¡Guerra a las colillas!
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La activista Jeane Feitosa y el movimiento Cultura Sostenible Dénia impulsan iniciativas para que los restos de cigarrillos no acaben contaminando el suelo
LLUÍS PONS
Uno de los iconos del incivismo urbano más clásico que a uno le viene a la mente es el descarado vertido del cenicero del coche repleto de colillas desde la ventanilla o la parte inferior de la puerta del vehículo directamente en el suelo. Una escena afortunadamente cada vez menos común, aunque mucho más trascendente y preocupante es la cantidad de residuos y restos de cigarrillos que todavía hoy terminan en el suelo que pisamos, y a los que concedemos cierta naturalidad, como si realmente formaran parte del diseño de la calzada. Basta con bajar la vista en cualquier calle o escenario ocupado por humanos y echar una consciente mirada para darse cuenta de su impacto.
Esta inquietud es la que ha animado a activistas como Jeane Feitosa, una brasileña afincada en Dénia desde hace un par de décadas, sensible al ecologismo y el bien común, a impulsar iniciativas para acabar con estos vertidos que, además asegura, resultan altamente contaminantes y tóxicos no solo para el suelo que pisamos, sino especialmente para el subsuelo.