos horarios y al aumento de horas de luz solar y mientras este se produce nos sentimos más cansados. Algo así como un pequeño “jet lag”.

            En este cambio horario juega un papel fundamental la melatonina. La melatonina es una hormona producida por la glándula pineal que disminuye los niveles sanguíneos durante el día y aumenta por la noche, lo cual produce un ritmo diario -circadiano- de sueño y vigilia.

            Cuando se modifica el horario y aumentan las horas de exposición al sol, la glándula pineal tiene que ajustar progresivamente los niveles de melatonina. El organismo, entonces, se ve obligado a “reprogramarse”.

            ¿Por qué se altera el cerebro en primavera?

            La respuesta está en la química. La primavera favorece la liberación de diversas hormonas y neurotransmisores, gracias al aumento de la luz y de la temperatura.

            Los neurotransmisores son sustancias químicas que promueven la transmisión de información entre neuronas. Las hormonas, por otra parte, son sustancias segregadas por determinadas glándulas del cuerpo. Su función es la regulación de la actividad de los órganos y condicionan procesos tan importantes como el sueño.

            En primavera se liberan hormonas como la oxitocina (hormona del amor), la dopamina (neurotransmisor relacionado con el placer) o la serotonina (neurotransmisor implicado en el estado de ánimo). También se liberan otras hormonas como las ya conocidas feromonas.

            Todas estas “sustancias” hacen que sintamos un aumento del deseo sexual y un incremento de nuestro bienestar. Por supuesto que también ayuda el hecho de que pasemos más tiempo fuera de casa y que vistamos de una forma más “ligera”. Todo influye.

            La primavera no es igual para todos.

 

(*) Psicóloga. Máster en Psicología Clínica y especializada en Educación Emocional y en Atención Temprana.

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