¿Por qué no es necesario comer la fruta con piel?
INÉS ROIG (*)
Pocas cosas admiten tanto consenso como que la fruta forma parte de una dieta saludable. Sin embargo, cuando se trata de abordar la discusión sobre si es mejor comerla con piel, que así tiene más nutrientes, o si pelarla es lo más adecuado porque la higiene es lo primero, el camino se bifurca.
Una de las ideas más llamativas que uno puede encontrar actualmente en los foros digitales gravita en torno al supuesto aporte de altos niveles de fibra de la piel de los kiwis. Es falso. La parte comestible es la que alberga la fibra y el resto de nutrientes. No es necesario comerse ni tallos de plantas ni la piel de la fruta para aumentar el consumo de nutrientes.
Que la piel de las manzanas es la parte más importante de esta fruta es una idea grabada a fuego en la ignorancia popular; no parece ser un factor determinante. Según las tablas de composición de alimentos validadas por el Centro de Educación Superior de Nutrición y Dietética (CESNID), el contenido total de fibra de 100 gramos de manzana con piel es de 2,1 gramos, frente a 1,6 gramos sin la piel. Y no hay cambios significativos en el resto de nutrientes. Es decir, la piel solo aporta una pequeña cantidad de fibra. Lo importante es ingerirlas, la cuestión de la piel puede ajustarse a las preferencias de cada cual.
Y el supuesto aporte nutricional de la cubierta no es el único mito que rodea a esta fruta. En internet abundan los vídeos que alertan sobre la toxicidad de las ceras que recubren las manzanas. Es una noticia falsa de gran alcance en redes sociales. Las ceras son totalmente seguras y están autorizadas por las autoridades competentes en seguridad alimentaria europeas. Son para alargar la vida útil y suelen ser frecuentes cuando se destinan a exportación.
La clave no es la piel de las frutas u hortalizas, sino incluirlas habitualmente en nuestra alimentación junto con una amplia variedad de alimentos como el aceite de oliva, frutos secos, patatas, legumbres, pescado… Integrar, al menos, 5 raciones entre frutas y hortalizas al día, siendo 3 de ellas del grupo de las frutas, con o sin piel. Lo único que deberíamos tener en cuenta es que fuesen de temporada y de proximidad, y enteras, antes que trituradas o licuadas.
Para quienes guste tomar la fruta y verdura con piel, el lavado es esencial para evitar infecciones alimentarias. No basta con ponerlas unos segundos debajo del grifo. La fruta con piel debe lavarse y desinfectarse adecuadamente. Para ello se deben poner en remojo durante al menos entre tres y cinco minutos en agua con una cucharadita de lejía de uso alimentario disuelta en 4 o 5 litros de agua del grifo, y aclarar después con abundante agua corriente. Las frutas peladas se ahorran el proceso de desinfección, pero no el de lavado, especialmente si son adquiridas directamente del productor o en mercados locales, ya que pueden tener parásitos.
(*) Farmacia Las Marinas.