Quitarse la Navidad de encima sin sufrir
INÉS ROIG (*)
Las navidades suelen dejar la sensación de que nunca le toca la lotería, que los Reyes Magos no siempre aciertan y que el buen comer le ha enemistado con la cinturilla del pantalón. Con los dos primeros supuestos nada se puede hacer. En cuanto a la hinchazón de más es momento de ponerle remedio.
Huya de fórmulas mágicas y recetas milagro. Del michelín también se sale. Por lo general, en dos semanas, cuatro a lo sumo, podemos estar en nuestra talla de antes. Deje de lamentarse y póngase manos a la obra.
En dos semanas de festejos, una persona con normopeso ganará un kilo y medio, dos kilos como mucho. Otra cosa, dice, es que ya hubiera sobrepeso u obesidad. En estos casos sí que se pueden ganar más kilos. Vuelva a comer saludable. De paso, recuerde que comer saludable es la norma que debería regir su relación con la comida los 365 días del año y así se ahorraría disgustos.
Basta con retomar una rutina saludable: prescindir de los dulces, las grasas nocivas, el alcohol y comer sin atracones. Además, se recomienda aumentar la ingesta de frutas, verduras y legumbres. Un pescado a la plancha con ensalada y una pieza de fruta no es una condena. Es un seguro de vida. Y un salvavidas antimichelines.
Elija entre carnes blancas, pescados, huevos o lácteos si es usted carnívoro. Ábrase a los germinados, la quinoa, la soja y las legumbres si prefiere la proteína verde. Son pobres en grasas y ricos en fibra. Y con un índice glucémico bajo. Así evitamos los picos de glucosa, que se traducen en hambre al poco de comer, y nos mantenemos alejados de la diabetes.
Aunque intente combatir esos kilos de más, tampoco hay que barrer del todo las grasas. Las dietas que las eliminan por completo hacen que el organismo gaste menos energía a lo largo del día. Dos cucharadas soperas de aceite de oliva al día, un poco de aguacate o un puñado de frutos secos le aportarán los lípidos saludables necesarios para metabolizar vitaminas liposolubles tan importantes como la D, E, K1, K2 y A.
Corte por lo sano con los dulces de todo tipo. Olvide las burbujas. Beba agua y notará cómo su vientre vuelve a las medidas de noviembre.
Y hay más. Se deja de ir al gimnasio o de hacer deporte porque no da tiempo entre compras, o reuniones sociales y el cuerpo se acostumbra. Se hace vago. Desarrolla una inercia a la quietud que hace que los primeros días de vuelta la actividad nos parezca mucho más dura de lo que es en realidad. Tú le pides marcha al cuerpo y él te reclama siesta y sofá. Cuanto antes rompa ese círculo vicioso, mejor. Y resulta que cuanto más músculo eficiente tenga, más fibras tendrá que alimentar y más grasa quemará a lo largo del día sin darse cuenta. Por eso, a poco que haga ejercicio, no solo quemará en el rato del esfuerzo, también mientras esté descansando en el sofá. Lo óptimo es alcanzar una rutina mínima de 60 minutos de actividad física tres días por semana. El resto, reposo o una actividad más calmada, como puede ser pasear.
Por último, un estudio reciente relaciona una hora más de sueño con la pérdida de hasta 7 kilos de peso en un año, así que no escatime horas de cama para cumplir su exigente plan de año nuevo.
(*) Farmacia Las Marinas.