Haciendo música y disfrutándola

Dicen que la música no tiene edad y que nunca es tarde para empezar a aprender. De esto sabe bastante la Asociación Musical Coda de Gata de Gorgos, que este 2024 ha celebrado el quinto cumpleaños. Han sido cinco años de formar músicos pero también de sensibilizar con la música, despertar ilusiones y hacer realidad propósitos. Desde los talleres de estimulación musical de su escuela, las clases de lenguaje musical y de instrumento o desde el sí de alguna de sus formaciones -bien sean vocales o instrumentales-, la asociación se ha consolidado como una entidad con presencia en el municipio, capaz de aglutinar a un buen puñado de personas y también de hacerlas disfrutar con y de la música.

La banda de música es posiblemente la formación musical más conocida de las nacidas dentro de la asociación. Ahora bien, en Coda no solo se hace música. Se canta también, y no poco. A la banda, el conjunto instrumental, la orquesta de cuerda y el conjunto de cuerda pulsada se suman los coros infantil y juvenil, además del coro góspel. Nació hace dos años y, a pesar de estar formado mayoritariamente por personas adultas, está abierto a jóvenes que quieran continuar cantando después de pasar por el coro juvenil. Cuenta con una plantilla de 33 cantantes, algunos de ellos procedentes otras pueblas de la comarca. “Hemos apostado mucho por el tema de la voz, el instrumento más importante que tenemos”, comenta Sebastià Roig, director de la escuela. A pesar de que a veces se nos olvida.

También es importante la apuesta que se ha hecho por la estimulación musical para niñas de 1 a 3 años. Cómo en el caso anterior, acuden al taller no solo vecinos de Gata; también de pueblos del alrededor, como Xàbia y Jesús Pobre. Roig explica que padres y madres son conscientes de los beneficios de trabajar el ritmo y el movimiento en estas edades y, cuando tienen un segundo hijo, repiten la experiencia.

A lo largo de su corta pero intensa trayectoria, la Asociación Musical Coda se ha implicado en proyectos y actividades que transcienden el ámbito del municipio. Todos de cariz musical pero algunos, además, con una vertiente solidaria. Es el caso del programa Un canto en la vida, con actuaciones benéficas destinadas a apoyar proyectos de Cáritas o de las asociaciones Aspanion o Payasospital, por ejemplo.

Sebastià Roig hace un balance muy positivo de los cinco primeros años de la asociación y muestra su satisfacción por el hecho de que los primeros alumnos de la escuela -que se puso en marcha unos años antes- finalizan ahora sus estudios profesionales de música. Ellos han optado para continuar estudiando en el conservatorio pero muchos, de una manera o de otra, continúan vinculados en la escuela de música, señala.

“El trabajo que hemos hecho ha dado sus frutos”, dice el director, “y las familias han ayudado y se han involucrado mucho”. En estos momentos, hay matriculados alrededor de 200 alumnos y en alguno de los talleres de estimulación musical existe lista de espera.

Roig destaca la tradición musical que hay en la comarca, sobre todo a nivel de bandas. No ocurre lo mismo en el caso de las orquestas, pero la Coda puede presumir de tener una. También de los 18 alumnos matriculados en las clases de canto, “que no se puede estudiar en todas las escuelas”. Presume de esto y también de dirigir “una escuela muy activa”, que se implica en muchas actividades y dónde no se acude solo a aprender. Porque, como él dice, “aquí se viene a disfrutar, los músicos, los profesores y el público”.

Y esto es lo que han hecho a final de año con las audiciones por instrumentos y el concierto de Navidad. Un no parar. Aquí tenemos música para rato.