Mujeres, madres y arquitectas

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  17/12/2022

 

La sede del colegio de Arquitectos en Dénia exhibe el trabajo de seis profesionales de la Marina Alta que se han abierto camino en un oficio atribuido durante siglos a los hombres

 

ROSA RIBES FORNÉS

 

Corría el año 1936 cuando Matilde Ucelay Maórtua se titulaba en arquitectura. Poco imaginaba la primera mujer arquitecta licenciada en España que 68 años después, en 2004, recibiría el Premio Nacional de Arquitectura. Ella abrió el camino en este país y hoy en día, más de la mitad de los estudiantes de arquitectura en España son mujeres. Quedan todavía obstáculos que salvar, aunque muchas tengan estudio propio o estén consideradas de igual a igual en estudios compartidos con otros profesionales. La conciliación familiar y la crianza de los hijos siguen siendo uno de ellos. En el sector de la construcción, sólo el 30% de los licenciados son mujeres y únicamente el 10% de los puestos directivos en estudios de arquitectura está ocupado por ellas. A las mujeres que han elegido esta profesión rinde homenaje el Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante, que exhibe en la sede de Dénia los trabajos más importantes de seis arquitectas de la Marina Alta.

            Hay estereotipos que cuesta cambiar y, a veces, nos dejamos llevar por ellos y nos vemos envueltos en situaciones ridículas. Porque ridículo es que cuando alguien ve a una mujer dentro de una obra, la inste a abandonarla sin imaginar que pueda ser una arquitecta. Es lo que le sucedió una vez en sus inicios a Reme Giner, perteneciente a una familia de arquitectos de Benissa, cuando visitaba una obra con su padre. “¿Qué haces ahí dentro?”, le preguntaron. Anécdotas de este tipo tiene alguna más, como cuando la confundieran con la secretaria del padre. No obstante, como todas las demás arquitectas que exponen en Dénia, ella se ha abierto camino y trabajo no le falta. Aunque de vez en cuando haya alguien que le pida que ponga más luz en un parking para cuando entren con su coche las mujeres.

            Adriana Ludueña sostiene que lo que te ayuda a abrirte paso como arquitecta es la confianza que depositan en ti las personas. Como dice esta argentina instalada en Calp y que llegó a España hace 20 años, siempre las hay dispuestas a darte una oportunidad y por ello califica como buena su experiencia como mujer arquitecta.

            Si hablamos de hombres y mujeres, la forma de ejercer la profesión puede ser igual en algunas cosas y en otras no, opina Isabel Sendra, natural de Pego. Ella trabajó en varios estudios hasta que abrió el suyo propio en Valencia y desde hace unos meses es la arquitecta municipal de Ondara. Tuvo que hacer un alto en su vida laboral como autónoma en dos ocasiones, cuando nacieron su hijo y su hija. Estuvo apartada de la profesión durante seis años, con escasa ayuda económica por parte de la administración -recalca- y a la vuelta se vio obligada empezar de cero porque, como ella indica, “la situación del mercado era diferente, los salarios estaban por los suelos y las exigencias eran mayores”. Su voluntad ha sido siempre la de trabajar y ser una buena profesional, “pero también madre”. Ahora, con la visión que da el paso del tiempo, reconoce que llegó a sentirse mal por la decisión de dejar el trabajo durante un tiempo para dedicarse a criar a sus hijos. Y que eso ocurra, subraya, “significa que las cosas no van bien”.

            Opina Dalia Alba, con estudio de arquitectura en Moraira, que hay que hacer equilibrios entre el ámbito familiar y el laboral. También ella ha encontrado desigualdades y ha visto menos valorado su trabajo, pero está convencida de que el equilibrio en la igualdad es posible en un futuro que no ve tan lejano.

            La maternidad, también en esta profesión, puede ser un ‘problema’ y te puedes encontrar con “0 respeto” de la gente de alrededor cuando te coges la baja, explica Beatriz García. “Al principio te cuesta mucho más que te respeten en general”, dice esta arquitecta con despacho en Dénia, “y en reuniones con hombres a veces ni te miran”. Se hace necesario más tiempo, más dedicación e incluso “ponerse seria, más borde, hablar incluso un poco mal para que te respeten”. Pero eso es solo cuestión de tiempo, por lo que ser mujer y arquitecta no es un problema.

            La exposición que el miércoles se inauguró en la sede del Colegio de Arquitectos de Dénia incluye también proyectos de Sirine Ghadban (Xàbia), que no pudo asistir al acto. Rehabilitaciones, viviendas de nueva factura, edificios públicos… La muestra pone en valor la función importante que juegan las mujeres en la Arquitectura, pensada durante siglos por y para los hombres. Las seis arquitectas escogidas recogen el fruto de aquellas mujeres que como la austriaca Margarete Schütte-Lihotzky, la alemana Lilly Reich o la misma Matilde Ucelay fueron valientes y dieron un paso al frente y se atrevieron con el arte de proyectar, construir y reformar edificios.

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